Cuando eres joven, vives todo con mas intensidad. Quizá por eso, Natalia de Molina (Jaén, 1990) se empeña en disfrutar al máximo de todo lo que le esta pasando… que no es poco. A los 23 años ganó su primer Goya como Mejor actriz revelación por su papel en Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2013). Era su primer largometraje, pero encandiló a crítica y público y, poco a poco, las buenas noticias se fueron encadenando. Eso sí, con mucho esfuerzo detrás. Y pasión, pasión sobre todo, porque esto es lo que quiere hacer desde que Marilyn Monroe removió algo dentro de ella, cuando apenas tenía uso de razón como para saber quién era realmente esa señora rubia con labios rojos que resplandecía al otro lado de la televisión.

Natalia, sonriente ante las cámaras en la alfombra roja de los Premios Feroz. © Getty Images
Natalia, sonriente ante las cámaras en la alfombra roja de los Premios Feroz. © Getty Images

Ahora, tres años después de darse a conocer al gran público, vuelve a estar en la lista de nominados a los premios mas prestigiosos del cine español. Esta vez, (algo más) mayor; esta vez, en la categoría de Mejor actriz protagonista, donde compite con Inma Cuesta (La novia), Juliette Binoche (Nadie quiere la noche) y Penélope Cruz (Ma ma). El solo hecho de estar ahí es un honor para ella, y los ojos le brillan cuando, a dos semanas de la ceremonia, se le pregunta por ello.

En su camino hacia el venerado cabezudo, su papel en Techo y comida, el crudo drama social de Juan Miguel del Castillo, le ha valido dos nominaciones más: una, en los Forqué; la otra, en los Feroz. De los primeros, por cierto, salió con las manos llenas y, cuando me reúno con ella tres días después, en el acto que organiza L’Oréal Professionel (encargado de poner guapas a las actrices la noche de los Goya) en la Academia de Cine, sigue recordando la emoción: «Fue un momento surrealista, sigo sin tener palabras. Es que… es que es muy fuerte lo que me está pasando», me dice sin pestañear.

Su papel como Rocío le ha valido una nominación como Mejor actriz protagonista a los grandes premios del cine patrio. © Fotograma de 'Techo y comida'.
Su papel como Rocío le ha valido una nominación como Mejor actriz protagonista a los grandes premios del cine patrio. © Fotograma de ‘Techo y comida’.

¿Cómo te sientes de cara a esta nueva nominación?
La verdad es que la sensación que tengo es un poco la misma que tuve cuando me nominaron por Vivir es fácil porque, aunque ya he estado nominada, esta es una situación nueva totalmente. Actriz protagonista, con el primer papel que hago de tanto peso, con una película que nos ha costado mucho sacar adelante porque mucha gente no creía en ella… y, de repente, ver que han valorado tanto el trabajo es lo más. Y encima en los Goya. ¡Estar ahí es…!

Hace unos meses presentabas Cómo sobrevivir a una despedida, una comedia muy loca que no tiene nada que ver con la crudeza de Techo y comida
Sí. De hecho, el guión de Techo y comida me llegó el último día de rodaje de la despedida.

¿Cómo se afronta un cambio tan drástico? Pasas de ser una joven dándolo todo en una despedida de soltera, a una madre igual de joven con un niño de ocho años en una situación muy complicada…
Pues es que es una de las cosas que más me gustan de mi profesión, de ser actriz, el poder hacer cosas tan diferentes. Estar en una cosa y, de repente, ir a todo lo contrario. Luego me pasó lo mismo: terminé Techo y comida y empecé con Kiki, de Paco León, que se estrena en abril y cuando la veas… es que es otro universo. ¡Todo lo contrario! Pero me pruebo como actriz y esto me hace enfrentarme a cosas en las que no sienta que lo controlo todo. En ese sentido, Techo y comida es un grandísimo paso en mi carrera.

Fotograma de 'Techo y comida', la película que podría valerle su segundo Goya. Esta vez como actriz protagonista.
Fotograma de ‘Techo y comida’, la película que podría valerle su segundo Goya. Esta vez como actriz protagonista.

¿Cómo te preparas para un papel como ese? ¿Qué te ayudó a meterte en él?
De primeras, si lees el guión y te toca como este me tocó a mí, eso ya hace mucho. Si te emociona y sientes cosas en la primera lectura, quiere decir que hay algo de ti que quiere participar en esa historia y que quiere entender al personaje. Pero, obviamente, ha sido una construcción muy compleja y es lo más duro que he hecho hasta el momento. Me he informado mucho, he leído mucho, he hablado con un montón de gente que trata estos casos. Todo lo que pude hacer, lo hice. Además, me abrí en canal, confié plenamente en Juan Miguel y fui consciente del peso que dejaba esta película sobre mi personaje. Es muy cruda, no hay nada donde te puedas apoyar; no hay música, la fotografía es prácticamente documental… es todo muy de verdad y se sustenta en la interpretación, y eso da un poco de vértigo. Pero hay que arriesgarse y darlo todo, que si sale mal, por ti no sea.

Si pudieras escribirle una carta a Rocío, el personaje que tantas alegrías te está dando, ¿qué le dirías?
[Respira hondo] Sería algo muy íntimo lo que le diría. O no, no le escribiría y simplemente le daría un grandísimo abrazo, algo más sensorial.

Lo que está claro es que, como sigas a este ritmo, ¡en diez años no vas a tener sitio en el salón para tanto premio! ¿Cómo te ves en ese momento?
Me gustaría verme trabajando, no soy muy pretenciosa. Aunque, bueno, tal y como están las cosas ¡bastante ambicioso es decir que quiero trabajar! [ríe] Quiero poder mirar atrás y sentirme orgullosa de las cosas que he hecho, que espero que sean muy diferentes entre sí y que me hayan aportado mucho como actriz. Lo de los premios es una cosa muy bonita y un reconocimiento maravilloso, ¡a nadie le amarga un dulce! Pero lo realmente importante es trabajar y hacer personajes en los que puedas dejarte la piel. Lo que venga después solo será consecuencia de ello.

A poco más de dos semanas para los Goya, imagino que ya habrás empezado con los nervios y los preparativos. ¿Cómo lo hace una actriz para tener todo a punto en el día clave?
Estoy haciendo lo mismo que hice con Vivir es fácil: contar con un grandísimo estilista, Freddy Alonso. Llevamos mucho tiempo trabajando juntos y me entiende perfectamente, hacemos muy buen equipo. Y menos mal, porque si tuviera que hacerlo yo sola… Es que es un mundo, ¿eh? Él me trae muchas opciones porque sabe lo que me gusta y lo que me sienta bien, y yo elijo, tomo la última decisión.

Natalia con su primer Goya, como Mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados. © Getty Images
Natalia con su primer Goya, como Mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados. © Getty Images

Entonces podrás darnos alguna pista sobre tu look…
Uy, es que todavía no lo sé –la miro ojiplática-. Ya, es muy fuerte. Pero vamos, que el año de Vivir es fácil hasta tres días antes no lo tenía tampoco. En ese momento lo viví con mucha angustia, así que ahora lo llevo un poco mejor porque sé que lo voy a encontrar. Cuando llega, te lo pruebas, lo ves y dices «es este». Es algo que se siente.

¿Venga, ni siquiera sabes aún el color…? (insistente, yo)
¡No! Aunque amarillo sé que no lo quiero. No soy supersticiosa, pero no sé, no quiero nada que lleve amarillo, eso lo tengo claro.

¿Recuerdas algún tropezón estilístico al que mires ahora y digas “por Dios, que esto no me vuelva a pasar”?
Sí, claro. Al principio eres nueva, tienes menos idea de muchas cosas y te equivocas más. Pero luego te vas encontrando, es todo un proceso…

Algunos de los looks de Natalia en los últimos dos años. © Getty Images / Cordon Press
Algunos de los looks de Natalia en los últimos dos años. © Getty Images / Cordon Press

Como en la vida real, vaya. Esos pantalones chillones de pata de elefante los veo ahora y…
No se sabe, ¿eh? Con tanta moda que vuelve, ¡lo mismo nos vemos con chándal fosforito en breves! [bromea. Ay, Natalia, no seré yo quien te diga que sí, que el chándal está ya a la vuelta de la esquina].

¿Sueles fijarte en alfombras rojas internacionales a la hora de prepararte?
No suelo buscar con ese fin, pero sí que veo todos los premios en cada momento y me fijo mucho. Me gusta mucho ver las de Hollywood; Mario Cotillard, Emma Stone, Jennifer Lawrence…

Y a nivel profesional, ¿a qué actriz te acercarías a darle las gracias por hacer que te dediques a esto?
Pues una ya no está, que es Marilyn Monroe. Desde que era pequeña, con dos años, me disfrazaba de ella sin saber muy bien por qué, porque no sabía quién era esa mujer, ni nada, pero la veía en las revistas y en películas y quería ser ella. Ahora ha pasado el tiempo y soy muy fan. Luego, Gena Rowlands, que este año le dan el Oscar de Honor y es definitivamente una de mis actrices favoritas.

Por último, y antes de desearte toda la suerte del mundo, ¿un sueño que aún te quede por cumplir?
Hay tantos… No conozco Buenos Aires. Cumplí el de ir a Nueva York y ahora quiero viajar allí. También me encantaría trabajar con Ricardo Darín.

natalia-de-molina-techo-y-comida-02