No tiene la fama de París ni de Londres, pero Bruselas tiene alma cosmopolita. Tanto o mas que otras capitales europeas. Y es bastante más barata que las otras dos. Aquí conviven una rara mezcla de familiares de eurofuncionarios, inmigrantes de los cinco continentes en busca de oportunidades y riadas de Erasmus sí, escucharás mucho hablar en español y no será el fantasma de la reina Fabiola. Un mejunje que da vidilla a la ciudad y que hace, por ejemplo, que a medianoche en la Gran Place y aledaños siga habiendo bullicio y gente por las calles (dime tú en qué ciudad europea, al otro lado de los Pirineos, encuentras gente con ganas de juerga en la calle pasada la medianoche).

En estos días, además, la ciudad se viste de Navidad. Y no es por nada, pero mola mucho. Y engancha. Porque esta en un justo medio entre la esencia navideña alemana o escandinava y el jolgorio español. Pero sin tanto Papa Noel ni la mística de Santa Lucia de los unos, ni el tolozón de decibelios y esa extraña pasión por las pelucas horteras XXL que tanto abochornan en nuestros mercadillos patrios. Si te planteas una escapada exprés en Navidad, este es tu destino. Para hacértelo más sencillo, hemos descubierto para ti algunas de las claves para disfrutar de la ciudad en plan navideño.

En la Grand Place, al caer la noche, los edificios se iluminan acompañados de música orquestal.
En la Grand Place, al caer la noche, los edificios se iluminan acompañados de música orquestal.

Hazte tu propio planning

¿Quieres ver el Atomium? ¿El Museo Magritte? ¿Coudenberg, o, lo que es lo mismo, el antiguo Palacio Real (o lo que queda de él porque se destruyó en un incendio en 1731) donde Carlos V abdicó en su hijo Felipe II?, (ve preparada a que algún listillo te diga que ese lugar sale en la serie Isabel, en lo que es un gazapo por toda la escuadra ya que los monarcas españoles no lo pisaron hasta que Carlos V puso sus reales pies en Bruselas). Entra en la web oficial de la Oficina de Turismo de Bruselas, o en Brussels Life, un webzine con lo más in de la ciudad, y hazte tu propia ruta con lo que más te interesa ver.

 

Blanca Navidad

No te hagas ilusiones. Lo más probable es que no te nieve, así que tu estancia no será blanca, pero sí te hará frío. Ve preparada, calentita y con el bolso bien controlado (las aglomeraciones de gente son caldo de cultivo para carteristas en los cinco continentes) porque aquí lo navideño se vive en plena calle. Para enterarte de la agenda navideña echa un vistazo en Plaisirs d’Hiver. Aquí va un aperitivo:

No te pierdas el mercadillo (bonito eufemismo para una sucesión de 230 casetas a lo largo de 2,5 kms). Se extiende desde la Grand-Place al Vismet, pasando por la Place de la Monnaie, la calle Éperonniers, la del Marché-aux-Fromages y Chapeliers. Encontrarás decoración navideña, artesanía, puestecitos de comida y hasta de bebida con mayúsculas (léase, el de Jagermaister o Licor 43).

 

A patinar

Llámame ñoña, pero si en las películas romanticonas funciona, tú no vas a ser menos. Ponte los patines, rememora mentalmente All I Want For Christmas de Mariah Carey y deslízate por el hielo en la pista de patinaje de la plaza de la Monnaie.

En dos kilómetros y medio de mercadillo navideño puede pasar de todo.
En dos kilómetros y medio de mercadillo navideño puede pasar de todo.

 

Juegos de luces

En Bruselas no hay villancicos estridentes ni ruido ensordecedor. Además la Navidad se decora como debe ser. Nada que ver con el árbol de alambres publicitarios de Madrid. El de Bruselas es un abeto alto, frondoso y traído directamente desde Letonia, país que presidirá la UE en 2015. En vez de bolas, verás brillar la palabra Riga. En cuanto anochece, cada media hora, entre las 17:30 y las 22:30, se iluminan los edificios de la Grand Place acompañados de música orquestal. Verás hordas de turistas, smartphone en mano, inmortalizando el momento. Una vez más: ojito al bolso. Los juegos de luces estarán hasta el 4 de enero. Y lo mismo en iglesia de Sainte-Catherine (en la plaza que lleva su nombre). De día es tirando a fea. Verla coloreada es espectacular (a diario, entre las 18h y las 22h, cada 30 minutos).

La iglesia de Sainte-Catherine cobra vida por la noche, cuando se colorea.
La iglesia de Sainte-Catherine cobra vida por la noche, cuando se colorea.

 

Viva el steam punk

Me da igual que no te gusten los carruseles. Tienes que montarte en estos, de inspiración steam punk. Mira la foto, ¿no te apetece?

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Comer en la calle

No sé si será herencia de los Tercios de Flandes o qué, pero a los belgas les gusta picotear en la calle. Y les da igual que haga frío: los puestos navideños de comida estarán hasta arriba. ¿No te gustan las salchichas? Prueba en alguna pescadería-marisquería alrededor de Santa Catalina (Mer du Nord. Rue Sainte-Catherine 45 Sint-Katelijnestraat). Desde mejillones a ostras o navajas. Y no demasiado caro.

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Bajo techo

Si la comida navideña y callejera te parece muy bien, pero dadas las temperaturas prefieres algo más calentito, aquí van algunas propuestas. Mi favorito es Exki: eco, bio, molón y 100% hipster. Tienen una veintena de establecimientos y se autodefinen como un restaurante de comida rápida sana, orgánica, con productos naturales y frescos. En el interior, la decoración es simple y el funcionamiento aún más: coges tu sándwich, tu ensalada, tu sopa, tu smothie sin lactosa, tu refresco con stevia o tu lasaña, pagas y te vas a tu mesa. Dos buenas noticias para los españoles: puedes comer a cualquier hora (vital en una ciudad donde lo normal el almorzar a las doce del mediodía) y todo es de take away.

Otras opciones similares son God Save The Cream (la reinterpretación belga de la gastronomía casera inglesa. Rue de Stassartstraat 131), Chez Josy (con infinidad de zumos bio y ensaladas. Place Keymplein 15) o Gramm (tan kilómetro 0 y ecosaludable que no encontrarás Coca Cola. Rue de Flandre 86,).

Si buscas algo sorprendente, no te pierdas La Quincaillerie, una brasserie ubicada en lo que en su día fue una ferretería (Rue du Page, 45 – B) y Cook & Book: una librería con restaurante incorporado (Place du Temps Libre 1).

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No hagas el guiri

Si en tu ciudad vas con pies de plomo al elegir un restaurante en el centro de la ciudad, ¿crees que fuera va a ser muy diferente? En los alrededores de la Grand Place te toparás con infinidad de establecimientos cuyos voceros hablan todas las lenguas imaginables. Los autóctonos lo llaman la ‘barriga de Bruselas’ por la enorme oferta aunque ninguno se atrevería a comer aquí por la mala calidad de casi todos ellos. Una excepción: Chez Léon (rue des Bouchers). Es el must de los restaurantes de mejillones. Los encontrarás cocinados de todas las formas posibles. Además, otros platos típicos belgas (cómo no, las croquetas de quisquillas) y a precios razonables.

Chez Léon es el must de los restaurantes de mejillones.
Chez Léon es el must de los restaurantes de mejillones.

 

Al rico chocolate

Mal asunto si no eres golosa y peor aún si no te va el negro manjar. Aquí les gusta puro y elevado a la enésima potencia de la exquisitez. Prueba los de Pierre Marcolini (sus establecimientos parecen joyerías y casi no huele a chocolate) o los de Laurent Gerbaud.

Las tiendas chocolateras Pierre Marcolini parecen joyerías.
Las tiendas chocolateras Pierre Marcolini parecen joyerías.

 

Por supuesto, cerveza

Los belgas se jactan de tener de las mejores cervezas del mundo. No van desencaminados. Tendrás mil variedades donde elegir aunque lo más exótico es la cerveza de fermentación espontánea. No es barata pero es rara de encontrar en España. Hay mil sitios pero mi favorito es Moeder Lambic.

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Deja un rato para el arte

Aunque tengas poco tiempo, te sugiero que aproveches para ver el Museo Magritte (Koningsplein 1 Place Royale. Entrada 8 €) y Maison Particulière (Rue du Châtelain, 49. Entrada gratuita. Una casa de varias plantas con obras de coleccionistas privados que va cambiando periódicamente). 

Reserva algunas horas de tu escapada para visitar la Maison Particulière.
Reserva algunas horas de tu escapada para visitar la Maison Particulière.

 

Cómo llegar:

Brussels Airlines dispone de varios vuelos a precios asequibles.