Cuando uno pertenece al club de ‘hijos de Angelina Jolie, el alardeo en el colegio está bastante facilito. Que si «mira, es que mi madre es actriz y directora», que si «mira, es que esa del cartel que se ve desde el patio de recreo es mi madre en su última película», que si «mira, es que mi madre esta noche no me cuenta un cuento porque se va a los Oscar»… y así hasta el infinito. Que sí, que todos los niños están orgullosos de sus madres, pero apellidarse Pitt-Jolie es nivel superior. O eso pensábamos, porque resulta que los (muchos) retoños de la pareja tienen un concepto sobre su madre que se aleja bastante de lo molón.

© Cordon Press
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Pero, ¡que no cunda el pánico! Que no piensan nada malo de ella. Simplemente… bueno, creen que podría ser un poco más normal: «Creen que soy rara», dice la actriz en una entrevista con The Guardian. «Maddox (14) a veces me habla sobre escribir como si no pensara que lo hago horrible… Y Vivienne simplemente es feliz pensando que soy un tigre en una película de un oso panda [Kung-Fu Panda a la que pone voz]. Es que ella es la pequeña, es todo dulzura (…) A ver, hay momentos en los que puedo ser cool, pero les encanta tomarme el pelo. Les encanta reírse de mí. Para ellos soy solo su mami«, sentencia.

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Vivienne, la más pequeña de los hijos de Angelina Jolie y Brad Pitt, es feliz pensando que su madre «hace de tigre en una película de osos panda». © Cordon Press
Angelina y sus hijos, juntos a todas partes. © Cordon Press
Una estampa de la que no nos cansaremos: Angelina Jolie y sus hijos haciendo viajes como si fueran una tropa. © Cordon Press

Lo que está claro es que, molona a ojos de sus hijos o no, la labor que tanto ella como Brad Pitt están haciendo con ellos es destacable. Sus constantes labores humanitarias han marcado los valores de sus hijos, quienes están muy interesados en lo que hacen sus padres: «Pax y Shiloh han mostrado mucho interés. Shiloh, de hecho, me ha pedido ir a campos de refugiados. Están al tanto de las noticias y saben perfectamente por qué su madre se sube a un avión. Pax vino a Burma conmigo hace poco, pero tampoco quiero forzarles, porque podría parecer que quiero hacerles humanitarios. Solo quiero que estén al tanto del mundo, quiero que se tomen el tiempo de salir de su zona de confort, probar cosas que nunca habrían imaginado. Como padre, es el mejor regalo que puedes darles«.

Amén a eso, Angie.