Con lo reservadas que son estas chicas, ¡quién nos lo iba a decir! Disfrutaron de la fama y su gloria durante la adolescencia desde que eran bebés y, un buen día, de repente, decidieron cerrarse en banda, rodearse de un muro y dedicarse al mundo de la moda (y del lujo, sobre todo del lujo) en la más absoluta de las intimidades.

Precisamente por eso, resulta extraño leer que Mary-Kate Olsen no compra en Internet. No, mejor aún: ¡que nunca ha comprado en Internet! ¡Con lo cómoda que estaría en su casa, con su pijama de seda de For Restless Sleepers y haciéndose con el mundo a golpe de click! No tendría que juntarse con el mundanal ruido, ni dedicarle una cara de cute but psyco but cute a los paparazzis en su camino a las tiendas. En fin que, para alguien que le ha puesto todas las velas negras posibles a las redes sociales, el e-commerce es todo un baúl de ventajas…

© Cordon Press
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Pues sí, aprovechando la apertura de la nueva flagship store de The Row -ya sabes, su marca- en Nueva York, MK ha confesado a la edición americana de Vogue que nunca ha hecho un pedido online. No porque, como el resto de mortales, tenga miedo de que su código CSV acabe en manos no deseadas, sino porque prefiere que la experiencia de compra sea completa. Su hermana piensa igual: «Prefiero ver, tocar, sentir y experimentar», sentencia, hablando de la importancia de un espacio que se identifique con la marca y que te meta de lleno en su espíritu, algo que no consigue un portal en Internet.

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Ah, pero qué suerte, Ashley y Mary-Kate, que vuestro fiel séquito de compradores siga prefiriendo descorchar una botella de vino, bajarse de los tacones, tirarse en el sofá y arrasar con The Row vía Net-a-porter.com…

Choca.
Las Olsen, pegándolo fuerte since 1986.