Moda
Ambas están aún lejos de la treintena y, sin embargo, les faltarían dedos en las dos manos para enumerar todos y cada uno de los éxitos conseguidos desde el inicio de sus carreras. Natalia de Molina (24) mira ya desde lejos cómo hace más de un año fue coronada con el Goya a la Mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2013); y Úrsula Corberó (25), por su parte, enlaza proyecto tras proyecto en la gran pantalla nacional alzándose como una de las actrices más queridas del panorama gracias a su desparpajo y buenrollismo.
Ambas presentan esta semana su última cinta, Cómo sobrevivir a una despedida (dirigida por Manuela Moreno), donde comparten cartel con familiares y amigos: Celia de Molina (hermana de Natalia), María Hervás y Brais Efe las acompañan en la aventura de pasar dos noches en Canarias con motivo de la despedida de soltera del personaje de Celia. A lo Resacón en Las Vegas, la cosa se les va de las manos y terminan moviendo Roma con Santiago para salir ‘ilesas’ de esa.
Además de carcajadas, la cinta (que llegará a las salas el 24 de abril) promete sorpresas que arrancarán más de una sonrisa a los espectadores que, como los protagonistas, formen parte de la Generación BY (Brand Yourself) el concepto a partir del cual se construyó toda la trama del filme. Una pista: arrebato teenager en forma de Spice Girls yhastaaquípuedoleer.
Pero vayamos al lío…
Úrsula, apenas hace un mes desde que presentaste Perdiendo el norte. Al igual que esta, era pura comedia. ¿En qué ámbito te sientes más cómoda?
Úrsula: Pues ahora estoy adentrándome en el mundo de la comedia y me está picando el gusanillo… Se dice de siempre que la comedia es mucho más difícil, pero me he dado cuenta de que es un aprendizaje sin fin. Hay mucha fórmula dentro en ella, cuenta mucho el estar relajado y el sentir un poco más de forma mágica el ritmo de la secuencia. Aún así me gusta mucho el drama, que es lo que más he hecho. Pero ahora que llevo tres proyectos de comedia seguidos la verdad es que me siento muy a gusto. Pero vamos, que lo que venga, ¡yo quiero hacerlo todo! Y a ser posible, desde aquí hago un llamamiento, me encantaría hacer un musical. Me encantaría hacer un Renée en Chicago…
Natalia: Mi sueño es interpretar a Sally Bowles en Cabaret.
U: ¡O un Moulin Rouge…!
Natalia, tú presentas también en Málaga Techo y Comida, un drama social que es totalmente opuesto a esta película. ¿Con qué te quedas?
N: Es muy difícil hacer ambas cosas y he tenido la suerte de probarlas. La verdad es que me siento cómoda en las dos… Como dice Úrsula también tengo ganas de hacerlo todo, de probar todo. ¡¡¡Me encantaría hacer un personaje de heroína!!!
U: ¡Ay, qué maravilla!
N: De ciencia ficción, ¿sabes? Creo que tiene que ser súper complicado grabar y meterte en un papel cuando todo a tu alrededor es un croma. Alucino cada vez que veo el resultado final.
U: ¡Un Jessica Alba en Los Vengadores!
N: Algo así, ¡sería todo un reto!
Hablemos de vuestros personajes. Nora (Natalia) es la líder del grupo y Marta (Úrsula) es una fiestera empedernida… ¿Qué consejo (de vida) les daríais?
U: Yo le daría un consejito, sí… que deje de salir tanto y se centre un poquito [risas] y que se plantee realmente qué es lo que quiere conseguir en la vida.
N: Yo le diría que piense dos veces antes de hacer las cosas…
U: Sí, es que es muy impulsiva.
N: Que está muy bien improvisar e inventarse cosas, pero a veces hay que parar y pensar que todo trae consecuencias.
Precisamente Nora narra la historia a partir de la creación de su videoblog, como parte de esa Generación BY de la que se siente parte. ¿Y vosotras? ¿Cómo es vuestra relación con las redes sociales?
N: A nivel de redes sociales tengo Twitter e Instagram y me parece perfecto. Es una forma de conectar con la gente, de poder contar dónde estás y en qué estás e incluso de saber un poco que tienen que decirte ellos.
U: Yo tengo que decir que estoy bastante enganchada a ellas. Me gusta porque los actores antes no tenían esa facilidad para llegar a sus seguidores, el poder comunicarte directamente con la gente que te sigue y comunicar de forma personal los proyectos en los que estás. Eso es muy guay. También me gusta mucho el tener contacto directo con ellas y que me conozcan, porque siempre, cuando un actor llega a donde llega, parte de la culpa la tienen los seguidores y nos debemos a ellos en ese sentido. Es como un trueque.
Imagino que también trataréis de tener cuidado para no mostrar más vida personal de la que queréis. ¿Os ponéis ciertos límites a vosotras mismas?
U: Tampoco es eso. Yo soy muy celosa de mi vida privada, pero a la vez me consiero una persona muy extrovertida a la que le gusta mucho conocer gente, muy sociable. Entonces intento mostrarme tal y como soy pero sin traspasar esa línea de contarles cosas que seguramente a ellos tampoco les interesen, ¡pobres!
Volviendo a la película, Cómo sobrevivir a una despedida desborda fiesta por todos los costados. ¿Alguna anécdota igual de loca del rodaje…?
U: Tenemos muchas… pero, por ejemplo, hubo una que fue más un drama que otra cosa. ¡Un drama dentro de una comedia! Tuvimos un accidente el primer día de rodaje… María Hervás y yo cogimos un coche y salimos con el freno de mano puesto y cuando fuimos a frenar pues claro, las pastillas de freno se habían quemado y no había manera de parar. Total, que entramos en una rotonda detrás del coche en el que iba el resto del equipo y catapúm.
N: La verdad es que podía haber sido mucho peor y se quedó en nada, menos mal.
U: Nos quedamos ahí en medio de la rotonda medio estabornidas pero finalmente no pasó nada, fue más el susto de que además era el primer día de rodaje, así que imagínate cómo empezamos.
N: Bueno, tú te hiciste un poco de daño en la muñeca, como tu personaje.
U: Sí, sí. Me metí hasta el fondo en el papel…
No sé si habéis llegado a esa fase dramática de la vida en que vuestras amigas se empiezan a casar… ¿Cómo reaccionáis al respecto?
N: Uy, no sé, a mí aún no me ha pasado pero sería muy raro. Por lo menos con las mías, que además están siempre solteras así que sería como de repente, rarísimo.
U: A mí tampoco, pero vaya, que no me haría ilusión…
¡¿Ni un poquito?!
U: No, ¡porque eso significaría que desaparecen del mapa! [bromea] Quiero mucho que sean felices, ¿eh? De verdad, pero si pueden serlo sin casarse pues oye, ¡mejor!
Y si la boda fuera la vuestra, con su correspondiente despedida, ¿qué no permitiríais bajo ningún concepto que os hicieran vuestras amigas?
N: Pues mira, en un principio el tema pene en la cabeza me daría mucha bajona, pero creo que luego entras en una dinámica que acabas diciendo: “Venga, ¡esto y lo que haga falta!». Ahí, cantando y de todo.
U: Yo el momento boys, lo tengo clarísimo. No puedo.
N: ¿En serio? Es súper divertido en el fondo ¿eh?
U: No, es una cortada de rollo total. A mí que se me venga un tío así como… No. Solo de imaginármelo me entra de todo. De verdad, me da muchísima vergüenza. Soy bastante extrovertida y desinhibida, pero hay ciertas cosas que es que no, y esa es una de ellas… No quiero, por favor. No. Aunque espera, esto es peor porque, cuanto más lo diga, más me lo van a hacer, ¡así que mejor me callo! [risas].
Por último, y volviendo al tema de las redes sociales, ¿con qué tres emoticonos describiríais la película?
N: Hay una que es como una novia, ¿no? Pues la novia…
U: Ah, claro. Y la flamenca, la flamenca no puede faltar.
N: Entonces flamenca antes que novia, ¿no? Porque son tres, y si añadimos las copas y el confetti…
U: Mira, yo es que pondría una cabra, directamente. En plan: estamos todas como cabras.
Y si un emoji de cabra no es motivo más que suficiente para ir corriendo al cine el próximo 24 de abril… Nada puede serlo. ¡Todos a sobrevivir a la despedida más loca del año!
[galeria]
