Moda
Corría el año 2005 cuando Sienna Miller se paseaba interrumpidamente enganchada del brazo de Jude Law mientras nosotras suspirábamos. Suspirábamos por Jude, claro, pero también por el City de Balenciaga que llevaba colgado de la extremidad opuesta.
Lo que tocaba se convertía en oro, ya fuera el enésimo bolso con nombre propio o la nueva firma de camisetas que se ponía sobre shorts y botas moteras. Permanentemente bronceada -como una chica de Los Ángeles cualquiera sin ser ella nada de eso (nació en Nueva York y se crió en Londres)- presumía de estilo casual, que sobre las alfombras rojas se traducía en vaporosos vestidos de inspiración griega (firmados generalmente por el Chloé de Phoebe Philo) lucidos, aparentemente, de manera improvisada, sin esfuerzo y malos pelos.
Pero entonces se liberó de la tóxica relación con Law, conoció al amor de su vida (Tom Sturridge), tuvo a su primera hija (Marlowe) y desapareció del mapa.
Se esfumó pero solo para volver con mayor golpe de efecto (y nuevo corte de pelo, que como cualquier publicista sabe, siempre suma puntos): con una envidiable carrera de la que nunca pudo presumir en su época de soberana del boho chic (y eso que ejercía de it girl en la gran pantalla como nadie: Factory Girl, Alfie…). La nueva Sienna se pasea por la alfombra roja de los Globos de Oro no como consorte o embajadora de alguna marca sino como actriz con todas las letras. Esta temporada con dos de sus películas entre las favoritas: Foxcatcher y American Sniper.
“Hablamos de su retorno de estilo, pero lo que realmente está viviendo es un regreso profesional”, confesaba su estilista Kate Young a Fashionista. “Aparece en películas que son palabras mayores. Estaba en Foxcatcher y está recibiendo críticas sobresalientes en Broadway (la mejor persona en Cabaret en los últimos diez años). Está pasando por un resurgir en su carrera y queremos que la moda refleje esa nueva faceta de su vida. Sigue siendo una it girl, pero es una it girl con trasfondo”, continuaba Young, precisamente el arma secreta de su nuevo estilo: más sereno, sofisticado y maduro, pero tremendamente cool.
La estilista, una de las más influyentes de Hollywood (concretamente la número cuatro en el ranking elaborado cada año por The Hollywood Reporter), está también detrás de otra de las mejor vestidas de la temporada, Dakota Johnson, así como de los looks impecables de Natalie Portman o Michelle Williams. Apuesta por dejar de lado los cortes sirena, las crinolinas y los moños de varios pisos para jugar con pantalones en la red carpet, con cortes arriesgados o firmas más punteras: “Sienna tiene muy buen cuerpo y además una actitud increíble; puede permitirse cosas que otros no”, declaraba la estilista.
Su último paso al olimpo (al de estilo pero también al cinematográfico) lo dará mañana mismo en la Croisette, como parte del jurado de la edición del Festival de Cannes que se extenderá del 13 al 24 de mayo. O lo que es lo mismo, diez noches de festival, diez noches de la alfombra roja más glamurosa y diez noches de Sienna Miller por delante. Suena bien…
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