Besó a una chica, mantiene una (eterna) pelea con Taylor Swift y salió con un apuesto pirata llamado Orlando Bloom. Sin embargo, Katy Perry será recordada por haber dado un puñetazo en la mesa en lo que a negocios se refiere.

Y tanto que eres capaz de cualquier cosa.

La cantante ha negociado (y muy bien) su próxima participación en el reboot [que viene a ser el relanzamiento de un programa conservando solo los elementos más importantes e ignorando los que resulten más irregulares] de American Idol. ¿Cuánto cobrará por la grabación de la primera temporada en la que participará como jurado? La nada desdeñable cifra de 25 millones de dólares (unos 22 millones de euros).

Katy Perry ha negociado muy pero que muy bien. © Getty Images

Pero la cifra no es lo importante (que también). La gran noticia es que nadie hasta la fecha, ni un hombre, se había embolsado esa cantidad por ser jurado en dicho programa. Y ojito porque Katy Perry no se avergüenza de ello: «Me enorgullece saber que me van a pagar lo que jamás ha cobrado ningún hombre en este show».

Y tanto que es diferente. Has hecho historia.

¿Y por qué ha tenido que hablar de su sueldo? Pues por lo de siempre. Porque muchos medios han puesto el grito en el cielo al considerar que es un caché desorbitado. Ajá. ¿Acaso esos mismos periódicos se quejan de lo que gana Cristiano Ronaldo como jugador del Real Madrid? Que, por cierto, se embolsa 23,6 millones de euros netos por temporada. Y le da patadas a un balón. Flipa.

Es decir, ¿les molesta la cifra o lo que les incomoda o chirría es que la cobre una mujer?

No podríamos haberlo expresado mejor.

Katy Perry es una de las artistas más exitosas de nuestra época junto a Beyoncé, Taylor Swift o Lady Gaga. Todas ellas han demostrado que trabajan lo mismo (o más) que un hombre, pero que deben superar muchas más trabas y barreras que ellos. En una industria como la musical, donde ellos manejan los hilos, los logros de todas ellas también son nuestros.

Queen B sabe de lo que estoy hablando.

Por eso, Katy no ha dudado en lanzar un mensaje (otro más) al mundo: «Me gustan los hombres y soy una mujer bien pagada, estoy lista para conocer a un buen chico«.

Nada más que decir señoría.