La última portada de la revista Cuore ha dado mucho de qué hablar. Blanca Suárez fue captada en la playa de Cádiz, donde estuvo relajándose y pasando un buen día con sus algunos de sus compañeros de Las chicas del cable. Hasta ahí todo bien. El motivo de la discusión llegó con las fotos en bikini de la actriz. Así, mientras unos la atacaron por tener «curvas de más», otros alabaron su cuerpo digno de cualquier mortal.

Dejando los juicios de valor a un lado, lo que más nos llama la atención es cómo las propias mujeres pueden atacarla. Puede que sea una actriz famosa pero no deja de ser una mujer como cualquier otra. Y, aunque los reflectores siempre pretendan mostrarnos la imagen utópica de las ninfas de alfombra roja, cuando se cierra el telón de El Barco, de El Internado y de muchos otros de sus trabajos, Blanca se merece ser una chica normal sin miedo a ser juzgada.

En este punto, podríamos mencionar a muchas de las chicas más conocidas del momento que han sufrido el mismo acoso virtual. ¿Os acordáis cuando Aitana bajó su foto en bikini a consecuencia del aluvión de críticas que la cuestionaban por estar demasiado delgada? Sí, en ese caso, muchos de los verdugos también fueron mujeres. En el caso de Blanca, la protagonista de El Bar no se ha pronunciado al respecto, expresando mucho más con su silencio que si hubiera hecho alguna declaración.

¿Qué está pasando con las mujeres? Reivindicamos la igualdad y defendemos nuestros derechos a ultranza y, ¿después caemos en criticar a la de al lado porque está muy delgada o porque consideramos que tiene más curvas de lo normal? ¿Qué es lo normal? ¿Qué nos da derecho a poner a cualquiera en el banquillo de los acusados?

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