Moda
El fútbol llena y llena horas de programación televisiva. Y claro tanto partido llega a aburrir, porque no todo supera los controles de calidad de los que lo degustamos desde el sofá.
Días atrás estaba viendo un partido de la Champion League, cuando, de repente, encontré un entretenimiento mayor que el de los escasos goles del encuentro: el peinado de los futbolistas. ¡Qué muestrario de cortes y calvas! Deduje que algún peluquero de Turín (la Juventus era uno de los equipos) se estaba forrando a base de crestas, pelospincho y cogotes al cero con cinco. Me llamó la atención, el chileno Arturo Vidal. Es difícil describirlo con exactitud, pero lo intento. Cráneo rapado en tres velocidades: al cero de las orejas hasta la mitad de la cabeza, luego un cortecito al uno y rematado con una cresta jalonada con dos cortes más. Eran como escalones o gajos dibujados en el coco.
El catálogo es espectacular. Hay para todos los gustos y colores (porque también se tiñen). Se deben aburrir entre partido y partido, y parte de sus sueldos se lo gastan en sus pelos. Ahora recuerdo que un jugador ya retirado viajaba todas las semanas desde Valencia a Madrid a teñirse de rubio platino. O el peluquero personal de alguno que se desplaza allá donde vive su cliente para pasarle la maquinilla o la tijera. Y por no hablar de Cristiano Ronaldo (RM), que cada poco cambia de versión: desde el ‘pelado niño bueno’ con raya a cortes “chonis” con dibujos laterales, pasando por tupés o flequillos variopintos. Por cierto, es tan coqueto, que manda a su estilista personal al Museo de Cera, una vez al mes, para que cuide la imagen capilar de su figura.
Pero hay muchos más. Unos llevan moñete samurai (Ibrahimovic-PSG), o flequillos, a veces teñidos, ‘echaos palante’ (Neymar-FCB), o cortes insulsos (Messi-FCB). También corren por la banda las melenas a lo Jackson Five de Marcelo (RM) y Williams (Chelsea); y coletas con rastas, como las de Manucho (Rayo Vallecano.), o el pelo escarola, a lo Actor Secundario Bob, de David Luiz (PSG).
Están de moda los cortes raros. Por ejemplo, el del Cholo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid. Uno de los enigmas de la liga es descubrir por qué se peina de esa forma tan extraña. Se rapa los lados, pero por el centro se echa hacia atrás un matojo de pelo aplastado con brillantina, que no se sabe si tapa algún secreto futbolístico o algún vacío capilar; es decir, que se le ve el cartón como a Casillas, aunque este ya se ha rendido a los encantos del implante. La tendencia del Cholo ha calado entre celebrities como Scarlett Johansson. ¡Lo que hay que ver!
Otro bloque de jugadores lo forman los que se dejan crecer el pelo y se hacen una cresta. Entre los penachos, me quedo con el oxigenado (en rubio o plateado) de Antoine Griezmann (ATM), que desde que ha llegado a Madrid se ha olvidado del corte ‘formalito’ que llevaba en San Sebastián. Y por encima de todos, la cresta erecta de Stephan Shaarawy (Milan AC), que está a caballo entre la del Pájaro Loco, el cepillo de barrer o el penacho de los cascos romanos.
Los hay escasos de pelo (Iniesta-FCB), o rapados, como (Pepe-RM) que, de vez en cuando, se dejan crecer el pelo y parecen otra persona; o rapados pero con pelo por la parte superior (como tapando el cerebro) y barba por la inferior (Ghilas-Córdoba). Están los que parecen niños buenos (Morata-Juventus; Piqué-FCB; Llorente-Juventus e Isco-RM) y los traviesos capilares como Fernando Torres (ATM), que lo ha llevado largo y corto, con mechas, aclarado, a un lado, con flequillo, con cinta…
En la actualidad, me quedo con los dos que mejor se peinan, en mi opinión: Moyá (ATM), un portero elegante y con buena planta, estupendamente peinado y con barba perfectamente arreglada; y Sergio Ramos (RM), que tras muchas bestiadas capilares, ha sentado la cabeza y combina pelo y barba de manera más formal.