Resulta curioso que hoy en día todo lo asociado a lo moderno se considera hipster, porque decir las cosas en inglés es mucho más guay, suena más internacional y te otorga la condecoración de persona vivida, que da mucho caché. ¿Pero qué es eso de los hipsters? ¿Alguna vez has asentido en una conversación en la que se ha utilizado este término sin entender lo que era? Pues aquí explicamos rápidamente de dónde viene, a dónde va y cómo ser un verdadero espécimen hipster.

La palabra surgió en los años 40 (fecha muy apropiada si consideramos que a los modernos de ahora les encanta lo viejuno) y significa a la última. En su momento, sirvió para denominar a todos los interesados por la emergente subcultura afroamericana, a la cual le era inherente la música jazz que comenzaba a cosechar cada vez más adeptos tras la guerra.

A la última + emergente + música. Quedaos con eso.

Ya en el 59, al historiador Eric Hobsbawm se le ocurrió decir que estos hipsters tenían un idioma propio, “un argot o canturreo diseñado para apartarse de terceros”, y entonces llegó el acabose. La segunda mitad del siglo XX ha estado plagada de estos bon vivants que huyen de la norma establecida y a los que se ha denominado de diversas formas con el paso de los años: punks, hippies, grunges…

Ahora bien, ¿cómo son los hipsters del siglo XXI? ¿Cómo se comportan? ¿Cómo viven? ¿Eres uno de ellos? ¿Ah, pero que también se aplica al género femenino? Lo mismo eres o quieres ser una de ellas… No importa si eres chica o chico, animal o planta, insecto o flor, director ejecutivo o… bueno, creo que lo habéis entendido, en el mundo moderno todo es unisex e intercambiable. Aunque para no perderse por el camino, aquí va el kit de la perfecta hipster.

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1. Bicicleta

Da igual a dónde vaya, si su destino se encuentra a 100 m o 100 km, su medio de transporte tendrá siempre, siempre, siempre dos ruedas sin motor, que hay que cuidar el medio ambiente. Otra cosa es que para alcanzar su meta suba el biciclo al metro, atice a tres señoras con la rueda trasera y pase por encima a un grupo de jóvenes adolescentes hasta encontrar un buen sitio; o, en cambio, se acople en el coche de ese amigo que va “cerca de donde él va”. Sin embargo, la entrada triunfal en destino la hará en bicicleta y, lo más importante, nunca nadie debe saber cómo ha llegado con ella allí, porque se supone que ha sido pedaleando y silbando la sintonía de Verano Azul.

© Silvia Olsen/ASP
© Silvia Olsen/ASP

2. Vestimenta fundamental

Este es otro punto importante. La hipster no tiene término medio. Si viste camisa, se abrochará hasta el cuello, ¿por qué razón si no va a tener botones hasta arriba? Es de sentido común. Si lleva camiseta, en cambio, ésta será amplia, holgada, fresquita, de algodón orgánico y algo ajada por el paso del tiempo (o que lo parezca con ayuda de unas tijeras) y con el cuello desbocado, que se insinúe el encaje de sus prendas interiores.

Si le recriminan la falta de pudor, echará toda la culpa al corte oversize, que también nos encanta en abrigos, chaquetas, jerseys, etc. Para terminar, falditas cortas con mucho vuelo, muy 60’s. En invierno también, por eso se inventaron las calzas hasta la rodilla, no por otra razón. Eh, y siempre zapatillas o zapato plano, ¿qué es eso del tacón de 15 cm que ha impuesto la sociedad actual?

© Cordon Press
© Cordon Press

3. Pelo largo + moño / no ver nada

El grooming es fundamental para conseguir la estética final. Siempre llevará el pelo largo, bien cuidado pero con acabado despreocupado, una hipster “no pierde el tiempo” en esas cosas. Una mata que se podría vender a buen precio en el mercado capilar y que a diario irá recogida en un moño (por la noche dejaremos que caiga sobre la cara y habrá que guiarse agarrándose al hombro del de delante por falta de visibilidad). Bonus: el chico que acompañe a una hipster irá siempre con barba y puede que con moño en un alto porcentaje de posibilidades.

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4. Música indie

La clave está en escuchar (con cascos XXL) cualquier cantante/grupo emergente (recuerda a los pioneros de los 40) que cante fundamentalmente en inglés o algún dialecto suahili. Intenta abarcarlos a todos para después, en el caso de que triunfen entre la masa popular, puedas exclamar con indiferencia «ya los había escuchado, pero no suenan como en sus destacados inicios». Los buenos son aquellos que conseguirían dormir a toda la humanidad en los primeros acordes de su único LP. Lana del Rey, los Zombie Kids o Russian Red ya no son hipsters, son mainstream (un minuto de silencio, por favor).

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5. Lynch y Malick

Ellos serán tus mejores amigos en la pantalla grande. No aceptes películas de menos de tres horas que no traten un tema vital de la existencia humana como el fin del mundo a causa de una colisión interplanetaria (Melancolía) o el paso del tiempo a cámara súper lenta (El árbol de la vida). El resto de opciones son basura.

*Truco hipster: las adaptaciones cinematográficas de obras modernas de culto, como On the road, te servirán para hacer crítica del libro y decir que éste era mejor que la película sin haber pasado una sola página.

On the road, esa película que te catapultará al éxito hipster.
On the road, esa película que te catapultará al éxito hipster.

6. Gafas de pasta + libros + café en vaso de cartón

Las hipsters no leen analógicamente y tampoco puedo asegurar que lo hagan digitalmente. En el caso que nos ocupa, el libro tradicional es un mero complemento, como una pulsera o esos pendientes que te regaló tu abuela, porque no puedes llevar accesorios que tengan menos de 20 años, recuerda. La función de estas publicaciones consiste en hacer bonito en la mano y, al entrar lánguidamente y moviendo la falda en la cafetería con encanto del momento, posarlo encima de la mesa e interactuar con el iPad con las gafas de pasta (de mentira) puestas. Lo que nos lleva a los siguientes puntos.

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7. Tecnología

Puede que tengas un aire vintage, pero no desactualizado, por el amor de dios, que estamos en el siglo XXI, el siglo de la modernidad y de todo lo que comienza con «i»: iPhone, iPad, iPod… Al fin y al cabo la manzana es el origen de todos nuestros males, lo dice el Génesis, y una historia con dos mil años de antigüedad es el meta-vintage. La manzana es hipster.

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8. Cafeterías con encanto o tascas pre-romanas

No existen otras opciones. Las primeras tienen un aire decadente de paredes desconchadas y mobiliario rescatado de diferentes amigos, familiares, donativos y vertederos municipales (ARRIBA LA BOHEMIA). En su carta encontrarás cupcakes, popcakes, carrot cakes y muchos tés de importación.

Las segundas son igual, aunque ponen cañas y son fruto del paso del tiempo y de no renovar las banquetas. Pero son viejas, y el viejo es el actual nuevo, y eso mola, porque allí no va la masa, hacinada en los «locales de moda» sin disfrutar de los codazos de la tercera edad, de esa gente vivida y con historia. Gente vintage.

© Gettyimages
© Gettyimages

9. Todo con filtro se ve mejor

Este punto es una perogrullada para una auténtica moderna del siglo XXI, pero lo hemos dejado para el final para que las recién iniciadas en este tema lo comprendieran bien. El gusto por lo viejuno ha quedado claro, esperamos, por lo que es de esperar que cualquier tiempo actual con el ojo pasado se vea mejor: vestimenta, locales… Y para eso Instagram es fundamental, no hay cosa que se cruce en la retina hipster que no pase un filtro y sea compartida en la red social moderna por excelencia.

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10. El hipster SIEMPRE negará ser hipster

Tan sólo es un alma libre en busca de cosas nuevas, de innovación y en constante lucha contra lo establecido, porque le aburre.

Bonus: ¿Trabajan? Sí, claro, los hipsters del siglo XXI trabajan, pero sólo es en tres tipos de profesiones: las relacionadas con el diseño gráfico, aquellas que incluyan la palabra online o los puestos con nombre en ingles (brand manager, social media strategist, online contributor, publicist booking manager, etc.).

¿Cuántos puntos de los mencionados cumples ya?

© Silvia Olsen/ASP
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