«No puede ser. ¡Scarlett Johansson se divorcia!», digo en voz alta y eso que vivo sola y más consternada que si se tratase de mi propia separación.

No podía creer lo que leían mis ojos.

Sí, no cabía la menor duda. La noticia era real. Y eso que intenté con todas mis fuerzas que este desamor fuese parte de un sueño como en Los Serrano. Error. Scarlett y el periodista francés Romain Dauriac han decidido separar sus caminos después de dos años de matrimonio, cinco de relación y una hija en común, Rose Dorothy.

¿Por qué, amigas? La eterna pregunta.
  • Si no existe el amor en Hollywood, ¿existirá en alguna parte?

Confieso que esta separación me ha hecho plantearme las relaciones sentimentales mucho más de lo que lo hizo el divorcio de Angelina Jolie y Brad Pitt. Quizá sea porque organizar la cumbre del G8 me parece coser y cantar en comparación con gestionar las agendas de dos adultos y seis niños. Sin embargo, en este caso, ¿qué narices ha podido fallar entre Scarlett y Romain?

Si es que hacían una pareja 10. ¡Cachis! © Getty Images

Tras su primer matrimonio fallido con Ryan Reynolds (estuvieron casados desde 2008 hasta 2011), Scarlett decidió que su vida sentimental quedaría para siempre alejada de los focos. Tanto es así que pocas veces la hemos visto en actos públicos con Romain. Los Oscar (2015), el desfile de Tom Ford otoño-invierno 2015, los premios Cesar (2014) y el festival de Venecia (2013) han sido las únicas ‘alfombras’ por las que paseó la feliz pareja hasta ahora.

Esa mirada lo dice todo. Perdón, decía. © Getty Images

Por lo tanto, la exposición pública de su amor no ha podido ser la causa de su divorcio. Cómo me gusta a mi hacer de pitonisa. Además, según People, Scarlett y Romain llevan haciendo vidas separadas desde verano del año pasado. Situación de la que nadie se percató hasta que la actriz se dejó ver sin su anillo de casada durante su reciente discurso en la Women’s March en Washington el pasado fin de semana.

Sin anillo, pero muy guapa y sonriente. Todo sea dicho. © Getty Images
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Pero si algo ha llamado poderosamente mi atención es lo siguiente. ¿Os acordáis de que en octubre de 2016, Scarlett y Romain inauguraron su propia tienda de palomitas en París llamada Yummy Pop? ¡Pues ahí ya estaban divorciados y nadie se olió la tostada! Qué gran expresión, por cierto.

Hablando como si nada durante la inauguración. Muy fuerte todo. © Getty Images

Por lo que no solo se han divorciado, sino que lo han hecho de buen rollito. Vale, a mi esto ya sí que me descoloca por completo. O bueno, quizá estemos ante los nuevos Gwyneth Paltrow y Chris Martin y su conscious uncoupling.

  • ¿Cuál es la fórmula del ‘felices para siempre’?

Si Angie y Brad vendieron exclusivas, derrocharon arrumacos en público y continuaron con sus apretadas agendas moviéndose más que una familia de feriantes, Scarlett y Romain se mantuvieron al margen de la prensa, se casaron en secreto y, en el caso de ella, eligió muy mucho sus películas para poder estar con los suyos. ¿A cuál le ha salido mejor la jugada? ¡A ninguna!

Y nosotras querida, y nosotras.

Exacto. No hay fórmula. ¿Por qué hay personas que consiguen el happily ever after a la primera? ¿La suerte? No creo. ¿El karma? Tampoco. Lo más seguro es que se trate de encontrar a la persona adecuada en el momento perfecto. Y eso, amigas, ya sea en Hollywood o en Cuenca es complicado. ¿Moraleja?

La próxima vez que te deje un novio, rollo o similar, piensa que Scarlett va por el segundo divorcio y Angelina por el tercero. De nada.

Gracias Niki.