Y no es que se ese plato forme parte de su dieta, sino que se convierte en él. Vayamos por partes, que tiene miga la cosa y no precisamente pan:

Selena Gomez acaba de regresar a la escena pública y ya acapara titulares, día sí y día también; porque a pesar de haber pasado unos meses muy duros, ha vuelto por todo lo alto, con discurso emotivo y alegato en contra de Instagram incluido. Pero nosotras nos quedamos con el truquito de belleza que le contó a la edición americana de la revista Elle. Durante una entrevista en la que confesó, entre otras cosas, con qué celebrity intercambiaría cabellera, sus maquillajes para dormir (?) y, y aquí viene la miga de la que hablábamos, su secreto para mantenerse en forma, es decir, para presumir de cuerpazo.

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En concreto de este cuerpazo. © Cordon Press

«Soy terrible en cuanto al deporte, cero disciplinada. Soy de esas personas que dicen ‘Ah, he corrido durante 5 minutos. Creo que ya me siento mejor’.», confiesa en el artículo. Pero también de cómo las cosas cambian (¡y de qué manera!) cuando tienes a una entrenadora personal para tu uso y disfrute. Concretamente Selena tiene a Amy Rosoff Davis, la trainer que la ha acompañado durante toda su gira, y que ha conseguido cambiar su cuerpo.

Pero nada de infinitas sesiones de spinning, millones de abdominales (hipopresivos por supuesto), ni tampoco repeticiones de sentadillas hasta que una ya no puede ni andar. Según ha contado, su rutina consiste en andar, hacer pilates y, ahora viene lo mejor y que nos ha dejado descolocadísimas, por no decir loquísimas«Tengo una cama para sudar que parece como un burrito en el que me envuelvo a mí misma y en la que sudo durante 45 minutos.» Sí, has leído bien. Selena Gomez se convierte en un burrito mexicano durante 45 minutos al día.

Y nosotras nos la imaginamos así.

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¿Preparada, Selena?

Aunque también podría tratarse de uno más tipo el nuevo McMenú de McDonald’s…

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New Selena McWrap, el nuevo McMenú de McDonal’s. Ojalá.

Sea como sea, es posible que queremos esa cama, ‘del sudor’ (pese a los asquerosillo de la descripción). Aunque sabiendo que cada una de estas sesiones de sudación cuestan unos 30 euros, que ya está bien, quizá podemos desear mejor una escapadita a Sevilla en agosto.

Los efectos, según cuenta Selena, son prácticamente mágicos: «Libera todas las toxinas de tu cuerpo y te sientes como… es como un equivalente a una sauna, pero eleva tu ritmo cardiaco y consigue que todo tu cuerpo fluya. Ha cambiado mi piel y mi cuerpo, así que es genial.» Papá Noel, ¿nos la regalas? Gracias. Y te puedes llevar de paso la bici estática que acumula polvo detrás de la puerta de la cocina.