Platos compuestos por los alimentos más sanos, vasos de agua templada con limón en ayunas, zumos verdes que pasean desde Hollywood hasta la Gran Manzana las manos de las tops… Perder los kilos de más, depurar nuestro cuerpo de los excesos del verano, o simplemente cuidarse (a veces incluso llegando a ser una obsesión) son los motivos que nos llevan a buscar en internet recetas y métodos milagrosos para sentirnos mejor por dentro. Pero, ¿es esto suficiente?

Día a día nuestro cuerpo no se alimenta únicamente de comida y bebida, también lo hace de emociones que, al igual que los excesos ingeridos (alcohol, grasas, azúcares…), necesitan ser eliminadas. ¿No te suena eso de “son tantas cosas acumuladas que ya he explotado”?

Reacciona antes de explotar.
Reacciona antes de explotar.

Pero esperar a “explotar”, lo que equivaldría a sufrir una intoxicación alimentaria, no es nada beneficisoso para nuestra salud mental ni física, ya que las emociones pueden repercutir directamente en la aparición de enfermedades (los dolores de espalda, de cabeza, estómago u otras afecciones suelen estar ligados a nuestra mente). Detenerse un momento al día para cuidar nuestras emociones, especialmente en la sociedad en la que vivimos, repercute positivamente, no solo en nuestro cuerpo, sino también en las relaciones de trabajo, amigos o pareja.

Para que entendamos el efecto que las emociones producen en nuestro cuerpo David Sánchez Julián (Tlf: 615 623 548), asesor de emociones y trainer PNL-IE y mindfulness, nos pone un ejemplo muy gráfico: “Los pensamientos crean nuestra realidad, según pensamos nuestra vida. Así que, ¿cómo verá o sentirá su entorno una persona tóxica y negativa? Visualiza a alguien con una mochila llena de piedras cargada a la espalda. Hace su vida normal con este lastre desde que se levanta hasta que se acuesta. ¿Cómo puede sentirse al cabo del día? ¿De la semana? ¿Y del mes? ¿Y en las relaciones personales? ¿Y profesionales? Terminará agotado, de mal humor y desmotivado para realizar cualquier tarea o compromiso añadiendo dolores físicos y enfermedades con el tiempo. ¿Y una persona que no lleva esta carga? Su vida es completamente diferente en todas las áreas”.

Nos centramos en limpiar el cuerpo pero... ¿y la mente? © Qi Zohu
Nos centramos en limpiar el cuerpo pero… ¿y la mente? © Qi Zohu

Ahora estarás pensando que todo esto es muy fácil decirlo y que está fenomenal para los monjes tibetanos que tienen todo el tiempo (y la paciencia) del mundo. Sin embargo, es precisamente en nuestra sociedad donde debemos tener más cuidado. Sánchez Julián nos alerta: “Vivimos en una sociedad que va a mil por hora, en la que no nos permitimos darnos cuenta de nada, ni si quiera de nuestras propios pensamientos. Vivimos en la era del déficit de atención, diálogo interior negativo, estrés, comida rápida, el todo vale… Creo que hemos perdido la conexión con lo que realmente debemos estar conectados, con nosotros mismos. Esta falta de atención no nos permite darnos cuenta de nuestro estado ni del que nos rodea, generando así situaciones de desmotivación, estrés y negatividad. Y todo porque no sabemos parar y gestionar nuestro interior, vamos como robots por la vida y nos estamos dando cuenta de que no lo somos, nos hemos equivocado en cómo vivir y ahora hay que cambiar el paradigma. Necesitamos desarrollar la inteligencia emocional”.

"Nos hemos equivocado en cómo vivir y ahora hay que cambiar el paradigma."
«Nos hemos equivocado en cómo vivir y ahora hay que cambiar el paradigma.»

Desconectar diez minutos al día para preocuparnos por nuestra mente, no nos costará mucho, por muy estresados que viviamos. Porque el verdadero ejercicio hay que llevarlo a cabo en la rutina y no durante el periodo de vacaciones, en Grazia hemos elaborado una guía para principiantes que deseen desintoxicarse mentalmente. Toma nota:

En “Come, reza, ama” Julia Roberts encuentra en Bali la paz espiritual. No hace falta irse tan lejos para buscarla, aunque si puedes… un viaje así no le amarga a nadie.
En “Come, reza, ama” Julia Roberts encuentra en Bali la paz espiritual. No hace falta irse tan lejos para buscarla, aunque si puedes… un viaje así no le amarga a nadie.
  • Practica ejercicio. Y no nos referimos a ir al gimnasio (que también te vendrá bien), sino a sencillas prácticas que te harán más fuerte: “Levántate y mírate fíjamente al espejo con los ojos lo más cerca posible y pregúntate: «¿Quién quiero ser? ¿Cómo quiero que sea mi día? ¿Y mi vida?» Contéstate hablando despacio y conscientemente. La gente no suele practicar este ejercicio porque tenemos la tendencia a creer que las cosas tan sencillas no funcionan. ¡Error! Aporta mucha energía para comenzar tu día”, nos recomienda Sánchez Julián.
  • Controla tu respiración. “Tras levantarte y mirarte al espejo, antes de empezar el día, dedícale 15 minutos a tu respiración. Enfoca toda la atención en el aire que entra dentro de ti siguiendo su curso natural: nariz, fosas nasales, garganta, traquea y pulmones. Todas las veces que pierdas el foco, que lo perderás, vuelve a reconducirlo amablemente. Este ejercicio puedes realizarlo todas las veces que quieras a lo largo del día. Esta práctica constante ayuda a tener la mente calmada y atenta a lo importante”.
Cosas tan sencillas como controlar tu respiración te ayudarán.
Cosas tan sencillas como controlar tu respiración te ayudarán.
  • Genera pensamientos positivos. En invierno llueve y hace frío, en verano hace calor… ¿de verdad merece la pena quejarse temporada, tras temporada de las condiciones meteorológicas?
  • Si no tienes nada bueno que decir de una persona, cállate. No solo harás daño a esa persona, sino que te lo harás a ti misma. Los comentarios negativos te meterán en un círculo vicioso del que te costará salir.
Si no tienes nada bueno que decir, mejor cierra la boca.
Si no tienes nada bueno que decir, mejor cierra la boca.
  • Sé objetiva. Intenta escuchar a los demás sin llevarlo al terreno personal. No te sentirás atacada y te convertirás poco a poco en una buena oyente.
  • Toma nota de tus emociones. Puedes enseñárselo a alguien de confianza o guardarlo para ti misma, pero plasmarlo sobre un papel, aunque no lo creas, te ayudará.
  • Busca soluciones. Piensa en cómo vas a erradicar los sentimientos negativos de esa lista que acabas de escribir.
  • Lee un libro (o dos, o tres…) que puedan ayudarte. Sánchez Julián nos recomienda: Reinventarse, de Mario Alonso Puig; Tus zonas erróneas, de Wayne Dyer y Más Platón y menos Prozac, de Lou Marinoff. Aunque para este asesor de emociones, lo mejor es “ir a una librería, preguntar por la sección de desarrollo personal-liderazgo, echar un vistazo y con aquel que sintonices, que vibres o con el que sientas un flechazo, cógelo ¡Déjate llevar por tu intuición! Es la mejor forma de empezar a conectar con el cambio”.
Lee un libro (o dos, o tres…).
Lee un libro (o dos, o tres…).
  • Olvídate del calendario. En tu cabeza tienes ciertos días aumidos como “depresivos” solo porque la sociedad te lo ha inculcado desde que tienes uso de razón, estos son los lunes y la vuelta de vacaciones. Sin embargo, ¿te das cuenta de que son precisamente los que más energía deberías tener, y no el viernes, cuando estás más cansada?
  • Para diez minutos al día para relajarte. Aunque no sientas que estés estresada. La meditación, los ejercicios respiratorios o el yoga pueden ayudarte.
No tienes tiempo de nada, pero deberías ser capaz de encontrar diez minutos al día para ti, para relajarte.
No tienes tiempo de nada, pero deberías ser capaz de encontrar diez minutos al día para ti, para relajarte. © Instagram @Gisele
  • Escucha a tu cuerpo. Cuando estés al límite y “explotes”, observa tu comportamiento para que la que la próxima vez que te ocurra sepas cómo actuar.
Aprende a identificar las señales que tu cuerpo te envía cuando está a punto de explotar.
Aprende a identificar las señales que tu cuerpo te envía cuando está a punto de explotar.
  • Saca tiempo para hacer lo que te gusta. No todo en la vida puede ser trabajar o perder el tiempo delante de la caja tonta, necesitamos desarrollar otras actividades que eviten la constante frustración: “si tuviese tiempo para…” “siempre quise…”.
  • Busca ayuda profesional. En ocasiones nos cuesta reconocer que necesitamos a alguien que nos enseñe a gestionar nuestras emociones o a buscar soluciones. Pero si lo normal es acudir a una fisioterapeuta cuando nos duele la espalda, ¿por qué no buscar un coach de emociones? David Sánchez Julián alienta a las personas a “que se den cuenta del potencial que tienen y de que no hay nada imposible si la persona cree y quiere. Es importante reflexionar, hacer toma de conciencia de la situación actual y el estado que desea alcanzar para poder proporcionar las herramientas necesarias en función de su objetivo, aportándole el equilibrio, la fuerza y la armonía que necesita para superar su reto, utilizando técnicas de desarrollo personal inteligencia emocional y mindfulness”.

¡Este es el comienzo de tu nueva mejor vida!

¿Estás preparada?
¿Estás preparada?