«Pienso seguir viviendo aunque sea para ver la cara de susto de mis hijos cuando les digo: ‘Os pienso enterrar a todos’. Me divierte mucho esa expresión», confesaba la duquesa de Alba durante la presentación en 2011 de su libro de memorias Yo, Cayetana. Lo decía con ese sentido del humor tan suyo que algunos, dados sus problemas de salud en sus últimos años, confundieron injustamente con parodia. Y es que nada en la existencia de esta figura irrepetible fue una broma, aunque muchos se empeñaran en retratarla como tal. Todo lo contrario. Si algo se tomó en serio Cayetana Fitz-James Stuart fue vivir su vida.

Independiente, moderna, aristócrata, querida, odiada, rebelde, divertida, autoritaria… Todos estos son solo unos pocos de los miles de adjetivos que podrían usarse ahora para definir a esta mujer que con 88 años nos ha dicho adiós para siempre en su Sevilla querida. Rodeada de los suyos, que la acompañaron hasta el último momento en el Palacio de Dueñas, su desaparición nos deja huérfanos de un personaje icónico que, le pese a quien le pese, fue una de las grandes protagonistas de nuestra historia, tanto la que se escribe con minúscula, como la que se escribe con mayúscula.

A la espera de que alguien de su dinastía se atreva a ocupar su lugar, algo para lo que se necesitará mucho más que heredar un puñado de títulos nobiliarios, en Grazia hemos querido recordar a la ‘duquesa pop’ a través de algunas de las miles de imágenes que documentaron su vida. Imposible hacerle justicia con este puñado de fotografías, lo sabemos. ¿Pero acaso alguien podría? Ya lo decía ella: «Se han escrito tantas cosas de mí y sin embargo, se sabe tan poco. Solo os habéis enterado de lo que me ha dado la gana». Olé, duquesa.

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