Siete de la tarde. Él te dijo que te iba a llamar, que, por supuesto, quedaríais el sábado, y que tenía muchas ganas de verte otra vez. Pero la triste realidad es que el teléfono no suena. Y tú no dejas de mirar a la pantalla. Miras el teléfono una vez, y otra, y otra, y no, no llega ni un penoso WhatsApp con un “hola, ¿qué tal?” No sabes qué hacer. Te gusta tanto… “¿Le llamo, no le llamo?, si es que ya le escribí ayer…”.

74086_30errores

Normalmente escuchamos “a las mujeres no hay quien las entienda” cuando, en realidad, pocas cosas hay más difíciles que entender a un hombre. Y es que, ¿por qué desaparecen tantas veces sin avisar?, ¿fingía cuando parecía que le había conquistado y reía sin parar?, ¿qué diablos pasó luego por su cabeza y qué le hizo desaparecer?

Bien, por un lado, piensa que un alto porcentaje de hombres son compromisofóbicos, es decir, tienen fobia al compromiso. Y, como si el espíritu de Peter Pan se hubiera apoderado de ellos, no quieren terminar de madurar. De ahí que, en muchos casos, se encuentren más a gusto en su papel de novios-whatsapp que en ese otro en el que se verían obligados a dar de sí mismos todo lo que exige una relación madura.

© 3 bodas de más
© 3 bodas de más

El problema puede que no esté en ti, que esté en él, así que mantén tu autoestima bien alta. Tú sólo puedes intentar no caer en las primeras citas en los 30 errores más comunes. Apunta:

 

1. Hacerte la interesante. Se trata de que en esa primera cita seas tú, no que te conviertas en una persona que parece hablar con un diccionario en la boca, ni en alguien que es superentendido en música (cuando grupos verdaderamente modernos, esos que no salen en Los 40 Principales, no conoces ninguno), ni en alguien que lee dos libros por semana (nadie lee tanto). No aparentes ser otra persona: es muy triste, y además no sirve para nada.

2. Permanecer estupefacta, a ratos, mientras él te habla, como si estuvieras presenciando la llegada del Mesías. Otra vez en contra de la naturalidad. Sonríe, sonríe todo lo que puedas. Poco hay más irresistible que una sonrisa.

© El cambiazo
© El cambiazo

3. Reír a carcajadas. Vale, está bien que sonrías, pero es mejor que no rías a mandíbula batiente por cada cosa que diga. Que sí, que te parece muy gracioso y que te encanta, pero que alguien que ríe por todo da la impresión de ser superficial y cansino.

4. Decir «me da lo mismo» con todo. Si te va a invitar a cenar, a la hora de elegir los platos en la carta, no digas: “Ay, a mi me da igual, ji, ji, mejor elige tú”. ¡No! Tú tienes criterio propio para todo, también para decidir qué comida te gusta.

5. Rehuir su mirada. La seducción se basa, entre otras cosas, en un intercambio y en esa capacidad no solo de mirar fijamente a los ojos sino en el hecho de mantener la mirada durante unos segundos. Eso lo descolocará, y le hará sentirse intimidado, como si, durante milésimas de segundo, cayera bajo tu embrujo. Durante el tiempo compartido, hazle entender que para ti es la única persona que existe en el mundo. Si lo logras, el hechizo está asegurado.

© The Holiday
© The Holiday

6. Ir maquillada como una puerta. No suele gustar una mujer tan maquillada como una actriz de Hollywood sobre la alfombra roja. Que sí, que es tendencia tal tono de ojos y tal color de pómulos, y que has leído que en la exageración también está la diversión, pero que todo eso te resta naturalidad. Y si no eres natural, no resultas auténtica. Y entonces, ¿cómo pretendes gustarle?

7. Agregarle a Facebook o seguirle en Instagram antes de que te siga él. Lo sé, es una tontería, pero ellos son como son: los novios-whatsapp pueden asustarse por las cosas menos esperadas.

8. Ir vestida de cualquier manera. El hecho de que seas natural no quiere decir que seas un perroflauta. Tú valoras la belleza y, a esas primeras citas, vas monísima e ideal de la muerte, incluso, por qué no, estrenando ese modelito que te compraste la semana pasada. Parece un argumento superficial, pero funciona: la belleza y el cuidado de la imagen, como se demuestra en el libro La ciencia de la belleza, son armas muy poderosas.

9. Llevar tus manos de cualquier manera. ¡No! Las manos son muy importantes, tanto como para que los centros del cuidado de uñas sean los que más están proliferando en estos tiempos de crisis. No hace falta que te hagas una manicura, pero, si te apetece, será bienvenida.

10. Presentarte con el cabello recogido. Llévalo como quieras, pero, si es con brillo y suelto, mejor. Vale, parece tópico, pero, hay tantos hombres así…

© (500) días juntos
© (500) días juntos

11. Mantenerte distanciada de él en todo momento, como si te diera miedo. ¡No! Al contrario: recuerda que quieres seducirle, por lo que no sólo conviene que le mires a los ojos fijamente, como si fuera la única persona que existe en el mundo, sino que de cuando en cuando le roces suavemente, como la que no quiere la cosa, su brazo, o su cara -aprovechando la explosión de una risa, por ejemplo-. El roce provoca la excitación, porque libera la hormona del amor: oxitocina.

12. Quejarte. Lo dice Fangoria en la mejor canción de su nuevo disco: “Deja de quejarte sin descanso, es aburrido y ¿de qué sirve?”. Quejarte no te beneficia en ningún aspecto de tu vida, menos aún para conquistar al hombre que te gusta. Cualquiera sale huyendo ante un quejica, hombre o mujer.

13. Hablar de tus defectos. ¡No! Una cosa es que seas natural, y otra muy diferente es que, en las primeras citas, reconozcas tus defectos. Todos los tenemos, pero, del mismo modo que el que enseña un piso que trata de alquilar no hace sino resaltar sus virtudes, conviene que hagas lo propio contigo pero… (siguiente punto).

14. Resaltar demasiado tus virtudes. Hazlo, pero sin pasarte. En el punto medio está la virtud, ya lo sabes. Que resaltes tus virtudes no quiere decir que seas perfecta ni una superwoman (eso, como dijimos antes, iría en contra de la naturalidad) sino, más bien, que si eres un desastre en casa y lo tienes todo patas arriba, no lo digas. Si lo único que has hecho los dos últimos fines de semana ha sido ver telebasura en el sofá, tampoco lo digas.

15. Hablar sin parar. Esto es una de las peores cosas que puedes hacer para atraer a un hombre. Nadie soporta a alguien que habla todo el rato, y mucho menos si solo lo haces de ti misma. Escuchar, interesándote realmente por las cosas que para él tienen interés, es siempre mejor que hablar mucho en las primeras citas.

16. Enseñarle fotos de tu perro, tu gato o, peor aún, de tus sobrin@s. No es un pecado grave, pero debes saber que, aunque tú a tu gato le quieres con locura, mucha gente no los soporta. Y a otra mucha le provoca indiferencia. Hazlo, pero solo si tienes indicios de que le gustan. Tampoco tienen por qué interesarle tu perro o tus sobrinos: de momento, la que le interesas eres tú.

© Cómo perder a un chico en 10 días
© Cómo perder a un chico en 10 días

17. Llevarle la contraria. A nadie le gusta que le lleven la contraria, y que en la primera cita haya algún indicio de posible discusión es un INMENSO error. Si dice un disparate, sonríe. Di: ji, ji, respira hondo y mira para otro lado. Ya habrá tiempo, cuando esté coladito por ti, de dejarle las cosas bien claritas.

18. Darle la razón en alguna autocrítica que se haga. Si él mismo se califica como “vago”, puedes decir: “Tal vez sea que no te sientes cómodo haciendo cosas que no te gustan”. Si él dice que es de físico “normalito”, puedes decirle tranquilamente: “Yo creo que eres un hombre muy guapo”. En fin, elogia sus virtudes todo lo que puedas: engordarás un poco más su ya de por sí enorme ego. Y eso hará que luego, días más tarde, su ego, desde el subconsciente, le diga: “Llama a esa chica YA”.

74095_30errores

19. Decir que te sientes sola, o explicar que no te gusta estar sola. ¡No lo digas! Tampoco digas que no te gusta dormir sola. Podría asustarse y huir: recuerda que estos hombres-whatsapp son muy majos, pero recuerda que tienen fobia al compromiso, por lo que conviene que piensen que eres independiente en todo momento. ¡Que no descubra que estás necesitada de todo!

20. Hablar de tu ex. En todo caso hazlo de tu gato pero, por todos los dioses, no hables de tu ex bajo ningún concepto. Que sí, que te sigues acordando muchísimo de él, y que fue importantísimo en tu vida y la marcó y aún hoy, después de tanto tiempo, sigues pensando en por qué diablos no fuisteis capaz de solucionar vuestros problemas. Pero debes saber que todo eso a Tu-Nuevo-Hombre no le interesa para nada.

21. Mostrar tu vulnerabilidad o, peor aún, tu inseguridad. Vale, asumámoslo: eres insegura. Pero recuerda que te estás quitando y que el primer paso para tener confianza en ti misma es decir: tengo confianza en mi misma. Repítetelo varias veces, frente al espejo, antes de tu cita. Él lo notará.

22. Tratar de impresionarle presumiendo de posesiones materiales o con tu elevado CI o tu expediente académico: pocas cosas hay peores que la presunción o la arrogancia. Si tanto tienes o tan listas eres, ya tendrás tiempo de demostrárselo.

23. Hacerte la estrecha. Estamos en el Siglo XXI, de modo que las estrategias de la época de nuestros padres no funcionan. Tampoco se trata de que te lances al cuello como una fierecilla. En el sexo, más que en ningún otro punto, debes hacer lo que desees hacer. Sin estrategias, sin pensar en los consejos de otro, sin prejuicios.

© Sin compromiso
© Sin compromiso

24. Estar pendiente del teléfono: pon el móvil en modo avión: no dejes que las dichosas notificaciones o una llamada inoportuna puedan interrumpir vuestra cita.

25. Morderte las uñas, mover los pies continuamente, comer una aceituna detrás de otra (del platito de aceitunas que gentilmente os ha servido el camarero) o beber la cerveza como si fuera un vaso de agua. Todo ello indicará que estás como un flan: de los mismos nervios. Y tú, que quieres seducirle, sabes que lo mejor es que te muestres tranquila, serena. Consejo: date un buen baño de espuma antes de la cita.

26. Ponérselo todo fácil. Una cosa es que no te hagas la estrecha y otra cosa es que le dejes claro como el agua que puede hacer contigo lo que quiera. Recuerda que él es un conquistador nato: no se lo pongas todo fácil y, por favor, no le digas a todo que sí.

27. Cuando le veas, es un error que pronuncies estas palabras: “Te he echado tanto de menos”. Sí puedes decirle: “Qué guapísimo estás”. Lo primero podría activar las alarmas de su patología (el síndrome de Peter Pan), y lo segundo, por el contrario, le haría dar saltitos a su propio ego, que, como decíamos antes, luego le pedirá que te llame (consciente o inconscientemente).

74097_30errores

28. Hablarle como si hablaras con un amigo. No es tu amigo: es un pretendiente, o alguien que te gusta, o un amante en potencia. Lanza indirectas: a veces, los novios-whatsapp tienen miedo a ser rechazados, de modo que conviene que le dejes algo claro que tú no le vas a rechazar.

29. Llamarle precisamente hoy, día en el que esperas su llamada y has mirado ya 127 veces el teléfono para ver si te ha escrito. “Y entonces, hoy, que es sábado y no me escribe y me dijo que me escribiría, ¿qué hago?”, puedes preguntarte, al borde de la desesperación. Si ya le escribiste el día anterior, no vuelvas a hacerlo hoy. Que sí, que te mueres de ganas, pero el hecho de que le escribas, probablemente, no va a hacer que quede contigo, sino que, por el contrario, disminuirá las posibilidades de que lo haga.

En este momento de crisis, lo mejor, es que te preguntes: ¿Cuánto tiempo merece esta persona que yo esté mirando mi smartphone?, ¿media hora, una hora? Bien, luego ponte la alarma del móvil según tu respuesta y, después de ese tiempo, llama a tu íntima Menganita, ponte los tacones y vete a pasártelo bien. No hables más de él. Si llama alguna vez, llamará, si no, no tienes nada que hacer. ¡Ya le dejaste claro que estabas interesada en él!

30. No seguir (casi) ninguno de estos consejos.