Esto sí que es una historia para no dormir, y no las de Halloween: tras tres años separados y una relación de que si sí, que si no, que si ella ha dicho, que yo he dicho, Selena Gomez y Justin Bieber han vuelto a las andadas. O eso parecen decir los cientos de imágenes que nos llegan desde California, donde se han dedicado últimamente a pasear relación (si es amor o simplemente buena amistad, eso te lo dejamos a ti).

Unas fotos que aparecen casi al mismo tiempo que la noticia de que Selena y Abel, de The Weeknd, habían roto. ¿La confirmación? Él la dejó de seguir en Instagram, que viene a ser el comunicado de prensa del 2017. ¿Tuvo algo que ver Justin en la ruptura? ¿O ni siquiera tuvo que ver Selena? Porque en los mentideros de Hollywood se dice se comenta y se rumorea que aquella relación podría haber sido un montaje, un noviazgo por contrato de las que proliferan entre los miembros del star system. Una posibilidad que nuestro frágil corazoncito se niega a aceptar por la simple razón de que hacían muy buena pareja.

Sea como sea, en esta versión-2017 del posible romance entre Justin y Selena, hay muchas cosas que no terminan de cuadrar. Para empezar, ¿qué significa toda esta exposición? ¿Qué hacen ambos rebozándonos su relación, inseparables desde hace una semana? Porque si algo queda claro en este rompecabezas es que quieren que les veamos… o no se pasearían acaramelados por todo Los Ángeles. ¿Acaso no tienen una finca de muchas hectáreas para montar en bici alejados de los fotógrafos?

De momento, y mientras recibimos el próximo capítulo de este expediente, aquí las pruebas del delito que salta al mismo tiempo que Selena presenta nuevo trabajo. ¿Casualidad?

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