La jornada laboral es cada vez más estresante y exigente y el día a día se acaba pareciendo más a una maratón que nunca acaba. Tanto, que dicen que, entre smartphones y otros gadgets invasores, una persona normal toma miles de decisiones diarias. Agotador.

Cuidado: el burn out -síndrome del trabajador quemado- amenaza hasta a los más valientes. Sobre todo a las mujeres, que generalmente sumamos el síndrome de la super-woman a la ecuación, y nos sentimos obligadas a ser perfectas en todas las facetas (en casa, en el trabajo, con los niños, la pareja…).

El síndrome ha pasado a formar parte de las principales causas de baja laboral: profundas depresiones, perdida del interés en el trabajo, problemas con los superiores y compañeros, despersonalización, irritabilidad… Las consecuencias pueden ser devastadoras y muy serias.

¡Pero que no cunda el pánico! Primero de todo hemos identificado las señales de alarma a las que debes escuchar para que el problema no vaya a más y literalmente acabes petando:

© Jon Gorrigon
© Jon Gorrigon

1. QUE EL RITMO NO PARE:

Reuniones, mails o llamadas de teléfono marcan el ritmo de tu día a día. Tanto dentro como fuera de la oficina. Eres incapaz de delegar en y tus tareas nunca terminan: no has acabado una cosa que ya quieres empezar otra.

¿Tienes la sensación de que siempre hay algo por hacer y la bandeja del mail te acosa?
¿Tienes la sensación de que siempre hay algo por hacer y la bandeja del mail te acosa?

2. SIN DESCANSO:

No consigues dormir más de seis horas diarias. Tienes insomnio y, cuando duermes, tu noche se interrumpe con pesadillas. De día te sientes cansada física y psicológicamente, y tu apetito es excesivo o demasiado escaso. Tu trabajo ya no te motiva, y tareas que antes eran pan comido se te hacen cuesta arriba.

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3. TOMA DE DECISIONES:

Te cuesta tomar decisiones sencillas y sin importancia. Puedes pasarte horas frente a tu armario, incapaz de elegir una simple camiseta. La panadera ya no te aguanta porque te quedas en blanco a la hora de decidirte por una barra de pan, y el simple hecho de pensar en organizar tus vacaciones te da pánico.

 

4. HIPERACTIVIDAD:

Entre semana no paras de hacer cosas. La inactividad te irrita, y hablas más rápido de lo normal. Tu lista de to do’s crece por segundos y piensas que necesitas darte cada vez más prisa.

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5. EVITAR OBSTÁCULOS:

Cuando te encuentras con un obstáculo personal tiendes a procrastinar. Evitas enfrentarte a tus problemas, por muy pequeños que sean y los vas posponiendo.

 

6. SIN RUMBO:

Muy frecuentemente te sorprendes navegando sin rumbo por internet y no tienes muy claro cuánto tiempo has pasado así.

 

7. EL CUERPO SE RESIENTE:

Te salen granos y rojeces en la piel y multiplicas los resfriados y los problemas digestivos o musculares.

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¿Tu piel se resiente? © Mondadori Photo

8. DOLORES: 

Hay días en los que, sin razón aparente, notas que te cuesta respirar con normalidad y te duele el pecho.

 

9. RELACIONES

Te cabreas de forma exagerada y cualquier tontería te saca de tus casillas. En casa, en vez de relajarte, descargas toda la tensión acumulada en el trabajo y lo pagas con las personas menos adecuadas. Apenas te relacionas con tus seres más queridos y aún menos con tus compañeros de trabajo.

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10. TIEMPO LIBRE:

Cuando llega el fin de semana o dispones de algún momento de ocio (que suele ser pequeño) no te sientes motivada por ningún plan ni te apetece quedar con nadie.

© Jon Gorrigon
© Jon Gorrigon

¿Te has reconocido en más de cuatro puntos? Entonces deberías empezar a ponerle remedio, porque te estás acercando peligrosamente a una zona de explosión inminente. No se trata de poner patas arriba tu vida o cambiar completamente tu día a día, pero sí de introducir algunos hábitos saludables que te ayudarán a cambiar de perspectiva:

 

1. ESTABLECE LÍMITES:

Limita tus actividades profesionales y evita llevarte deberes a casa. Según María Casado, coach emocional y responsable en Andalucía de los spas de los hoteles Barceló, hay que aprender a dejar cada cosa en su sitio y a no mezclar. Organízate con la ayuda de una agenda y aprende a ‘cortar’ tus mails y tu teléfono de trabajo fuera del horario laboral. Desconectar es necesario para poder concentrarte después de una forma correcta.

 

2. DOLCE FAR NIENTE:

¡Dejemos de pensar que ‘no hacer nada’ es sinónimo de egoísmo o pereza! Muy a menudo nuestra sociedad promueve la hiperactividad. Trabajar la ‘soledad productiva’ es importante. Dedica siempre un momento al día para respirar profundamente mientras eres consciente de cómo el aire entra y sale de tus pulmones. Simplemente eso.

¿Cuánto hace que no te sientas a no hacer nada mientras disfrutas de pequeños placeres?  © Cordon Press
¿Cuánto hace que no te sientas a no hacer nada mientras disfrutas de pequeños placeres? © Cordon Press

3. MEDITA:

Angeísa Cristobal, masajista y dueña del centro de belleza a domicilio Be Luxury nos propone un ejercicio diario infalible y muy sencillo. Según ella, regalarse 10 minutos de tranquilidad todos los días es importantísimo. «Enciérrate en tu cuarto y túmbate. Con el pecho hacia adentro, inspira por la nariz sin forzar ninguno de tus músculos. Mantén el aire un segundo y vuelve a expulsarlo en un soplido continuo. Repítelo todas las veces que sea necesario mientras sientes cómo liberas las tensiones por todas tus extremidades. Saldrás flotando».

 

4. HAZ EJERCICIO:

¡Pero sin agobiarte! Márcate una rutina realista, porque de nada sirve que te apuntes a Crossfit si sabes que machacarte en el gimnasio nunca ha ido contigo. Todos tenemos nuestros límites y es importante empezar por aceptarlos. Busca la actividad física que te corresponda y se adapte a tu estilo de vida y disfrútala: yoga, pilates, tai-chi, zumba, boxeo…

Alessandra Ambrosio se apunta al yoga, y tú, ¿qué ejercicio prefieres?  © Cordon Press
Alessandra Ambrosio se apunta al yoga, y tú, ¿qué ejercicio prefieres? © Cordon Press

5. (RE)APRENDE A COMER:

Tómate tu tiempo. El organismo necesita entre 15 y 30 minutos para identificar si está (o no) saciado. Nunca comas delante del ordenador, ni delante de la televisión. ¡Trata de hacer una sola cosa a la vez! Necesitas desconectar de todo y conectar con tu plato y contigo misma. Concéntrate en los sabores, y trata de masticar lentamente. Ojo también con lo que incluyes en tu menús. Las claves de una dieta antiestrés son las siguientes:

  • Limita al máximo las grasas saturadas (charcutería, mayonesas, carnes grasas…).
  • Disminuye tu consumo de azúcar (bebidas azucaradas, pan blanco, chucherías…) y dales prioridad a los azúcares de asimilación lenta (pasta y arroz integral).
  • Llena tu cesta de la compra de pescado, legumbres y aceites vegetales (de oliva, soja, sésamo, germen de trigo…).
  • ¡Date caprichos! De nada sirve ‘diabolizar’ alimentos. Si te encantan las patatas fritas, el chocolate Milka con Oreo o los churros de la esquina de tu calle, adelante. Se razonable con las cantidades y disfruta de tus sabores preferidos. ¡Eso también es felicidad, al fin y al cabo!
  • Hazte con remedios naturales. Si te sientes agotada, hazte una cura de jalea real tomando una cucharada cada mañana, en ayunas, de 3 a 8 semanas. Verás como recuperas energía y te sientes menos atacada.
© Cordon Press
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6. ESCRIBE:

Hazte con una libreta y llévala siempre contigo. Apunta en ella todo lo que se te ocurre y te preocupa. Disocia lo que es urgente de lo realmente importante y aprende a organizar tus tareas ordenándolas. Si vas pensando en ello poco a poco, evitarás pasar horas dándole vueltas a todo en la cama.

¿Por qué no dejas el móvil a un lado y disfrutas de lo que te rodea?  © Getty Images
¿Por qué no dejas el móvil a un lado y disfrutas de lo que te rodea? © Getty Images

7. CONECTA CON LA NATURALEZA:

…y con el silencio. Trata de evadirte algún fin de semana o regálate un paseo por un parque. Camina sin rumbo prestándoles atención unicamente a los sonidos de la naturaleza.

 

8. AMOR:

Rodéate de la gente que te quiere y aléjate de las personas tóxicas. De nada sirve persistir y tratar de agradar o relacionarte con personas que no te valoran. Es un desgaste energético inútil y contraproducente. Apóyate en tus verdaderos amigos y familiares y aprende a pedirles ayuda cuando lo necesites.

 

9. SUEÑO:

Duerme. Márcate un ritual antes de ir a la cama: evita las cenas pesadas o picantes e intenta cenar dos horas antes de dormir. Una vez en la cama, nada de aparatos electrónicos. Mejor una revista o un libro para ir relajándote. La luz de las pantallas solo conseguirán excitarte. ¡Y hazles caso a los remedios de nuestras abuelas! Un vasito de leche aporta triptófano (un aminoácido que sintetiza la hormona del sueño) al organismo y te ayudará a descansar mejor.

 

10. COLORTERAPIA:

¿Por qué no le das una oportunidad a la ciencia del color? El azul corresponde al chakra de la garganta, la expresión y la comunicación. Centra toda tu atención en un punto de tu garganta y cierra los ojos pensando en el mar, un cielo azul, o cualquier elemento de ese color y déjate llevar. Be zen, my friend.

© Jon Gorrigon
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