Enfadada estás más fea, eso es así. El estrés saca tu peor imagen. Ni el grano ni la arruga favorecen menos que una expresión cabreada, amargada o crispada por los nervios. Olvida por un momento la crema anti-edad, lo verdaderamente preocupante no es la línea de expresión, sino la expresión en sí misma. Para que el cansancio, el estrés o el enfado no se marquen en tu rostro, hay que evitar que la cara se encoja. Eso ocurre cuando, por el motivo que sea, frunces demasiado el ceño, crispas los labios y tensas la mandíbula.

© Serena Becker
© Serena Becker

LA CARA ES EL ESPEJO DEL ALMA

¿Tienes un día gris? Probablemente tu piel esté del mismo tono. Cerebro y cuerpo están más conectados de lo que te imaginas y la epidermis (capa más superficial de la piel) está llena de terminaciones nerviosas que detectan nuestras emociones. Por eso, cuando estás con cambios hormonales o situaciones psicológicas que te alteran y no te encuentras bien, la piel termina dando la voz de alarma en forma de irritaciones, sequedad, falta de luminosidad, atonía, arrugas marcadas, etc.

El enfado se refleja en la crispación de los gestos, sobre todo el la boca y la frente  © Mondadori
El enfado se refleja en la crispación de los gestos, sobre todo el la boca y la frente © Mondadori

Todo tiene una explicación: El estrés supone una tensión que ralentiza el ciclo celular, entorpeciendo las funciones que tiene la piel para protegerse, mantener la hidratación y oxigenarse. Los tratamientos cosméticos cotidianos no parecen surtir los efectos deseados cuando se atraviesa un periodo de estrés. Por eso, la piel necesita un tratamiento de choque que la reanime, una inyección de energía que normalice su comportamiento.

¿Buscas una cura de belleza? Los activos varían de una marca a otra, pero todas buscan aportar a la piel lo necesario para defenderse durante el día y renovarse y recargar energía por la noche.

Las mujeres con mucho estrés se caracterizan por tener la piel reactiva; a la mínima enrojece, les pica, suelen tener granitos y parches secos. En este caso, lo más recomendable es emplear productos específicos para pieles sensibles.

Además, suelen tener arrugas de expresión prematuras por repetición de gestos típicos de agobio: ceño fruncido, mandíbula apretada, labios crispados. María Garrigues Walker, experta pionera en gimnasia facial y dueña del centro Walkernine (617 328 433), te enseña a liberar tu rostro de la tensión:

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ANTE TODO, MUCHA CALMA

«Para paliar la crispación que va por dentro pero se trasluce por fuera en gestos involuntarios, la única salida es serenarse. Eso que parece tan fácil de decir pero es tan difícil de hacer, tiene que llevarse a cabo libremente, sabiendo que es lo mejor para ti. Sin obligarse. Eso sí, poniéndolo en la práctica con gestos concretos», explica Garrigues Walker. Toma nota: tanto las arrugas como los rasgos que toman formas que no nos gustan lo hacen por repetición. Cuanto menos los hagas, menos oportunidades tendrá de instalarse. Por eso, varias veces al día trata de relajar la cara. ¿Cómo? Respirando. «Haz tres respiraciones profundas seguidas. Esto te ayuda a serenarte y la cara se descontrae», apunta la experta. «Hazlo muy despacio y con los ojos cerrados, que parta desde el corazón, no desde el mecanismo», concluye.

 

BONUS PARA AVANZADAS: Para lograr un intenso bienestar que descontraiga tus facciones, prueba a hacer este ejercicio de visualización: con los ojos y la boca cerrados, no te muevas y piensa en las comisuras de tus labios moviéndose hacia tus sienes.

¿Dispuesta a renovar tu neceser con productos adecuados al estado de tu piel? Echa un vistazo a nuestro shopping de cosmética para piel con estrés:

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