Ponte en situación. Vas en busca de una crema hidratante para el rostro y tienes tres opciones: la primera, entrar en cualquier supermercado y hacerte con una de marca blanca por unos 3 euros; la segunda, acudir a una perfumería y elegir una marca específica cuyas indicaciones cuadren con tu tipo de piel entre un amplio abanico de marcas que bailan entre los 6 y los 50 euros; y la tercera, ir a una farmacia y, tras explicar al farmacéutico las necesidades de tu piel, llevarte tu nueva crema, cuyo precio puede ir desde los 15 hasta los 50 euros, dependiendo de sus características.

La diferencia es clara y el precio juega un papel fundamental, pero cada vez nos preocupa más nuestra imagen y el cuidado de nuestro cuerpo, ¿qué pesa más en la balanza? ¿Existe una relación directa entre lo que pagamos y la calidad del producto?

¿Sabrías cómo elegir?

Sin avanzar la respuesta, es un hecho que comprar cosmética en farmacia es una tendencia en auge. Nos fiamos más de sus productos, nos dejamos aconsejar por sus profesionales y confiamos más en sus marcas. Pero ¿lo hacemos por las razones correctas? ¿Existe una diferencia real entre la cosmética de farmacia y la que podemos encontrar en el mass market?

© Wu Gui Qi

Para comenzar, cabe especificar que en las grandes superficies podemos encontrar tanto marcas blancas (normalmente específicas de cada cadena de supermercados), como reconocidas firmas de belleza. La diferencia entre sus productos será, por un lado, su precio, y por otro, lo concreto de su tratamiento. “Para que una crema hidratante hidrate, tiene que traspasar ciertas barreras de la piel, pero la forma de elaborar una crema que cuesta 3 euros no es la misma que se utiliza para una que cuesta 18. La primera te dará sensación de hidratación pero en realidad se quedará en la capa superficial y no estará pasando las barreras de la piel… no estará cumpliendo por completo su función”, cuenta N.D., farmacéutica.

Entonces, ¿son adecuados este tipo de productos para tu piel? ¿Cuándo sería suficiente una crema de supermercado? Y, lo más importante, ¿en qué casos sería efectiva? I.M., farmacéutica experta en dermocosmética, nos lo explica: «Puedes encontrar muy buenos cosméticos en el mass market, productos de calidad, que cosméticamente son muy eficaces y que te servirán si tienes una piel normal y no estás buscando un tratamiento concreto”.

© Mondadori / Vittur Marco

Aún así, y aunque que no siempre representan su calidad, tanto el precio como el lugar en el que se encuentre el producto son hoy en día indicativos de sus propiedades. Por eso cada vez más marcas de belleza y cosmética buscan posicionarse entre los productos de parafarmacia: «Encontramos en un mismo canal el lado más seductor de la cosmética y la rigurosidad de la prescripción médica y de la recomendación de un experto en salud», comenta Laura Rodríguez, Marketing BM de Comodynes (a la venta en farmacias).

Apivita es otra de las firmas que también se vende en los locales de la cruz verde, y su directora de formación, Susana Fernández, indica: “Los productos cosméticos en farmacia ofrecen la seguridad, tolerancia y eficacia que garantiza el canal. Detrás de cada producto hay un laboratorio que dedica un gran esfuerzo a la investigación: además de una máxima calidad, contamos con un profesional de la salud que nos aconseja al conocer las necesidades de nuestra piel o nuestro cabello, los principios activos que llevan los cosméticos o las posibles reacciones o incompatibilidades en función de las características y circunstancias de cada persona».

Línea Holística Capilar de Apivita, líder en champús farmacéuticos.

Es esta justamente la diferencia fundamental entre surtir tu neceser en tu supermercado habitual o hacerlo en una perfumería o farmacia: en las últimas habrá un experto que podrá recomendarte lo que sea mejor para ti, en especial si tu piel precisa cuidados especiales. Por eso, indica I.M., «si estás buscando algo que te trate un poco más la piel o tienes una hipersensibilidad, atopía, lo que sea… las de supermercado son cremas que no cuidan tanto esos principios activos que necesitas, o no los contienen en tanto porcentaje. Por eso los productos que encuentres en una farmacia serán más adecuados para ti. Además, por supuesto, del consejo personalizado y profesional del farmacéutico que es un valor añadido al que el producto ya tiene por sí mismo», recomienda.

Cada producto trae consigo unos ingredientes, una formulación y unas características que la mayoría de pacientes no sabe leer en su etiquetado y, precisamente, la labor del farmacéutico es conocerlos, saber si pueden ir bien con la piel del paciente y recomendarle o no su uso. Para Rosalía Gozalo, vocal de Dermofarmacia del COF de Madrid, su papel es fundamental: “Solo el farmacéutico puede dar un consejo de calidad basado en su formación. Conocimiento, calidad, confianza y cliente son las cuatro claves por las que la dermofarmacia funciona tan bien. Por ellas tenemos el poder de convertirnos en prescriptores”.

© Marco Vittur

Y es que, tal y como pasa con las dietas, los productos cosméticos no son intercambiables ni sirven para todo y para todos. Cada una de nosotras tenemos unas necesidades especiales que solo un profesional podrá diagnosticar. Así que tus opciones vuelven aquí a multiplicarse.

Si tu piel es normal y no estás buscando un cuidado especial, puedes confiar en la calidad de los cosméticos del mass market, porque todos han pasado rigurosos controles de calidad, obligatorios en la Unión Europea. Si buscas unas características específicas (como, por ejemplo, que tu crema hidratante tenga factor de protección), las firmas especializadas en belleza que encuentres en las estanterías del supermercado o en cualquier perfumería cubrirán tus necesidades.

Pero si, por el contrario, tu piel necesita un tratamiento especial o quieres reforzar los cuidados básicos, el consejo de un farmacéutico y la calidad de los productos de farmacia serán óptimos para ti. Y no solo por su opinión, sino también por su seguimiento: «Es importante hacer seguimiento de los tratamientos, aunque sea una crema de día o un sérum, hay que citar al paciente cada cierto tiempo para que acuda a la farmacia y revise cómo avanza su piel», remata Rosalía Gozalo.