Ser soltera en un mundo en el que vivir en pareja (y con papeles mediante) sigue siendo el modelo de relación mayoritario, es una situación que me gusta comparar con el guión de la serie The Walking Dead. Tú eres el protagonista, Rick Grimes, y todos a tu alrededor se han vuelto zombies, salvo contadas excepciones.

Me río yo de Frank de la jungla y de Bear Grylls, el último superviviente. Es más fácil hacer frente a una manada de leones hambrientos en mitad del Serengueti, que vivir en una sociedad plagada de matrimonios. Vaya, que solo las palomas qué bonicas, pero qué sucias superan en número a las parejas casadas. He dicho.

Y eso con suerte, porque la auténtica zombie también podrías ser tú… © Cordon Press

Tu vida se convierte en cenas donde ya no estás de sujeta velas, sino que directamente te has convertido en Lumière; sábados noche excitantes que han pasado a ser un «vente a mi casa que vamos a hacer una cata de vinos» o las temidas citas a ciegas con algún amigo del marido de una de tus MBF (Married Best Friends). Importante chicas casadas: los amigos de tu esposo qué gran palabra no son los míos.

¿Otra cita a ciegas con un amigo de Juanma? ¡Me apetece muchísimo, Pilar! Gracias.

Y es que, tras el jolgorio, los ríos de alcohol y el desmelene general de la época de las bodas, llega el temido momento de asumir que donde van ellas van ellos, y viceversa. A ver, que todo guay. Que para algo se han casado. Así pues, las cosas cambian un poco BASTANTE. Y no te digo nada de cuando se convierten en orgullosos papás y mamás. Pero ese melón lo abrimos mejor otro día.

Nadie ha dicho que sea fácil, pero ser soltera en un mundo de casados puede ser divertido e incluso apasionante. ¿No me crees? Lo único que tienes que hacer es adaptarte al nuevo entorno que te rodea. De hecho, si los dinosaurios me hubiesen hecho caso en esto, seguirían vivos. Mala suerte. A continuación, la guía que te llevará a ser la soltera más feliz en este mundo de alianzas. Y no me refiero a las de Juego de Tronos.

  • Las noches son para las singles

Regla número uno y principal. Jamás, jamás, jamás, quedes con un matrimonio by the night. Que aquí nos queremos todos mucho, pero a Cleopatra lo que es de Cleopatra. Cuando el martes por la tarde te llame Pilar para decirte, «oye, que Juanma y yo queremos verte el finde. ¿Estás libre?» Tú debes contestar: «Mañanas y tardes sí. Las noches las tengo ocupadas». Y a poder ser organiza una comida. ¿El motivo? Si pillas por la noche, a ver quién es la guapa que se levanta a desayunar con ‘señor y señora felices para siempre’.

Y sí, quizás aún no te haya salido plan para el saturday night live, pero es mejor tener la agenda libre por lo que pueda pasar. ¿Es mentir decir que tienes la noche ocupada? No si consideramos que quedarte en casa con una botella de vino o haciéndote las (s)ingles se puede considerar un plan tan válido (y divertido) como cualquier otro.

Esta serás tú, tooooodo el ‘breakfast’.
  • Juega la baza de la soledad

Esta técnica consiste en obtener una ventaja de algo que, a primera vista, es todo lo contrario. En una sociedad en la que la soledad, aunque sea elegida, no llega a entenderse del todo, sácale partido. Ejemplo: te apetece muchísimo ir al cine o a cenar a ese sitio de moda, pero no quieres ir sola en esta ocasión. Ahí es cuando deber mostrar la carta del «estoy sola».

«¿Y si nunca encuentro a nadie, Pilar? Porque claro, tú tienes a Juanma y no lo entiendes». ¡Bingo! Pilar irá a decirle a su marido que tienes una crisis y que la necesitas más que Victoria Beckham a sus tacones. ¡Entradas o mesa para dos, por favor!

Así, muy bien. Con lloro y lluvia incluidos.
  • Habla de tu vida sexual con ellos

Como lo lees. Si tú tienes que escuchar la historia de cómo fueron sus vacaciones navideñas en casas de sus respectivas familias, Pilar y Juanma tendrán que asistir a tu relato sobre tu agitada agenda sexual. Y claro, te digo yo que así la próxima vez que quieren darte la brasa con ‘matrimoniadas’ se lo pensarán dos veces.

Así, sin cortarte un pelo.
  • La estrategia del tuppersex

Que tus amigas estén casadas puede ser la fórmula perfecta para ahorrar los fines de semana. Para que te hagas una idea. Los domingos, las parejas casadas son para las solteras lo que los padres a los hijos. El lugar al que acudir para encontrar un buen plato de comida casera caliente tras una buena fiesta.

Adiós a la fast food por un día y a la pasta con atún, ¡el paraíso gastronómico se abre ante ti! Además, Pilar te preguntará si quieres llevarte un tupper a casa. ¿Hace falta que te diga cuál debe ser tu respuesta? En realidad, les estás haciendo un favor para cuando tengan descendencia. Piensa en ti como una especia de hija en prácticas con las que ellos pueden ver si están o no preparados. De nada.

¿Cuánto hace que no disfrutas de la comida como lo hace Ratatouille?

Y el consejo más importante y básico de todos…

  • No pierdas nunca la amistad con una pareja casada

Os necesitáis tanto como un alérgico a su inhalador. Cierto que habéis elegido caminos muy diferentes en la vida, pero ellos aprenden cosas de ti y tú de ellos. Toda mujer casada necesita una amiga soltera que la saque de fiesta cuando discuta por décima vez con sus suegros o que la escuche cuando se queje de la manía de su marido por no comprar pan integral. Y toda chica soltera necesita una amiga que haya pasado por el altar que la ‘adopte’ en su sofá familiar cuando esté de bajón porque una cita le ha ido mal o le diga que siempre habrá un cuarto para ella en esa casa. ¿Acaso no fue eso lo que hicieron Monica y Chandler con Joey?

Y recuerda que la nevera de Mónica y Chandler era también la de Joey.