Moda
Dos semanas. Ni más ni menos. 15 días son los que llevan acampados cientos de fans de Justin Bieber en las inmediaciones del Palacio de los Deportes a la espera del show que el cantante dará esta noche en Madrid, y donde contará con la actuación previa de Xuso Jones, su equivalente español.
Si de algo puede presumir el canadiense es de fans absolutamente incondicionales, capaces de luchar contra viento y marea, literalmente (¡¿habéis visto el mal tiempo que ha hecho estos días?!) y de pagar entre 60 y 90 euros que cuestan las entradas con tal de tener a Bieber a escasos metros. Pero, ¿y Justin? ¿Qué hace el ídolo de masas a cambio? Canta, baila y mira con ojitos tiernos a las chicas de las primeras fila. Él no es nadie sin sus fans, y lo sabe. Aún así varios son los patinazos del llamado ‘niño prodigio’:
Bieber Vs. Paparazzi
Más de una vez el cantante se ha encarado a los paparazzis que le siguen allá donde va. ¡Qué duro es ser él! En una ocasión no llegó la sangre al río gracias a que la que por aquel entonces era su chica, Selena Gómez, supo calmar los nervios del artista. En otra, un paparazzi acabó perdiendo la vida tras ser atropellado mientras fotografiaba el Ferrari del cantante, acto en el que Bieber no estuvo directamente involucrado, pero que multiplica aún más el odio de los que están tras los objetivos.
El último show lo protagonizó en Londres, donde llegó a bajarse de la furgoneta en la que viajaba tras escuchar a un paparazzi increparle “deberías volver a América” (adornado, claro está, por alguna palabra malsonante). Bieber saltó del vehículo, y se encaró al fotógrafo. Todo quedó en amenazas gracias a la intervención de uno de los chicos de seguridad del canadiense.
Y esto no pasa solo a nivel internacional. En España, los paparazzis también le han cogido bastante manía después de que pasara de largo por el photocall (y con la capucha puesta) en una de sus visitas a nuestro país. Mal jugado, Justin.
A la rica Marihuana
A su paso por Amsterdam, el cantante fue pillado en un Coffee Shop donde, según cuentan, no se estaba tomando precisamente un capuccino. Algo que, en boca y pulmones de cualquier otra persona no sería más que una tontería, peeeeeeeero cuando tu público principal es menor de edad y la prensa no te tiene muy en ‘grazia’, la cosa cambia…
La puntualidad no es lo suyo
Aquí hay dos versiones. Según los medios y los presentes, Justin se presentó dos horas tarde en el primero de los shows que dio la semana pasada en Londres. Según él, fueron solo 40 minutos y, aunque se disculpó en Twitter, dijo que no estaba cómodo con las exageraciones. Algunos padres decidieron revender las entradas que habían comprado a sus fanáticas hijas para los otros tres conciertos que el cantante tenía previstos en la capital británica. ¿A quién creemos?
Por si fuera poco, días después canceló el segundo de sus shows en Portugal el pasado 12 de marzo por “circunstancias imprevistas”. Los fans que no pudieron ir a la primera fecha (en esa sí que consiguió colgar el sold out) quedaron decepcionados. Ouch.
Mala imagen
Que Justin no es ningún genio de la moda es algo indiscutible. Por si fuera poco, cuando lo detienen, como en esta fotografía tomada el pasado mes de enero en una comisaria de Miami Beach después de haber sido detenido por conducción temeraria, le da por vestirse de clon de Pelayo Díaz…
¿Camiseta? No, gracias
A Justin le pirra lo de lucir torso. Le encanta. Por eso, si sube a Twitter una foto para contar a sus fans que está ingresado en el hospital, no es capaz de quedarse con la batita blanca. No. Él se quita la camiseta, y se queda tan a gusto. ¡Cuidado no te vayas a resfriar, Justin! Para pasear por las calles de Los Ángeles tampoco hace uso de la prenda…
Que alguien le quite las manos de Twitter…
Que el chico tiene un vicio grande. Y que nos deje tranquilos con tanta foto de posado cutrón, enseñando carnes y poniendo morritos. Las fans encantadas, claro, pero…
Mal de amores
Su novia, la actriz y cantante Selena Gomez, ya no pudo soportarlo más. La versión oficial fue que sus agendas eran incompatibles, cosa que entendemos, pero por desgracia la ruptura aconteció poco después de que viéramos los ojitos que ponía Justin a los angelitos de Victoria’s Secret. Una en concreto, Barbara Palvin, pudo haber puesto la mosca detrás de la oreja a Selena. Oops.
Aunque no de todo tiene la culpa…
El año pasado la adolescente Mariah Yeater demandó a Justin alegando que era el padre de su hijo, puesto que el cantante la había dejado embarazada tras tener relaciones después de un concierto. Tras varias pruebas de paternidad que Bieber aceptó hacerse (no sin antes dejar bien claro que la demandaría por acusaciones falsas), se demostró que el canadiense no tenía nada que ver con la criatura, pero le costó titulares que pudo haberse ahorrado.
Y otra más: una broma a manos de 4Chan, en el Twitter de Entertainment Tonight, hizo correr el rumor de que a Justin le habían diagnosticado un cáncer. Poco después, varios fans se raparon la cabeza en su honor y utilizaron el hashtag #baldforbieber (calvo por Bieber) en apoyo al cantante. ¿Os imagináis su cara cuando se confirmó que todo era mentira? Ay, la magia del Photoshop…
Ahora solo nos queda esperar si las dos semanas de espera frente al Palacio de los Deportes en Madrid vale la pena para las fans españolas. Y, claro, si es capaz de abandonar nuestro país sin protagonizar una nueva polémica…