Creo que, hasta hace unas horas, no era consciente de la repercusión de Kendall Jenner en nuestro país. Cuando trabajas en esto, conoces al dedillo los detalles de cada aliento de la industria, pero hay que tomar cierta perspectiva para ver que muchos sobrepasan los límites de la moda para ejercer de fenómenos mundiales. Planetarios. De ídolos. De iconos. Kendall, con antecedentes de celebrity (y hermanastras de apellido millonario) pero vocación por la pasarela, es uno de ellos. Sí, también aquí, Instagram mediante.

© Getty Images
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Tras una semana de Alta Costura con los objetivos persiguiéndola por cada esquina de París, Jenner puso ayer a Barcelona a sus pies. Presumiendo de clima Mediterráneo, el cielo fue azul todo el día y la temperatura hizo creer que estábamos a finales de abril. Con un panorama así, la muy mediática modelo se enamoraría de la ciudad tanto como esta lo hizo de ella: su hotel, abarrotado de fans; la puerta de la flagship store de Mango en el 132 de Las Ramblas, paralizada, intransitable. Cientos de personas (y otros tantos curiosos que pasaban por allí) quisieron verla de cerca, móvil en mano, cámara abierta y con el dedo pulgar preparado para disparar.

© Celia Cuervo
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A eso de las nueve, Kendall entró por la puerta de la (inmensa) tienda para presentar su nueva campaña #TribalSpirit, posó ante las cámaras sonriente y, al oír que en la calle coreaban su nombre en masa («Keeeeeendall, Keeeeendall») decidió volverse hacia ellos, salir a saludar e incluso posar para algún que otro selfie afortunado. Sí, Kendall sí que es consciente de la repercusión que tiene aquí y en Timbuctú, porque ha crecido entre flashes ajenos y, ahora que su propio trabajo hace que la enfoquen a ella, sabe bien cómo actuar. Aún así, su cara al moverse entre una marabunta de medios por el interior del local seguía mostrando asombro…

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Querría poder contaros que es encantadora o los gestos que hace con los manos al hablar, pero anoche Jenner fue cuerpo celeste y fugaz a partes iguales, enfundada en una minifalda con flecos negra y un top sin mangas  de aires 90’s -todo, claro está, de la nueva era de Mango-. Se fue tan estelarmente como llegó. Y aunque fue la protagonista indiscutible, no fue el único nombre conocido que disfrutó de la fiesta (corrijo: el fiestón) que Mango montó en las plantas superiores del edificio. De hecho, a la que escribe le temblaron las piernas al ver pasar a su lado a Caroline de Maigret y Candela Novembre, quien bailó a escasos centímetros, como una más, hasta quedarse sin fuerzas. Andrés Velencoso, con sus (ay) muchos metros de estatura y su media sonrisa, también estuvo allí (generando, por cierto, un griterío de puertas afuera solo equiparable al provocado por Kendall).

Caroline de Maigret y Andrés Velencoso a su llegada al evento. © Celia Cuervo
Caroline de Maigret y Andrés Velencoso a su llegada al evento. © Celia Cuervo
la fachada de la tienda, hasta la bandera de gente. A la derecha, algunas de las prendas dl #TribalSpirit de Mango. © Celia Cuervo
la fachada de la tienda, hasta la bandera de gente. A la derecha, algunas de las prendas dl #TribalSpirit de Mango. © Celia Cuervo

Las más de tres horas de celebración parecieron un segundo: la música no paró (a cargo del DJ belga The Magician) y, arrastrados por ella, todos los que estábamos allí bailábamos como si mañana… no fuera a volver todo a la normalidad; como si el tiempo en Barcelona no fuera a volver a correr en cuanto el huracán Kendall amainara.

Mango sabe cómo montar una fiesta. Palabrita. © Celia Cuervo
Mango sabe cómo montar una fiesta. Palabrita. ¡Hasta la próxima! © Celia Cuervo