Moda
¿Sabes esa sensación cuando llegan las elecciones y la gente reza por no encontrarse el temido sobre que anuncia el maravilloso hecho de haber sido llamado a mesa electoral? Bien, pues ese mismo hormigueo ansioso-nervioso es que el tienen muchas personas que se huelen (qué gran expresión) que van a ser invitados a una boda, a la que no quieren ir.
Puede que no te apetezca porque no tienes dinero, porque la boda es en Albacete y mira que yo nací allí, porque no conoces a nadie o simplemente porque es un enlace de segundo o tercer nivel. ¿Lo cualo? Es decir, que no es ni una boda familiar ni tienes ningún tipo de vínculo emocional con los novios. O lo tienes, pero pasas de comprar un vestido, pagar el hotel, hacerles un regalo y, en caso de estar soltera, enfrentarte a la pregunta del millón: «¿Y tú para cuándo, bonita?».
- ¿Por qué nos cuesta tanto decir que NO?
He estado presente en multitud de conversaciones y debates sobre si es lícito rechazar una invitación a una boda. «Pero, ¿cómo voy a decirle que no? Se enfadará por ser su gran día», me gritaba mi amiga Carlota, visiblemente alterada. Ahí me di cuenta de una cosa. Es SU gran día, pero no el tuyo. Así que comencé a pensar qué haría yo si no quisiera asistir a un enlace al que me hubiesen invitado.
Tras un par de copas de vino (o más) y unos cálculos matemáticos dignos de una mente maravillosa (qué gran película), me di cuenta de que solo había una manera de salir victoriosa de esa situación: acudiendo a expertos en protocolo.
Sin más preámbulos, he aquí la guía definitiva para rechazar una invitación de boda de manera educada y formal. Al menos, lo que recomiendan los expertos, en Grazia no nos hacemos responsables de cómo se lo tomen los novios.
- ¿Por carta, teléfono o en persona?
Por paloma mensajera ya te decimos que no vale. Según los expertos en protocolo y organización de bodas Etiqueta Negra, hay dos opciones para rechazar una invitación:
1. Si te la dieron en mano…
Llamaremos al teléfono que aparezca en la invitación en cuanto sepamos que no vamos a ir para ofrecer nuestras disculpas.
2. Si te llegó por correo ordinario…
Les enviarás tú a ellos otra carta declinando la invitación. No valen perfumadas. Aunque si hay bastante relación con los novios e indican un número de teléfono, les llamarás.
Y ahora, empieza la bueno.
- Es de buen nacido, ser agradecido
Antes de comunicarles tu decisión de no ir al enlace, debes darles la enhorabuena y agradecerles el gesto de que te hayan invitado. No hay que olvidar que han pensado en ti para celebrar uno de los momentos más especiales de su vida.
«Me alegro muchísimo por vosotros y espero que seáis muy felices. Os agradezco que me hagáis partícipe de un momento tan significativo para vosotros como es este», puedes escribir o recitar al teléfono.
- Cuanto antes, mejor
Esto no es como mandar un WhatsApp en el último momento para cancelar la cena con tus amigas. Debes anunciar tu ausencia lo más pronto posible. Si lo haces en las 24 horas antes de la boda, los novios tendrán que pagar (sí o sí) tu cubierto y ahí sí que se enfadarán contigo (y con razón). Unos meses antes los novios se estarán peleando para cuadrar todas las mesas, así que también sería feo esperar a que te busquen un sitio para decir que no vas.
- Hay que excusarse, no justificarse
Importante amigas. Excusarse es eludir algo alegando un pretexto o disculpa, mientras que justificarse es probar algo con razones convincentes, testigos o documentos.
Desde Alfa Eventos y Protocolo nos comparten las claves de cómo debe ser una excusa: «Breve, sencilla y creíble», nadie te está pidiendo detalles.
- Y si miento, ¿qué?
Si la excusa por la que no puedes ir es real, no tienes de qué preocuparte. Sin embargo, si decides convertirte en Pinocho, la cosa cambia. ¿Qué excusa utilizar?
1. Otra boda
Ni se te ocurra. Demasiado peligroso. Te arriesgas a que te pregunten de quién, dónde, cuándo y que luego quieran ver fotos de dicho enlace. No cuela.
2. Un viaje
Puede valer, pero solo si es de trabajo (y hablo desde la experiencia). Si dices que es personal podrían querer saber más. Nadie osará preguntarte nada tras decir que vas a Rusia a ver las instalaciones de una fábrica que diseña juntas de alicates para zurdos.
3. Un examen
A no ser que sea una oposición y esté en juego tu futuro profesional, es poco verosímil.
4. Una operación
Error. Olvídalo. Con esas cosas no se juega (aunque de pequeños nos dijeran que sí).
https://www.youtube.com/watch?v=djeNdg_xyMM
5. Eres pobre (cual rata)
Válida, pero ojito con decir que no tienes dinero y luego subir fotos a Instagram de tus vacaciones en Cabo Verde, mojito en mano. (Y sí, yo también pienso que cada uno se debería gastar el dinero en lo que quisiese, pero es lo que hay). Además, está la posibilidad de que te digan que no hace falta que les regales nada. ¡Ups!
¿Entonces? Tendrás que dejar volar la imaginación, aunque la mayoría de expertos en protocolo asegura que cualquier pareja entenderá un simple «gracias por la invitación, pero me va a ser imposible asistir». Otra cosa es que le digas eso a tu mejor amiga.
¿Mi consejo? Que mientas. Sé que no es protocolario, pero ¿desde cuando se va por la vida diciendo la verdad a todo el mundo? Intenta coger una excusa de las más razonables y si te sientes fatal, pues les haces un regalito. Por mi parte, estoy deseando que llegue el día en el que le puedas decir a unos novios «lo siento, ojalá pudiera, pero no quiero».
- Y, si al final te toca ir… te ayudamos con el vestido. 20 mravillosas opciones low cost en la siguiente galería:
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