Se mire por donde se mire, hoy resulta imposible permanecer ajenos a el día mundial del chocolate. En pastelerías y tiendas de alimentación, pero también en webs, tiendas de regalos, Instagram… en estas fechas es difícil no pensar en el dulce de los dioses. Y, claro, tú no te puedes resistir. Y acabas comprando. Y comiendo. No es la primera vez que te pasa, así que te preguntas: “¿Esto es porque tengo adicción al chocolate?”, pues lamentamos comunicarte que no. Que según los expertos ya no vale esa excusa.

Que no, que lo de "es que tengo adicción al chocolate" no vale más como excusa.
Que no, que lo de «es que tengo adicción al chocolate» no vale más como excusa.

Hoy en día las mujeres son las que más chocolate consumen en el mundo. Por países, los que se llevan la palma son los suizos (lógico), los alemanes y los ingleses, por este orden. Pero la afición no es nada nuevo, el alimento era consumido por aztecas y mayas hace más de 2000 años. El “problema” con el dulce marrón no surge sin embargo hasta mucho después, hasta que en el siglo XVIII un joven doctor mexicano, José Bartolache maldito sea, lo consideró como algo dañino. Se quedó muy a gustito sentenciando que la histeria que sufrían algunas mujeres y monjas era culpa del chocolate.

Sí, esta imagen está aquí para probar tu nivel de resistencia. © Marquez
Sí, esta imagen está aquí para probar tu nivel de resistencia. © Marquez

Pero, ¿realmente somos adictos al chocolate?

¿Se puede resistir la tentación de dar un buen mordisco a una tableta? Parece que no, que cuanto más lo evitamos más aumenta el deseo pero, según explica un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bristol, no es exactamente así: “Los chocoadictos están de enhorabuena, aunque piensen que no pueden controlar la ingesta de este producto azucarado, no se trata de una adicción”, explica a Reuters el psicólogo Peter Rogers. “El comportamiento hacia la comida puede parecer adicción en situaciones extremas, pero el chocolate no cumple el criterio”, añade el experto. Varios científicos habían señalado con anterioridad que algunos de los componentes de este alimento –como la feniletilamina– producen excitación en el cerebro, “pero este componente aparece también en otros ingredientes como el aguacate o el queso, que no producen adicción. Lo que puede ocurrir es que veamos al chocolate como un deseo prohibido, delicioso pero malo”, agrega Rogers. Es decir, según el británico el chocolate es deseado, pero no adictivo, eso sí, “debido a las normas sociales puede hacerse resistente”.

Cara Delevingne tentándonos con una caja de bombones.
Cara Delevingne tentándonos con una caja de bombones.

Es fácil encontrar estudios que defienden las virtudes del chocolate (el consumo del negro está vinculado con beneficios para el corazón), pero también son muchos los científicos que advierten que no deja de tener un alto contenido en azúcar y grasa “que acabarían de un plumazo con todos sus beneficios”.

Los expertos de Mundopsicologos.com añaden: “No hay que confundir adicción con deseo”, porque el chocolate no crea nada de lo primero. En las adicciones, para que sean tal, debe aparecer el síndrome de abstinencia, que provoca malestar por el hecho de dejar de consumir la sustancia en cuestión. En cambio, si hablamos de deseo, “eres tú el que se siente mal por cualquier otra cosa (bajos niveles de azúcar, mucho estrés, falta de descanso, síntomas depresivos…) y buscas satisfacerte comiendo chocolate”, terminan estos expertos.

Nada de adicción. Que dicen los expertos que todo está en tu mente a la hora de caer ante el chocolate.
Nada de adicción. Que dicen los expertos que todo está en tu mente a la hora de caer ante el chocolate.

Sí que existe la adicción a la comida, y de ella también se desprende la falsa creencia de que el chocolate provoca el mismo efecto. Se define como “comer sin control, ingerir cantidades excesivas de alimentos y seguir haciéndolo a pesar de las consecuencias negativas para el organismo”, según define la Escuela de Salud Pública de Harvard. Para estudiar este trastorno se ha utilizado muchas veces el chocolate, por su alto contenido en grasa y azúcar, y de ahí que en ocasiones se haya extrapolado al hablar de adicción.

Charlie y la fábrica de chocolate.
Charlie y la fábrica de chocolate.

En un estudio publicado en los Archivos de Psiquiatría General de EE.UU., investigadores de la Universidad de Yale concluyeron que consumir chocolate produce en el cerebro una sensación relajante que disminuye la actividad de áreas destinadas al control de impulsos, “algo que ocurre también en personas que son adictas a las drogas”. En este sentido, si hablamos de paralelismos entre la adicción a las drogas y a la comida, no se nos puede olvidar un dato importante: la comida es necesaria para la supervivencia.

"Consumir chocolate produce en el cerebro una sensación relajante que disminuye la actividad de áreas destinadas al control de impulsos".
«Consumir chocolate produce en el cerebro una sensación relajante que disminuye la actividad de áreas destinadas al control de impulsos».

Lo que hace del chocolate algo difícil de tratar, continúan los expertos de Harvard, es que “no podemos parar de comerlo”, exista adicción o no.

Así que, “la próxima vez que quieras comer chocolate, para y piensa”, prosiguen. Si finalmente deseas comerlo, céntrate en cada bocado y cómelo despacio, para ampliar el placer. Pero intenta controlar el deseo de vez en cuando, finalizan los expertos, “tendrás una vida más sana”. Una con chocolate, pero también con otros placeres.

"El chocolate es felicidad", dice Taylor Momsen.
«El chocolate es felicidad», dice Taylor Momsen.