Se mire por donde se mire, hay dos cosas que SIEMPRE pasan cuando te quedas embarazada: 1. Empieza a crecerte la barriga. Y, 2, abres la veda para que absolutamente todo el mundo opine. De todo. Es como cuando en las bodas te avisan de que ya han abierto la barra libre y los invitados se lanzan en plancha a pedir, como si el gin-tonic fuese el remedio al Apocalipsis que parece que se acerca.

En el caso de los embarazos, cualquier persona con la que te cruces tendrá algo que decir, algo que opinar, algo que contar. Generalmente nada bueno. De repente te asaltarán con las historias de los partos más espantosos, de las hemorroides que les salieron al empujar o de todos los abortos de la familia. Una gloria, vamos.

De repente tooodo el mundo tendrá algo que decir de tu embarazo (y de todos los partos horribles de los que han oído hablar). © Getty Images
De repente tooodo el mundo tendrá algo que decir de tu embarazo (y de todos los partos horribles de los que han oído hablar). © Getty Images

Una de las grandes incógnitas de los embarazos suele ser el sexo del bebé. Incógnita que la mayoría nos morimos por despejar a menos que seas celebrity o princesa; por alguna razón ellas siempre prefieren esperar, para saber cuanto antes si lo que llevamos es niño, niña o dinosaurio. Y, ahí os dejo una idea, farmacéuticas: lo normal sería que esos tests de embarazo tuvieran opción rayas rosas o azules, en función de lo que fuera el churumbel todavía os queda perfilar a vosotros qué hacer en los partos múltiples.

Así que, el sexo del bebé es el tema estrella entre los opinólogos. Muchos de ellos se creen auténticas brujas-lolas y se atreven a llevar la contraria a los médicos que te han jurado por sus muertos (y te han dado una eco impresa en la que no se ve nada aunque ellos dicen que sí para corroborarlo) que tú esperas un Manolín y no una Manoli. ¿Y en que se basan? En un montón de métodos locos que seguro que no tienen absolutamente ninguna validez científica, pero con los que te echas unas risas pero de las buenas. Porque al final las posibilidades de acertar son… ¡un 50%!

Tú haciendo caso de esa ecografía...
Tú haciendo caso de esa ecografía…
  • La forma de la barriga.

La sabiduría popular confirma que las barrigas más puntiagudas chivan que vas a tener un niño, mientras que las redondeadas son propias de niñas. Como imaginaréis esto no tiene absolutamente nada de científico: la forma de la tripa depende de cómo tengamos el abdomen, de nuestra altura, complexión, de cómo está colocado el bebé… en fin que hay tantas formas como personas embarazadas.

¡Es una niña!
¡Es una niña!
  • ¿Tabla maya o tabla china?

Existen unas tablas heredadas de la Antigüedad que pronostican si vas a tener un niño o una niña. El problema es que aquí hay dos equipos, el #teamLosMayas y el #TeamPekín, o sea, los que creen a las tablas mayas o a las tablas chinas. Existe un tercer grupo que cree a la que le dice lo que quiere oír. Ese es el mayoritario, de hecho.

Estas tablas son tan fiables que cuando yo estaba embarazada de mis hijas una decía que niño y otra que niña. Por supuesto, una acertó y la otra no. Llega a haber una tercera opción e implosionan…

¡¡¡Pero dime de una vez a quién le hago caso, si a los mayas, a los chinos o a la ruleta de la fortuna!!!
¡¡¡Pero dime de una vez a quién le hago caso, si a los mayas, a los chinos o a la ruleta de la fortuna!!!
  • Belleza de mamá.

Esto es magnífico: resulta que si te pones bella como una plebeya y resplandeciente como el mismo sol vas a tener un muchachito, y que si en cambio te llenas de manchas y mutas en pez globo será niña. ¡Qué bonito! Esto nos deja en un lugar francamente malo a todas las que sólo hemos tenido niñas ¿no?

Kate Upton sólo va a tener hijos. Es definitivo.
Kate Upton sólo va a tener hijos. Es definitivo.
  • Las náuseas.

La sabiduría popular no nos quiere demasiado a las mujeres. Además de que las niñas nos ponen feas (según ellos), también nos hacen vomitar. Si te pasas el día haciendo manitas con la taza del wáter, te dirán que esperas una chica.

Vomitar o no vomitar, hete aquí la cuestión. Ahí tenéis a Kate Middleton con hiperémesis gravídica (vamos, lo que viene siendo vomitando como si no hubiese un mañana) en los dos embarazos y teniendo bebés de distinto sexo. Yo misma, tengo dos niñas y en uno sí y en otro no.

Seguro que pronto le veremos con una niñita en brazos ¡Enhorabuena Dawson, por fin has crecido!
Seguro que pronto le veremos con una niñita en brazos ¡Enhorabuena Dawson, por fin has crecido!
  • Las palmas de la mano.

Este es un truco de vieja de señora con cierta edad. Tienes que pedirle a una embarazada, a poder ser con cara de misterio, que te enseñe las manos. Si te las enseña y las palmas quedan hacia arriba es chica, si no, chico. ¿Y si son gemelos? ¿Y si te pone la mano, así como de lado? ¡Lo sentimos! ¡Las supersticiones no van tan lejos!

¿Y de los pulgares rarunos no dicen nada?
¿Y de los pulgares rarunos no dicen nada?
  • El de la adivina.

Esto también es muy de la señora del caso anterior y requiere además atrezzo. En una habitación se colocan dos sillas con dos cojines encima. Debajo de uno de ellos se esconde un cuchillo y debajo del otro unas tijeras. Depende de dónde se siente la embarazada tendrá un chico (si eligió la silla con el cuchillo) o chica (la de las tijeras).

Lo cierto es que la fiabilidad inexistente dudosa nos asegura un cincuenta por ciento de éxito, pero las risas te las echas igual…

Y si no, siempre le puedes pedir un deseo a Zoltar…
Y si no, siempre le puedes pedir un deseo a Zoltar…
  • El péndulo (de Foucault).

Lo primero, nos hace falta una cadena de oro con una alianza colgando que colocaremos bien estirada sobre la tripa de la embarazada, a la que sentaremos o recostaremos convenientemente. La cadena ¡oh misterio! comenzará a moverse y si hace círculos indicará ¡¡¡claramente y con una alta fiabilidad!!! modo-ironía: on que vamos a tener una niña. Si se mueve oscilando de delante a atrás, tendremos niño. ¿Y si no se mueve? pues no tendremos hijos (nota: aunque estemos con una tripa de 8 meses… seguro que la barriga está equivocada, es mucho más factible que no que sean PAPARRUCHAS).

¿Ésta vale para probar? Al fin y al cabo todo empezó así…
¿Ésta vale para probar? Al fin y al cabo todo empezó así…
  • La caída de Roma.

Parece ser que caerse también ayuda a predecir el sexo del bebé. Lo mejor es que, con la fiabilidad que caracteriza a todos estos métodos, unos dicen que si te caes de culo es niña y otros que niño, así que volvemos a lo de antes: 50-50. Nos agarramos a la opción que más nos guste y santas pascuas. ¡Ah! Y dejaos de tontadas y aseguraros de que todo está bien.

Aquí el típico ejemplo de dos que van a tener mellizos cada uno de un sexo.
Aquí el típico ejemplo de dos que van a tener mellizos cada uno de un sexo.
  • La alquimia.

Tú pensabas que lo de hacer pis en botes se acabó con la prueba del embarazo ¡ja! anda que no te quedan botes por delante piltrafilla… Necesitarás uno de ellos para hacer la asquerosa prueba siguiente. En un bote con orina echas un poco de bicarbonato y si hace reacción es que esperas niña. Si no pasa nada, es niño.

¿En serio es necesario ir trasegando con botes de pis por la vida sin formar parte del gremio sanitario? Al parecer para hacer una prueba TAN fiable como ésta sí. Pues que se la haga otra…

¿Y luego tengo que repetir esto pero con el bicarbonato?
¿Y luego tengo que repetir esto pero con el bicarbonato?
  • El momento gladiador.

¿No tienes suficiente? Al parecer una gota de aceite es capaz de predecir si vas a tener chico o chica. Tú échate una (solo una, que nos conocemos) sobre la tripa y espera que ruede. Si cae rápido es niño, si no, niña.

Aunque por más que he investigado no me ha quedado claro cuál es el baremo para rápido. Así que dejaremos este punto en un tanto subjetivo los otros no.

¡Cómo va a tener niñas con lo que mueve la tripa!
¡Cómo va a tener niñas con lo que mueve la tripa!
  • Campurrianas.

Cuando estás embarazada el color de los pezones varía. Siempre. A unas más y a otras menos. Parece ser que si se nos ponen muy oscuros es porque vamos a tener un chico y si se quedan más claritos es una chica. Claro que si van a ser mellizos de distinto sexo habría que ver si cada uno se pone de un color, tipo los ojos de Liz Taylor.

Ahora vas y lo adivinas…
Ahora vas y lo adivinas…
  • El complejo de Hubble.

Para este método necesitaremos tener en casa un telescopio (o bien internet, que es un poco más cómodo de manejar; solo un poco). Imprescindible saber cómo estaba la luna en el momento de nacer nuestro hijo anterior. Luna creciente, sexo diferente. Luna menguante, sexo igual.

Lo malo es que este invento hace aguas por todos lados: ¿y si la luna era llena o nueva? ¿Y SI NO TENEMOS UN HIJO ANTERIOR? ¿Vale con la luna en el momento de nacer nuestro perro, al que queremos como un hijo?

Estoy de parto, pero tengo que mirar a ver cómo está la luna para el siguiente.
Estoy de parto, pero tengo que mirar a ver cómo está la luna para el siguiente.
  • Un problema capilar.

Para este también tenemos que tener un hijo anterior y a poder ser sin pelo a lo afro. Tenemos que buscar el remolino del pelo y como dice el refrán: «Remolino a un lado, parto mudado». O sea, que si tu hijo tiene el remolino del pelo en el centro el siguiente será del mismo sexo y si está a un lado será del contrario.

Ahora busca el remolino… si te atreves.
Ahora busca el remolino… si te atreves.
  • Los alimenticios.

Durante el embarazo a veces le cogemos asco a ciertos alimentos. La teoría supermagufa dice que si le coges asco al pollo en concreto será niño. ¿Y si le coges asco a los fritos que será? un gurú de las dietas detox. Una niña que se llamará Gwyneth, casi con todas seguridad.

Algunas directamente le cogieron gusto… al pavo.
Algunas directamente le cogieron gusto… al pavo.
  • Coger en brazos otros bebés.

Por último, tienes que hacer una prueba que consiste en coger a un bebé que no sea tuyo. Si llora, es que vas a tener niño. Si no llora, es niña lo que esperas. Si es un muñeco, no cuenta.

Bradley Cooper, si es un muñeco no vale, tramposo.
Bradley Cooper, si es un muñeco no vale, tramposo.

Como veis, la cantidad de tonterías que se dicen para predecir el sexo de tu futuro bebé no tiene fin. Así que si quieres tener una niña parece ser que tienes que tener la barriga redonda, vomitar como si no hubiese un mañana, estar fea de narices, caerte de culo y que el péndulo se mueva en círculos. Todo a la vez. ¡Y se me olvidaba! Si vives en Cataluña es importante hacer el amor mirando a Montserrat, que eso también parece ser que ayuda. No es necesario que sea delante-delante de la montaña (salvo que quieras que te expulsen por exhibicionismo). Con que mires a Montserrat como quien mira a la Meca es más que suficiente.

Eso sí, si te sale niño… ¡las reclamaciones a otra!