Ana Bernal Triviño es de esas periodistas que siempre han sabido qué querían conseguir en un medio tan difícil como el de los medios de comunicación, y más en los contextos políticos y sociales en los que hoy vivimos. Y más, siendo mujer. Doctora por la Universidad de Málaga, y actualmente docente de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), es una de las nuevas y activas voces españolas del feminismo, y desde los medios en los que pueden leerse sus columnas (Público, El Periódicos de Catalunya) o escuchar su voz, como el programa La mañana de RTVE, Ana pelea desde la trinchera más complicada porque se reconozcan los derechos de las mujeres no solo en nuestro país, también a nivel global. Nadie pensaría que detrás de esa voz dulce y esa actitud tranquila, de mirada firme con cierta timidez, se esconde una mujer que no tiene miedo a pelear por todas aquellas que no tienen voz, ni palabra, ni la oportunidad de contar sus historias, muchas a las que ellas ha dado visibilidad con lo que mejor sabe hacer: escribir, aunque sea en 140 caracteres.

Precisamente ese activismo en Redes Sociales, un medio que conoce a la perfección porque ha formado parte de grupos de investigación centrados en el uso de Internet y los teléfonos móviles, fue la semilla que creó la última obra que ha escrito: ‘No manipuléis el feminismo’ (Editorial Planeta 2019). Un libro que surgió inicialmente hace más de un año de un articulo que publicó en El Periódico de Catalunya, cuando las periodistas feministas activas en Redes Sociales se dieron cuenta que había un caldo de cultivo muy fuerte para el machismo en ellas. Un machismo que se daba cuenta de que el feminismo cada vez tomaba más y mejores posiciones, más allá de los primeros blogs o espacios reducidos en los que se movía, en un momento donde las redes permitían a esas periodistas conectarse de una manera que antes no era posible, sostener conversaciones en diferentes países, intercambiar discursos.

Ana Bernal: Ese fortalecimiento del discurso feminista comenzó a hacer más visible ese machismo que convivía camuflado, un machismo o «Neomachismo», como lo conocemos, que comenzó a tirar de mitos y frases hechas como por ejemplo «que la igualdad ya existe», cuando sabemos que no es así. La idea de crear este libro surgió realmente porque el sistema político en España ha cambiado y el discurso de ultra derecha se ha hecho más fuerte, ahora incluso con legalidad dentro del Congreso. Las últimas campañas electorales han legitimado ese discurso.

Grazia: ¿Por qué crees que estamos viviendo o hemos vivido ese avance de la ultra derecha y el discurso machista?

Ana Bernal: Una de las causas es que creíamos que estamos más avanzados de lo que estamos. Antes de la aprobación de la Ley de Violencia de Género, veíamos como este tema se trataba de manera transversal en los discursos políticos, pero a medida que se ha tambaleado el escenario político, han surgido partidos nuevos y con ellos nuevos discursos políticos: además de que cada uno ha mostrado realmente la cara que tenía. En medio de este contexto, muchos se dieron cuenta que podían hacer piña ya que aparecen nuevos interlocutores que ya no se ocultan y por lo tanto tienen el mismo pensamiento que tú: en ese momento te liberas, se te cae la máscara y lo muestras de manera abierta.

Grazia: ¿Crees que el movimiento feminista está siendo golpeado ahora más fuete que hace 5 años?

Ana Bernal: Sin duda. Muchas veces me preguntan que ahora qué viene, y yo siempre contesto lo mismo: ahora no solo tenemos que preocuparnos de la agenda del futuro, también de la del pasado porque estamos volviendo a recuperar temas que ya pensábamos estaban superados, como la Ley del Aborto o la Ley de Violencia de Género. Ahora tenemos que hacer esa labor pedagógica, algo que hace cinco años no teníamos que hacer, para tratar de contrarrestar esas falsedades y esa corriente negacionista que como no tiene argumentos es capaz de inventarse datos.

"En España no hay memoria feminista: si no sabemos de dónde venimos, es complicado que respetemos lo que se ha conseguido", Ana Bernal Triviño

No manipuléis el feminismo‘ es un libro en el que precisamente Ana ha querido recoger esos datos con ejemplos, en el que se desmontan 50 bulos machistas con datos e historia feminista. Una obra de 272 páginas en la que básicamente la mitad de sus páginas recogen frases textuales que se escucharon en las últimas campañas electorales.

Realmente (las mujeres) nunca le hemos importado a los partidos. Antes ni siquiera estábamos en los debates electorales

Ana Bernal: Anteriormente, la mayor parte de los avances feministas se habían promovido desde gobiernos de izquierda o gobiernos socialistas. Con la batalla política que comenzamos a vivir en España, el tema feminista comienza a entrar en el discurso políticos. Y además fue ese momento de aquel 8M tan masivo en el que vivimos dos casos muy significativos -el de las manadas y el de Juana Rivas- y que además fue tan particular, que abrió los ojos a los partidos políticos.

Grazia: ¿Crees que comenzaron a darse cuenta de que «no son cuatro ‘locas’ que salen a la calle vestidas de morado»?

Ana Bernal: Totalmente. En los debates electorales antes ni siquiera surgían preguntas de la igualdad, pero en ese momento los partidos políticos comienzan a darse cuenta que las mujeres somos la mitad de la población, somos votos que se les pueden ir, y más en un Congreso cada vez más fragmentado. Comienza entonces una «nueva batalla» para convencer a los votantes y a las mujeres, tanto dentro de los partidos como en su discurso hacia el exterior.

 

Tener mujeres en un partido político no significa tener un discurso feminista, muchas de ellas solo reproducen el discurso patriarcal para mantenerse dentro del propio status quo del partido

Grazia: ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en este contexto?

Ana Bernal: Los medios de comunicación no van a ser neutrales, cada uno tiene una línea editorial que tiene que mantener, pero también saben que tienen un compromiso con los Derechos Humanos y asumen que el feminismo es un asunto de Derechos Humanos de la mujer. Hay cuestiones que no deberían politizarse, básicamente porque tenemos un marco normativo internacional marcado por Naciones Unidas y el Convenio de Estambul, que no es lo que diga el movimiento feminista si no que son acuerdos firmados por España de obligado cumplimiento y se tienen que adaptar a nuestra legislación. El problema es cuando, sabiendo que tenemos ese marco legal que hay que cumplir, hacemos oídos sordos y soltamos ese discurso contra el feminismo (desde lo partidos políticos) muchas veces recogidos de manera literal por esos medios, enturbiando la agenda y tratando de desacreditar al movimiento.

Hay una situación actual que no dista mucho de lo que ya se hacía con las sufragistas en su momento. Muchos de estos partidos hablan del feminismo radical.

Grazia: ¿Qué crees que se está haciendo mal precisamente para que penetre esa sensación de radicalidad, de demonicación del movimiento y las feministas?

Ana Bernal: No todos los medios van en la misma línea de Derechos Humanos y ellos son los que crean la opinión pública y transmiten noticias en las que se demoniza a las mujeres, a las víctimas y encima se les hace un juicio paralelo (como hemos visto en el tema de Plácido Domingo).

En España no hay memoria histórica feminista, al no saber de dónde venimos, es complicado que tú respetes qué se ha conseguido. Te crees que te han regalado los derechos. No eres consciente de la lucha de años y siglos que lleva detrás.

Cuando existe esa falta de conocimiento, no tienes herramientas para afrontar la manipulación y es cuando calan en la sociedad este tipo de discursos. Si la gente fuera consciente de lo que ha costado este tipo de avances, le saltaría una alarma cuando escuchan este tipo de bulos que se recogen en el libro. Y porque al fin y al cabo el machismo está tan impregnado en nuestro día a día, que ofrecer a ella el beneficio de la duda o de que cuente su versión no es algo que se haga de manera natural, porque siempre se ha hecho de otra manera.

Grazia: ¿Y dónde queda la educación en este contexto?

Ana Bernal: La Ley de Violencia de Género tiene un apartado que incide en la educación, pero esa parte nunca se ha desarrollado. Algo que da la razón al movimiento feminista, porque aunque hay medidas punitivas, nos siguen asesinando: lo que falta es el desarrollo de esa otra parte de la ley, porque cuando llegamos a la condena, estamos poniendo el parche a lo ya hecho. Hay que comenzar desde antes, con una educación que les haga cambiar el chip y que cambie la línea de pensamiento patriarcal, y eso solo se consigue con la educación desde la familia, el colegio y el entorno cultural.

En esta charla de café, hay tiempo para hablar y analizar también lo que está ocurriendo en otras partes del mundo, no solo en España. Pusimos nuestros ojos en el otro lado del océano, donde el movimiento feminista está levantando más y más fuerte la voz, donde en países como México el número de feminicidios ha crecido exponencialmente, o Argentina donde las mujeres siguen luchando por conseguir derechos como un aborto libre y en unas condiciones adecuadas para las mujeres. Para Ana los movimientos feministas latinoamericanos son un referente, y nos recuerda cómo el #25N surgió del movimiento de mujeres latinoamericanas, pero también pone sobre la mesa lo importante que es alimentarnos todas mutuamente y hacernos fuertes con los derechos logrados.

Admiro a las mujeres latinoamericanas porque soportan unos índices de violencia altísimos.

Ana Bernal: Con la mujer latinoamericana no solo compartimos nuestro idioma, también compartimos una red entre nosotras y esto demuestra en lo que yo siempre insisto, en lugar de poner el foco en lo que nos diferencia debemos hacerlo en lo que nos une, en lo que compartimos. Sin esa unión el movimiento feminista se desintegra. Las mujeres somos víctimas en muchos países de maneras muy similares, nos matan (no importa dónde) y nuestras muertes están absolutamente normalizadas.

Vamos todas juntas para parar esa violencia que nos atraviesa

Después de esta larga y fructífera conversación me marcho a caminar por Madrid con esa idea de unión en la cabeza, de unidad femenina que sale a las calles no solo el #8M, también en el día a día, dejando de ser nuestras propias enemigas, cambiando nuestros discursos contra otras, aprendiendo de las compañeras, sabiendo que tenemos en nuestra mano el testigo para pasarlo de generación en generación, viendo lo que nos une más que lo que nos separa, porque cuando estamos fragmentadas nada se consigue y cuando nos unimos somos más fuertes y tenemos por delante un trabajo de mucho tiempo.

*Puedes seguir la conversación de Ana Bernal Triviño en Redes Sociales a través de su cuenta de Twitter o de Instagram.

*Si quieres tener tu ejemplar de ‘No manipuléis el feminismo‘, puedes conseguirlo aquí.

*Imágenes: Cortesía Ana Bernal Triviño.