Jessica Sepel, además de nutricionista, es una chica práctica. Para esta gurú australiana de las dietas, no hay nada más natural que cuidarse, mucho más cuando de lo que se trata es de estar perfecta el día de su boda, un enlace que tuvo lugar hace un par de meses.

Hasta el mismo día de la ceremonia, la vida de Jessica no fue muy diferente a la del resto de novias del planeta. Las diferencias comenzaron el mismo día del enlace. Porque ella no estuvo a dieta durante meses para, en el banquete, poder comer lo que quiso; o desentenderse de la báscula una vez tuviera el anillo en el dedo. Su propio almuerzo, en un idílico resort de Tailandia, también era bajo en calorías. “Carne magra con verduras o un poco de pescado a la parrilla con especias y unas hortalizas fueron el menú principal”. Y eso tras desayunar un poco de agua caliente con unas gotas de limón, papaya y un café solo sin azúcar. El objetivo: “no tener el estómago pesado durante el baile”.

© Instagram @JSHealth
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Jessica y Dean, su marido, igual de obsesionado comprometido con una forma de vida saludable, ‘sometieron’ a sus 170 invitados a cuatro días de vino orgánico, verdura y carne sin grasa. “Se trataba de reflejar nuestro estilo de vida”, afirmaron. No es de extrañar que la prensa australiana calificara el enlace como ‘el más saludable de la historia’, enmarcado en imágenes bucólicas de las playas tailandesas que compartió con sus seguidores en Instagram.

Los invitados disfrutaron de cuatro días en el paraíso para celebrar el enlace, con menús sanos y clases de yoga mirando al mar. © Instagram @JSHealth
Los invitados disfrutaron de cuatro días en el paraíso para celebrar el enlace, con menús sanos y clases de yoga mirando al mar. © Instagram @JSHealth

¿Sería posible hacer algo parecido en España, donde parece que si no ‘sales rodando’ de una boda, algo ha ido mal? Da igual en qué rincón se celebre. Las del norte, como las del sur, coinciden en ser auténticos festivales calóricos, festejos que, además, entroncan con las pulsiones sociales más irracionales y pasionales: no ser menos, aparentar… pero también demostrar nuestro cariño ‘cebando’ a los invitados, cuando lo más lógico sería hacerlo no provocándoles un empacho o un cólico para que puedan disfrutar de la fiesta.

“Las tradiciones son parte de lo que nos mantiene unidos como sociedad, por lo que cumplirlas o no es algo que no suele entrar dentro de nuestros planteamientos de consciencia. Por eso son tan difíciles de cambiar, porque nos dan seguridad y cohesión. Además, la comida y la forma de comer son unas de las áreas más influenciadas por lo sociocultural”, explica la psicóloga Laura Landau, experta precisamente en la atención a personas con sobrepeso.

Sin embargo, Landau no es pesimista, en tanto que parece que cada vez somos más conscientes de que nos pasamos. “En España ya se está incorporando el concepto de lo saludable, pero queda mucho por recorrer. Las fiestas siguen siendo el momento de ruptura con lo cotidiano, que se manifiesta, entre otros, en el desborde asociado a lo que se consume en ellas. Este exceso no parece ser un problema, pues se compensa luego con una restricción también excesiva (y peligrosa) al día siguiente”, afirma.

© Fotograma de 'Eternamente comprometidos' (2012).
© Fotograma de ‘Eternamente comprometidos’ (2012).

Lo que parece difícil es que nuestros invitados acepten un menú light así como así. “Ya si se sirviera un plato de menos, podríamos ser objeto de críticas”, señala Laura. “En el fondo, una comida es una celebración y una forma de unión. Comer en compañía es mucho más agradable y enriquecedor que comer solo, lo que convierte este gesto en una forma más de afiliación. Y, aunque no es el motivo principal de la boda, que se supone que es la unión entre dos personas que deciden compartir su vida, sí ensalza la parte de la celebración”, explica Cuca Azinović, responsable del centro Bienestar Consciente de Madrid, donde enseñan el método Mindful Eating para comer de forma sana.

Jessica y Dean prepararon un menú en el que se sustituían algunos alimentos por otros más saludables. El punto de controversia fue el vino, que no se cambió por una bebida sin alcohol, sino por una etiqueta de bodega ecológica. “No sé si un vino orgánico es más saludable realmente que uno tradicional, pero sí que bajo esa bandera se están embotellando brebajes imbebibles”, explica Pascual Drake, director de Todovino.com y auténtico gurú del vino en las redes sociales de nuestro país. “Afortunadamente, ya se están elaborando vinos orgánicos magníficos en España. Hay tres que a mí me gustan especialmente: el blanco Nosso, de Menade; el tinto Honoro Vera Organic, de Juan Gil; y Le Naturel, de Vintae. Los tres, además, de menos de 10€. Pero también hay muchas guarradas por ahí…”.

Bodas saludables

 

Pascual no entiende una boda sin vino –“¡Pocas cosas entiendo ya sin vino…!”, afirma- y su consejo para acertar con la elección no está en su procedencia ecológica o no, sino en aplicar el sentido común. “Si yo me casara mañana, pondría un vino decente y no demasiado caro. Las grandes botellas me las guardo para otros momentos más propicios en los que sacarle de verdad el jugo, ya que las bodas son el festejo en el que más vino se tira por el fregadero. La gente está a lo que está, y no precisamente a paladear un vino”.

Un truco para vivir una boda sin excesos es planificar el día a día sin necesidad de buscar rupturas en fiestas o fines de semana, es decir, disfrutando cada momento. “Lo que nos mueve a vivir celebraciones como una boda con más intensidad es también la rigidez con la que vivimos nuestro a diario. Hay una tendencia generalizada a ir en piloto automático, cumpliendo funciones y agenda en el día a día y esto hace que, cuando llega una ocasión especial, tengamos la necesidad de romper con el tedio y darle una nota de color a nuestra vida”, afirma Cuca Azinović. “Sin embargo, si ponemos conciencia en cuidarnos momento a momento, y esto incluye pequeños caprichos vividos con placer y sin culpa, llegaremos con menos ‘necesidad’ a cualquier evento que pueda suponer una huida de la rutina”.