«¡Porque yo lo valgo!» © Getty Images

Frodo no es al único al que un anillo le ha dado más de un quebradero de cabeza. En la sociedad en la que vivimos, el hecho de que una mujer luzca un anillo que brille más de la cuenta ya es motivo de boda a la vista. Y seguro que tú misma le has preguntado sin querer a alguna de tus amigas si ese bonito abalorio circular tenía algún significado oculto.

Ojalá ponernos el anillo y desaparecer, como Frodo. Y así nos evitamos preguntas incómodas.

Recuerdo que el novio de mi amiga Paula le regaló un precioso anillo con un pequeño diamante (los hay forrados) por Navidad, que pertenecía a la colección de compromiso de una conocida marca. Sin embargo, él lo había comprado porque quería tener un detalle un poco más especial con ella en esas fechas. Tras unas semanas con el anillo puesto, Paula dejó de llevarlo: «Mirad chicas, estoy harta de que todo el mundo me pregunte si Jorge me ha pedido matrimonio».

Exacto. Parad porque incomodáis a la gente.

Pues lo mismo le ha pasado a Adriana Lima tras lucir un impresionante anillo de diamantes (estos sí que no eran pequeños) durante su aparición en el Grand Prix de Mónaco de Fórmula 1.

Y he aquí el anillo de la discordia. © Getty Images

En menos que canta un gallo (y no me refiero a Manel Navarro), la noticia de que la modelo de Victoria’s Secret podría haberse comprometido dio la vuelta al mundo. ¿Qué misterioso hombre habría agasajado a Adriana con ese pedazo de pedrusco? Pues ninguno. Porque la persona que le ha comprado esa maravilla que todas querríamos en nuestro joyero ha sido ella misma.

¡Porque ella lo vale!

Con una fotografía en la que manda callar (suponemos que a todas las revistas y sus rumores), Adriana ha lanzado al mundo el siguiente mensaje: “¿Qué ocurre con el anillo? Es simbólico, estoy comprometida conmigo misma y mi propia felicidad. Estoy casada conmigo. Chicas, amaos a vosotras mismas”.

Sin comentarios.

Lo dicho, queridas (y queridos). En pleno siglo XXI, llevar un anillo de diamantes no solo puede significar que te han pedido matrimonio. También quiere decir que tienes dinero y has querido darte un capricho. ¿Entendido? Pues eso.