Hay muchas cosas que se pueden hacer con desgana: ver la tele, abrir la nevera, bajar a por el pan, pintarte las uñas e incluso darle-a-tu-cuerpo-alegría-macarena con tu pareja. Muchas cosas. Muchísimas. Pero hay una cosa que es imposible hacer con indiferencia, un test de embarazo. Si te haces uno es porque existe la sospecha de que puedes estar esperando un bebé, salvo que seas Jane the Virgin.

En la vida real si hay coito hay posibilidad de embarazo. Esto es así. Si el sexo es sin protección las posibilidades son infinitamente mayores por razones evidentes, pero incluso en el caso de haber tomado medidas existe un bajo porcentaje de probabilidades de que fallen. Así que un test de embarazo se hace siempre con la sombra de la duda planeando: ¿Estaré embarazada? ¿No lo estaré?

Hay una cosa que nunca NUNCA harás con desgana: un test de embarazo.

Además se suele tener claro cristalino qué respuesta se prefiere. Si estás buscando un embarazo activamente ansías desesperadamente el positivo y la desilusión viene cuando el test, a modo de rasca y gana, te dice que sigas buscando. Obviamente si tienes un retraso y no entraba en tus planes ampliar la familia te encomiendas a todos los dioses en los que crees para que solo haya una raya. Ríete tú de la emoción de un partido… esos minutos desde que lo haces hasta que arroja el resultado son eternos.

Está muy emocionada con el resultado… o los cambios de humor ya están haciendo acto de presencia.

Cuando nos quedamos embarazadas, las mujeres podemos tener un montón de síntomas. A saber: se pueden oscurecer las areolas de los pezones, tener sensibilidad en los pechos, un ligero sangrado, náuseas, dolor menstrual, sueño nivel épico, cansancio existencial, estreñimiento, flatulencias, hinchazón… en fin, una gloria todo. El problema es que muchos de estos síntomas pueden confundirse con el síndrome premenstrual. Hay mujeres a las que no les baja el periodo y ya está, pero otras en cambio tienen un rosario de síntomas los días previos o incluso los primeros días de la regla, que pueden llegar a confundir. El problema principal en este caso es que dos y dos no siempre son cuatro y cada mujer es un mundo (¡toma topicazo!). Así que , al final, hacer un test de esos que te persiguen junto a las cookies por todo internet si eres una mujer de entre 25 y 45 años es la única manera de salir de dudas.

No hace falta que compres cien, con uno vale.

¿Y CÓMO SE HACE?

Pensemos en una película random en la que se vea a una mujer haciéndose un test de embarazo. ¿Todas tenemos claro el fotograma, verdad?

No. Pues así no es la mejor manera de hacerlo animalicas de dios. Pensadlo: intenta atinar a mojar una pequeña parte concreta de un palito sin ponerte hasta arriba de pis, tú, que cuando tienes que recoger orina para un análisis te las ves y te las deseas (y eso que el bote es infinitamente más ancho). Pues eso. Es mucho más fácil utilizar un botecito y luego limpia y cómodamente poner el test ahí. Le quita mucha emoción al momento, pero es bastante más seguro. Eso sí, en las películas queda bastante peor. Pero oye si tú quieres vivir al límite y pasas de todo adelante, que no voy a ser yo la que se pringue.

Ella ya se lo sabe.

¿QUÉ TIPOS DE TESTS PUEDES HACERTE?

Cuando estamos embarazadas nuestro cuerpo segrega la hormona hCG (gonadotropina coriónica humana). Si no estamos embarazadas esta hormona no está presente así que, en principio, si hay hCG hay embarazo y si no la hay pues no. Tan fácil como esto. Esta hormona está presente en sangre y se expulsa en la orina. Si queremos saber con exactitud cuál es la concentración de la hormona deberemos hacernos un análisis de sangre que la medirá. La cantidad de hormona presente en sangre varía según en qué momento del embarazo estemos. También en función del valor que arroje en el análisis podremos saber de cuántas semanas estamos más o menos e incluso sospechar que el embarazo pueda ser gemelar (ya que los valores son más altos).

Como la concentración en orina es menor se suele recomendar que si queremos hacer un test de orina lo hagamos recién levantadas para que sea más fácil que si hay hormona el test la detecte.

Existen varios tipos de tests de orina. Unos son tipo termómetro y cuentan generalmente con dos ventanas: una que muestra la raya de control (o sea, la que nos dice que el test está bien) y la de al lado que es la que nos da el resultado. Leed bien las instrucciones porque hay tantas maneras de presentar los resultados como tipos de tests: una raya, una cruz, una carita sonriente… Otros son una simple tira que reacciona, sin más historia. A veces hay que hacer un poco de Sherlock Holmes ¿esta raya medio diluida es que sí o es que no? ¿Si media hora más tarde sale vale o no vale?

¿Si lo miro tres veces va a dejar de dar positivo?

¿SON TODOS LOS TESTS IGUALES?

Como hemos dicho, no. Los de sangre precisan la cantidad de hormona que hay. Los tests de embarazo caseros por el contrario solo suelen decir si es positivo o no (salvo una marca que nos dice claramente si estamos embarazadas o no y aproximadamente de cuantas semanas). Pero no todos los tests son igual de sensibles. Lo normal es que detecten una concentración de hormona superior a 20 mUI/ml aunque algunos reaccionan a 10 mUI/ml. O sea, que si tienes reglas muy irregulares o si te haces el test un mes después de que te hubiese tenido que bajar la regla lo mismo te da uno que otro porque lo va a detectar, pero si eres un poco ansias y tres días antes de que esta baje ya estás atacada de los nervios y comiéndote las uñas busca uno de alta sensibilidad y una tila para acompañar.

Que no es tan difícil, de verdad.

¿LOS RESULTADOS SON FIABLES?

Pues sí… y no. Si hay positivo, hay hormona, y si hay hormona hay embarazo en la mayoría de los casos (y el resto de casos no molan nada). Pero un test de embarazo puede dar un falso positivo en los siguientes casos:

  • Por algunas enfermedades, como las trofoblásticas y algunos cánceres
  • Con ciertos transtornos hormonales
  • Si estamos sometidas a un tratamiento de fertilidad utilizando la hormona hCG (que es la que detecta el test)
  • En caso de embarazo ectópico, pérdida de embarazo precoz (antes de saber incluso que estábamos embarazadas) o embarazos sin embrión.

En fin, que casi mejor estar embarazada. La buena noticia es que no es lo habitual. Lo normal es que si un test da positivo es que estemos esperando un bebé.

En cambio la cosa es diferente si el test de embarazo es negativo porque es mucho menos concluyente. Un test de embarazo negativo solo quiere decir que la hormona no se detecta. Esto puede deberse a que no estemos embarazadas pero también a que el test no tiene suficiente sensibilidad para arrojar un positivo o que la orina no estaba lo suficientemente concentrada. O sea, que podemos estar embarazadas pero poco (¡gran contradicción!) y el test hacerse el loco. Al final si la regla sigue sin aparecer unos días más tarde y nuestras sospechas van en aumento es mejor repetirlo o incluso acudir al médico para que nos haga un análisis de sangre.

¡Ya si eso nos dices si tenemos que sacar la botella de cava para celebrarlo!

¿Lo celebramos?