No es socióloga, ni sexóloga. Tampoco nutricionista. Sin embargo, un importante grupo editorial americano le ofreció 2,7 millones de euros por escribir el manual definitivo destinado a mujeres que lo quieren todo. Ella aceptó y ahora, dos años después, el libro ha llegado a las estanterías de todo el mundo. ¿De quién hablamos? De Lena Dunham, la creadora y protagonista de la serie de televisión Girls, esa regordeta a la que hemos conocido como Hannah Horvath (una de las cuatro protagonistas de la ficción); rol por el que se ha llevado a casa un Globo de Oro como actriz y otro como productora a la Mejor serie. En una clasificación del 2013, la revista Time la incluyó entre una de las 100 personas más influyentes del planeta. En Estados Unidos acaba estrenar película, Happy Christmas, una comedia de Joe Swanberg (sin fecha de estreno en España), y a principios del 2015 volverá a la pequeña pantalla con la cuarta temporada de Girls.

Dunham ha escrito un manual dedicado a las mujeres que lo quieren todo.
Dunham ha escrito un manual dedicado a las mujeres que lo quieren todo.

28 años y casi dos millones de seguidores en Twitter: Lena es la heredera en carne y hueso de personajes como la adorable Bridget Jones o la neoyorquina Carrie Bradshaw. Su libro, Not that kind of girl, ha sido traducido a 22 lenguas y a España llegará mañana con el título No soy ese tipo de chica (Espasa). Se trata de una autobiografía que saca los colores a los manuales, tan populares en América, que enseñan cómo comportarse para ascender, cómo ser seductora, ser una buena esposa o la madre perfecta. Aquí se parte de todo lo contrario: de las debilidades y errores de la escritora. Pero sirve para lo mismo. Porque las defensoras del nuevo feminismo son con como ella: imperfectas y vencedoras. En Grazia hemos tenido la oportunidad de leerlo en primicia y ahora queremos adelantarte los temas principales del mismo…

© Instagram @LenaDunham
© Instagram @LenaDunham

Dedicado a todos los Millennials.

Lena Dunham habla para los suyos, a las chicas del nuevo milenio, como ella. Y se presenta así: una veinteañera que odia su pelo, su cara y su barriga. Vive en Nueva York, donde comparte habitación con una chica que se ha mudado a la Gran Manzana para descubrir la cocina (y el universo lésbico). Sus amigas adoran cocinar dulces, comprar flores y organizar actividades en grupo. Ella no. Pero con ellas sale a buscar vestidos en tiendas de segunda mano.

Como una 'millennial' más, Lena es asidua a Instagram.  © @LenaDunham
Como una ‘millennial’ más, Lena es asidua a Instagram. © @LenaDunham

¿Su primer novio? Se hizo gay. ¿Su primera amiga? Se convirtió en su peor enemiga. Lena confiesa cuál ha sido el único temor durante toda su vida: llegar a los 30 sin haber terminado nada, temor que retrata una y otra vez en los guiones de su serie. Además, es una persona capaz de dar lo mejor de sí en las fiestas: es la que más baila, la que ríe más fuerte y la que siempre deja caer algún detalle sobre su vagina (gracias por el dato, Lena).

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Un cuerpo imperfecto.

De pequeña, la actriz tenía miedo de ser anoréxica. Fue delgada hasta la adolescencia, y después engordó 15 kilos. ¡Plas! De golpe. Comenzó el instituto pareciendo una «pelota de bolera», o eso la llamaban los mayores del último año. Pero hasta un año antes de graduarse no le dio más importancia y siguió comiendo dulces alegremente. Después, durante una revisión rutinaria hace cinco años, la aguja de la báscula se rompió: 72 kilos.

Y entonces comenzaron las dietas. Muchas. Algunas, insensatas, vienen ilustradas en el libro con su «menú del día». Aunque su redondez de más no le ha impedido rodar todo tipo de escenas en Girls. Sí, también (y sobre todo) desnuda: «No hay que avergonzarse de no ser una belleza de revista». Aunque como Lena no es una santa, admite que algo de envidia sí tiene, principalmente de las mujeres que se mantienen delgadas con el mínimo esfuerzo. También de las felizmente prometidas, de las despampanantes y de las que no se preocupan por los problemas que realmente importan…

De pequeña tenía miedo a ser anoréxica. Después engordó 15 kilos de golpe e ingresó en el club de la dieta-permanente.
De pequeña tenía miedo a ser anoréxica. Después engordó 15 kilos de golpe e ingresó en el club de la dieta-permanente.

El amor y el sexo.

A los nueve años se prometió que no tendría ningún encuentro sexual hasta después de graduarse en el instituto. Y lo cumplió. Pero el problema no fue ser fiel a su juramento, sino que no encontró ocasión. En el segundo curso de universidad se sentía la virgen más mayor de todo Estados Unidos. Pero el sexo llegó, y también lo complicó todo. En uno de los pasajes que publicaba hace unos días Time, Lena describe cómo fue violada en la universidad mientras reflexiona sobre cómo es más fácil negarse (sí, a uno mismo) las cosas.

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«No quiero asustarte, pero puede que sea la voz de mi generación».

Y es que uno de sus grandes problemas, como para muchas mujeres, ha sido la constante atracción hacia hombres que no estaban a la altura. «Idiotas», los llama ella y nosotras. ¿Cómo reconocerlos? «Son esos que se portan mal desde la primera cita y que están convencidos de que te tienen que enseñar cómo vivir». Eso sí, Lena no culpa de sus problemas a sus padres. De hecho, confiesa en el libro que tuvo una infancia feliz y lo reivindica constantemente: «Mi padre siempre ha estimulado mis reflexiones y mis ganas de escribir. Él está convencido de que seré la mujer que guíe al mundo». Una chica normal que a los 28 años solo ha dicho ‘te quiero’ a cuatro hombres (excluidos papá, tío y algún amor platónico). Hace dos años conoció a su alma gemela, Jack Antonoff, y con él ha llegado a su fin la temporada-de-los-idiotas: «Después de dos años con él, todavía me levanto con miedo a que se haya ido. Sin embargo, siempre está junto a mí, durmiendo tranquilo. Y soy feliz». Y así, Dunham ha abierto un nuevo capítulo en su vida. Uno que, sin duda, también leeremos.

 

Lena Dunham junto a su prometido, en la pasada ceremonia de entrega de los premios Emmy.  © Cordon Press
Lena Dunham junto a su prometido, en la pasada ceremonia de entrega de los premios Emmy. © Cordon Press