La cuenta atrás ha llegado a su fin. Tras siete temporadas, este domingo 8 de mayo se despide de nuestras pantallas The Good Wife, la ficción que nos ha hecho amar las series de abogados. Porque para disfrutar de las andanzas de Alicia Florrick (Julianna Margulies) no era necesario que te gustasen las series de juicios. Es verdad que aquí hay bufetes, que hay juicios, que hay abogados, pero han sido el vehículo para hablar de ética, de relaciones humanas, de lealtad…

Pero sobre todo The Good Wife es una serie llena de mujeres poderosas y que han hecho mucho por el feminismo, algo que parecía difícil teniendo en cuenta su punto de partida. Pero, ¡gracias a CBS por empoderar así a las mujeres!

  • Se puede empezar de cero

Alicia Florrick es como el Ave Fénix: la conocimos apocada a la sombra de su marido, un político de Chicago a punto de entrar en la cárcel, habiendo admitido (además) haberla engañado con prostitutas. Todo un papelón, porque Alicia Florrick dejó de trabajar muchos años atrás y se encuentra con que todo se ha ido a la mierda tiene que volver a buscar empleo.

A lo largo de las siete temporadas la abogada se reinventa una y otra vez. Lo supera todo: escuchas, investigaciones, zancadillas, fusiones, refundaciones porque la muchacha es un poco como la Jessica Fletcher de los abogados y todo lo malo le pasa a ella… Y con cada dificultad Florrick, bajo ese aspecto imperturbable, bajo toda su contención, resurge cada vez más libre.

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  • Se puede sobrevivir en un mundo despiadado

El mundo de la abogacía tal y como lo presentan en TGW es la jungla: acatan la ley escrupulosamente, pero siguiendo la letra y no el espíritu de la misma no sé de qué nos sonará esto. Hoy se aman, mañana se odian, se tiran los trastos y cuatro días más tarde están de nuevo en el mismo bando. Una cosa de locos y solo apta para los más fuertes ya que nunca sabes en quién confiar. El la serie queda reflejado que las mujeres no somos las lindas florecillas del campo que algunos quieren que seamos y nos demuestra que una mujer también puede pelear.

Y tomarse una copa después de trabajar. O dos...
Y tomarse una copa después de trabajar. O dos…
  • Cómo sobrevivir en un mundo de hombres… sin usar sus armas

Frecuentemente asumimos que para que los hombres nos tomen en serio debemos actuar como ellos. En TGW, sin embargo, esto no es así: las mujeres luchan, pero con sus propias armas. Y no, no hablamos de escotes ni minifaldas gracias a dios y a los guionistas. Las mujeres de The Good Wife son excéntricas, como la inconmensurable Elsbeth Tascioni (que se merece un spin off YA), fuertes como Kalinda Sharma, llenas de ambición como Diane Lockhart o con la convicción de Alicia Florrick. Sin duda es de agradecer una serie dramática en la que las mujeres son mucho más que un arquetipo plano o las acompañantes del protagonista masculino.

"¿Les damos pal pelo, verdad?". "Ajá".
«¿Les damos pal pelo, verdad?». «Ajá».

Nos lo han vendido muy bien: los hombres son nobles, las mujeres son malas por naturaleza y se llevan mal entre ellas. Pero resulta que no, que la misoginia interiorizada que muchas padecemos sale a la luz también en la serie. Uno de los momentos más memorables de esta soporífera y última temporada ha sido cuando Alicia Florrick se rompe por fin y Lucca Quinn le dice que ella es su amiga y ahí está, que nadie espera que lo lleve todo ella sola más maja que para qué.

"¡Hasta el mismo moño estoy ya!"
«¡Hasta el mismo moño estoy ya!»
  • Se puede trabajar y ser madre

Podría parecer que si fuera por la abogacía estadounidense la raza humana se extinguiría: la mayoría de los personajes tiene relaciones disfuncionales. Normal, cuando se trabaja a todas horas el espacio para la vida personal es muy limitado. Sin embargo, Alicia Florrick consigue sobrevivir y criar a sus hijos de manera relativamente bastante un poco solvente y hacer de ellos dos personas bastante normales si obviamos el hecho de que la hija pasa por un momento de fanatismo religioso un tanto extraño. A pesar de ser una abogada brillante, la Florrick demuestra que su familia está siempre en su mente. Su madre es insoportable, pero es su madre. Su marido será lo que sea, pero está casada con él y al menos le debe lealtad.

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  • La libertad económica siempre actúa a nuestro favor

Cuando en el primer capítulo de la primera temporada meten al marido en la cárcel ella se encuentra con una mano delante y otra detrás: sin recursos y, como la protagonista de Younger, con dificultad para acceder al mercado laboral. Demasiado vieja para ser una junior y sin la experiencia suficiente para ser senior. Comenzar a trabajar, redescubrir su profesión y empezar a ganar dinero la empodera para ir haciendo cambios en su vida y ser cada vez más libre.

"¿Eso es lo que vale un apartamento en Manhattan?"
«¿Eso es lo que vale un apartamento en Manhattan?»
  • Una copa de vino lo arregla todo

Otra de las lecciones que aprendimos con la serie: beber no es necesariamente de borrachuzos. ¡La de botellas de vino que habrán caído en esa cocina! La serie ha hecho por la industria vitivinícola más que muchas campañas de publicidad.

"Que no es que necesite el vino, es que me gusta..."
«Que no es que necesite el vino, es que me gusta…»
  • ¡Disfruta del sexo!

Alicia Florrick no nos viene a la cabeza así por bestia sexual. Pero nada hacía presagiar que bajo esa mujer con esos trajes de chaqueta del principio, esa peluca ese peinado relamido, se encontraba alguien capaz de dejarse llevar. ¡Y de qué modo! Si los ascensores hablaran … Conforme Alicia se va empoderando y va tomando las riendas de su propio destino es cada vez más capaz de dejarse llevar ¡ouyeah! Y nosotras que nos alegramos porque si triunfa una triunfa el equipo.

Pim pam pum, bocadillo de atún.
Pim pam pum, bocadillo de atún.

Y de qué modo triunfa por cierto… que cada pretendiente es más mono que el anterior. ¡Bravo por ti!

"¿Me quieres decir que soy un hombre objeto?"
«¿Me quieres decir que soy un hombre objeto?»

En resumidas cuentas, ¡gracias The Good Wife por 7 años de buena televisión!