Con la cosmética pasa como con la virtud, que debe estar en el término medio. Es decir, que a la hora de cuidarse piel, pelo o dientes, no puede una pasarse, pero tampoco no llegar porque delante del tocador tan malo es pecar de omisión como darlo todo sin mesura ni control. Por ejemplo, ¿sabías que usar demasiado champú ensucia el pelo? ¿O que si exfolias la piel con excesiva frecuencia o fruición te salen granitos?

Punto por punto, desvelamos las estrategias para encontrar el equilibrio justo y lucir guapa y esplendorosa cuidándote lo justo.

© Lamberty
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PELO: a vueltas con el champú

El no-poo es un peligroso término, supuestamente eco, que hace poco defendía el no usar champú y sustituirlo por agua, bicarbonato y vinagre. Este gesto, aparentemente inofensivo y estupendo para el ahorro familiar, aumenta el riesgo de infecciones en el cuero cabelludo. «Quienes lo defienden quieren huir de sustancias artificiales o aditivos químicos contenidos en los champús comerciales, y que pueden producir irritaciones en el cuero cabelludo o estropear el pelo. Además, mantienen que, al no usar champú, el pelo produce menos grasa y, por tanto ,se mantiene limpio durante más tiempo», explica la Dra. Lola Conejo-Mir, dermatóloga de Sevilla y miembro de la AEDV.

Pues… malas noticias. «En primer lugar, el champú elimina la grasa producida por las glándulas sebáceas, donde quedan atrapadas las células muertas del cuero cabelludo, la suciedad, o las sustancias que nos apliquemos en él, como lacas, gominas, etc. Esta grasa o sebo debe eliminarse periódicamente por razones que van más allá de lo meramente estético, ya que supone una importante fuente de microorganismos que pueden favorecer las infecciones. En segundo lugar, no lavar en absoluto el cabello no va a hacer que no produzcamos nada de sebo. La cantidad de grasa que produce cada persona está determinada hormonalmente y no exclusivamente por la cantidad de veces que nos lavemos el pelo. Es por ello que, al seguir este método, muchas personas no logran controlar la grasa sólo con agua y recurren al bicarbonato para eliminarla, pero el pelo no entiende de métodos: si abusamos del bicarbonato conseguiremos el mismo efecto que con el exceso de champú (producir una sobreproducción de grasa). Además, el bicarbonato tiene un pH más alcalino que el del cuero cabelludo, pudiendo producirnos irritación, y su uso continuado nos puede decolorar el cabello», sostiene la experta.

Que no te confundan las tendencias. Que aunque ahora sobre las pasarelas se lleve el pelo sucio, no quiere decir que olvidemos una higiene básica. © Mondadori Photo
La suciedad del cabello debe eliminarse periódicamente porque suponen una importante fuente de microorganismos que pueden favorecer las infecciones. Y además está la estética, claro… © Mondadori Photo

María Castán, Experta Científica Global de Wella, lo explica muy sencillo: «Lavarse el cabello sin champú es como lavar un jersey con agua y sin detergente. ¿Queda mejor después de pasarlo por agua? Así es, pero, ¿está limpio y se han quitado las manchas? La realidad es que no». Debido a nuestro ritmo de vida, contaminación y suciedad que se adhiere a nuestro cabello, no es suficiente lavarlo con agua, se necesitan ingredientes que disuelvan el sebo y la suciedad para quitarlos del cabello. Todos nos lavamos las manos con jabón (no solo con agua) cuando las queremos tener limpias, sin embargo no nos lavamos las manos cada 5 minutos porque no es beneficioso para la piel. Lo mismo ocurre aquí, hay que lavarse el cabello con champú en su justa medida y siempre con un champú que sea suave para el cuero cabelludo y apto para nuestro tipo de cabello».

Con ese pelazo, damos por hecho que Taylor ya conoce estas enseñanzas.
Con ese pelazo, damos por hecho que Taylor ya conoce estas enseñanzas.
  • Control con el champú.

Por otro lado, tampoco es interesante ponerse medio envase de champú y convertir la ducha en la fiesta de la espuma de Pachá. Ángeles Camargo, responsable de formación de Simone Trichology, lo tiene claro: «No hay que usar más cantidad de champú de la recomendada y hay que concentrarse en limpiar el cuero cabelludo, no tanto la melena». Ahora bien, ¿la cantidad de champú adecuada existe? Según los expertos de Schwarzkopf, sí: «La cantidad de champú equivalente al tamaño de una avellana sería suficiente para el pelo corto o las medias melenas. Si tienes el pelo largo ajusta esta cantidad a la largura de tu cabello. Pero no más», sostienen.

Tampoco hay que pasarse frotando. Hacerlo puede sobreestimular las glándulas sebáceas y que se pongan a producir grasa como si no hubiera un mañana.

Sobre la frecuencia de lavado también hay discusión. Mientras los dermatólogos defienden que hay que lavarlo tantas veces como se note sucio, los peluqueros dicen que, para conseguir los mejores resultados con el champú, se ha de lavar cada dos o tres días. ¿El motivo? Que el cabello agradecerá ansiosamente este cuidado y responderá con flexibilidad y un brillo sedoso. Toma ya.

¡Uy qué malos pelos! A ver si te estás pasando con el champú... © Mondadori Photo
¡Uy qué malos pelos! A ver si te estás pasando con el champú… © Mondadori Photo
  • Duda: ¿Si me paso cepillando se me caerá el pelo?

Pues no. A menos que te vuelvas loca. «Muchas mujeres tienen pánico a la hora de cepillarse el cabello porque piensan que el cepillo les va a arrancar fibras, pero la realidad es muy distinta. Siempre y cuando utilice un buen cepillo para el cabello y el cepillado diario sea normal –es decir no agresivo, ni excesivo- éste no va a acelerar la caída. El cepillo retira aquellas fibras capilares que ya se habían caído y no estaban ancladas. Es normal perder una media de 50-100 cabellos cada día, por lo que no debemos preocuparnos si perdemos esta cantidad», argumenta María Castán. «El cepillado excesivo es algo que debe evitarse simplemente por el riesgo de dañar la melena. Si tienes nudos o grandes enredos, comienza a cepillarte en la parte inferior, para no agregar presión excesiva en el tallo capilar», apuntan desde Pantene.

Buenas noticias, que os podéis cepillar el pelo que no se os va a caer más por ello... © Mondadori Photo
Buenas noticias, que os podéis cepillar el pelo que no se os va a caer más por ello… © Mondadori Photo

CARA: cuando lavar, exfoliar e hidratar puede ser malo

Es el gesto de belleza más importante para que el resto de cosméticos funcionen correctamente y la piel se vea bonita. Hasta ahí, todo verdad. Ahora bien, ¿te puedes pasar de pulcra? Sí. Desde Estados Unidos nos alertan sobre el face overcleansing, un problema que se da entre las aficionadas a las limpiezas constantes que, además, sufren acné, la piel muy seca y/o sensible. Lavada con demasiada frecuencia e intención deja a la piel desprotegida en sus capas más sensibles, eliminando la barrera natural que tan necesaria es para evitar el envejecimiento prematuro.

Si notas que, tras lavarte la cara, la piel está tirante, ¡ojo! Estás abusando. Los dermatólogos recomiendan: una vez al día y con un producto adecuado a tu tipo de piel. Solo en ocasiones puntuales, si realmente tu piel es muy grasa, prueba a hacerlo dos veces, en la mañana y la noche.

¿Sabes cómo te vas a limpiar la cara tras ese 'dramático smokey eye'? © Marquez
¿Sabes cómo te vas a limpiar la cara tras ese ‘dramático smokey eye’? © Marquez
  • Una exfoliación excesiva no sólo no ilumina más, sino que puede provocar manchas.

Una vez a la semana es fetén. El peeling se lleva por delante las células muertas, por lo que la piel se suaviza, abrillanta, recibe mejor los activos y disimula el tamaño de los poros. Pero aumentando la frecuencia y/o la intensidad, se pueden producir diferenciaciones celulares anómalas. Si se reduce demasiado el grosor del estrato córneo, que no debe liberar más de una capa de células al día, la piel se queda indefensa. La capa córnea es, junto con la melanina y el sudor, una de las defensas que la piel tiene contra el sol. En realidad, actúa como un filtro físico contra las radiaciones. Si se afina demasiado, puede sensibilizarse frente a los UV, dando lugar a manchas oscuras y eritemas.

Una exfoliación excesiva puede provocar manchas oscuras y eritemas.
Una exfoliación excesiva puede provocar manchas oscuras y eritemas.
  • La verdad sobre el acné cosmético

Existe otro drama beauty: equivocarse de crema. Porque aunque un primer error puede ser no usar crema con la excusa de tener la piel grasa (recuerda: la piel grasa también puede deshidratarse; no descartes una hidratante oil-free), es una mala costumbre atiborrar la piel de activos con la sanísima intención de cuidarla primorosamente.

Tenlo claro cristalino: la cantidad importa. No hay que pasarse. La dermis, a partir de un nivel, no absorbe más sustancias por mucha crema que se aplique. Y tampoco usar varios productos garantiza una mejor respuesta por parte de la piel.

De serum se deben usar cinco gotas: una en la frente, una en la barbilla, una en la nariz y una en cada mejilla. No más. De crema hidratante de día, no por poner más va a ser mejor. De hecho, puede ser peor. ¿Sabías que existe el acné cosmético? Aparece cuando hacemos mal uso de las cremas: o demasiada cantidad o de una textura que no conviene. Si la crema es líquida, quizá haga falta aplicar un poco más, pero la cantidad estándar de tratamiento facial es de un guisante. En cuanto a la crema de noche, con ella mejor quédate corta porque suelen ser más untuosas. ¿Qué tal medio guisante bien calentado en las palmas de las manos y aplicado con ligeras presiones sobre el rostro? De contorno de ojos es suficiente con un grano de arroz para cada ojo, incluyendo párpado inferior y bajo la ceja. Recuerda que no todas las fórmulas son adecuadas para aplicar en el párpado móvil; mira bien el envase.

¡Cuidado Kim, no te pases! Que tú tienes cara de ser de las que siempre se echan de más.
¡Cuidado Kim, no te pases! Que tú tienes cara de ser de las que siempre se echan de más.

DIENTES: Sé constante, pero delicada

Hay gente verdaderamente obsesionada con la higiene buco-dental. Le alabamos el gusto. Lo no quiere decir que, si no se toman en serio las pautas recomendadas, pueda acabar más desdentado que El Pozí. Para empezar, no hay que salir corriendo a cepillarse los dientes nada más comer. Los expertos justifican una media hora de tregua ya que, hasta pasados 30 minutos, no disminuye el nivel de acidez sobre los dientes y es mejor no cepillar en ese momento ya que el ácido desmineraliza y debilita la superficie del diente, lo que nos hace más propensos a la caries.

La frecuencia también importa. Cada vez hay más dentistas que prefieren dos veces al día, dos minutos, realizado correctamente, que varias veces al día, tres minutos, en plan compulsivo. Si tienes que elegir, no te saltes el cepillado de antes de ir a la cama. Y, después de comer, confórmate con pasar seda dental y enjuagarte la boca con agua o colutorio.

Por último, ¡no uses demasiada pasta de dientes! La boca se llena de espuma, provocando una sensación de limpieza que no tiene por qué ser real.

¿Te lo has aprendido todo? © Mondadori Photo
¿Te lo has aprendido todo? © Mondadori Photo