La familia real británica es conocida por poseer toda una larga lista de tradiciones familiares. De hecho, en verano son asiduos a la cacería y este año no han sido pocas las protestas que a recibido el príncipe Guillermo por haber permitido que su hijo pequeño, George, se fuera con la reina Isabel II de cacería.

El gran ausente ha sido el príncipe Harry y todo apunta que no volverá a cazar porque Meghan Markle es una fiel defensora de los derechos de los animales y le horroriza que su hoy marido practique un deporte tan sangriento como es la cacería de urogallos.

Eso sí, los duques de Sussex sí estuvieron en el palacio de Balmoral durante todo el fin de semana acompañando a la familia, pero prefirieron abstenerse de todo aquello que tuviera algo que ver con la muerte de un animal.

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En Grazia nos ha encantado que Enrique haya dejado por amor la cacería. Lo cierto es que tampoco nos hace mucha gracia que se maten animales por deporte, pero que el pequeño de Carlos y Diana haya tomado esta decisión nos llena de alegría y nos señala que las tradiciones también están para romperlas.

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