«Me ha salido un bultito en la vagina» nos contaba mi amiga Patricia no es su nombre real, of course, que a este paso me quedo sin amigas hace unos meses. ¿Pero dónde?, maticé yo. «Pues chica, no sé, en la vagina», me contestó ella un tanto ofendida. No era la primera vez que me sucedía algo así. Durante muchas de las conversaciones calificadas para mayores de 18 años que tengo con mis best friends forever, me doy cuenta de que ninguna de nosotras tiene muy clara la anatomía de la vagina.

«Me ha dicho el ginecólogo que lo que me pasa es que tengo las labios menores más grandes que los mayores» nos dijo un día Carmen no yo, ¿eh? ¿Ein? Mi cara fue todo un poema. Al ver nuestros rostros de sorpresa, matizó: «Bueno, o algo así». Maravillada ante esta confesión le dije: «¿Y no le has dicho que te lo explicara?». «Me ha dado vergüenza», contestó con la voz apagada.

Fotograma de la segunda temporada de ‘The Girlfriend Experience’.
  • Con V de vergüenza y de vagina

Ahí estaba de nuevo. Ese sentimiento de pudor que nos acompaña a las mujeres durante toda nuestra vida sexual. Algo que los hombres, cómo no, ni tienen ni conocen. Mis amigos hablan con total naturalidad de su pene y se lo colocan 452 veces si hace falta porque no encuentran la postura más cómoda en esos pantalones pitillo tan modernos como peligrosos para su esterilidad. Ellos pueden rascarse libremente, nosotras no. Las señoritas no hacen eso. Manda huev… nunca mejor dicho.

Exacto, pero la sociedad les ha dado la espalda.

Y claro, así pasa. Nos da vergüenza tocarnos, explorarnos e incluso preguntarle al ginecólogo sobre nuestro aparato genital. ¿Habéis visto la película Tomates verdes fritos? En ella, una maravillosa ama de cocina de unos 50 años acude a un taller sobre sexo en el que les hacen mirarse la vagina con un espejo. Absoluta maravilla. Más que nada porque estoy segura de que la mayoría de nosotras nunca se ha visto esa parte del cuerpo. NUESTRO cuerpo.

Todas deberíamos hacer esto en algún momento de nuestras vidas.

Así pues, hoy estoy dispuesta a que aprendamos un poco más sobre nuestra vagina y que dejemos de verla como algo misterioso y desconocido. Bienvenidas a Anatomía de una vagina. Pasen y aprendan.

  • ¿Qué es realmente la vagina?

La pregunta del millón, sin ninguna duda. Muchas de nosotras nos hemos acostumbrado a llamar así a todo nuestro aparato genital. Sin embargo, la vagina es un conductor fibromuscular elástico que se extiende desde la vulva hasta el cuello del útero y que forma parte de los órganos genitales internos.

La vulva, sí, otra gran desconocida.

Eso sí. La vagina cuenta con una apertura externa que es la que puede estar cubierta parcialmente por una membrana llamada himen. El famoso himen, sí.

  • ¿No es lo que veo a simple vista?

Pues no, amiga del alma querida. Las partes íntimas a las que tú tienes acceso con la mirada son el monte de Venus, los labios mayores y menores, el clítoris, el vestíbulo muy fuerte lo sé, tenemos vestíbulo, como en los hoteles, el orificio de la uretra y el orificio vaginal (que es como la entrada a la vagina). Para ver este último debes apartar los labios menores.

  • Vale, pero entonces ¿qué partes forman la vagina?

Me alegra que me lo preguntes. La vagina comprende el himen, el punto G, el cuello del útero o cérvix y el suelo pélvico.

Lo sé, amigui, por eso te lo cuento.
  • ¿Y cuáles son sus funciones?

Podríamos decir que la vagina es multitarea, como tú. Permite las relaciones sexuales y el parto, además de canalizar el flujo menstrual mensualmente. Un 3×1 en toda regla. Broma fácil y mala.

  • Algunos datos curiosos sobre la vagina

Al ser una gran desconocida, atenta a estas puntualizaciones que te van a dejar MUY sorprendida:

  1. Mide una media de 8 centímetros de ancho. Variando entre 7 y 10 cm.
  2. Puede llegar a crecer un 200% durante el coito y mucho más durante un parto, siendo la parte más flexible de tu cuerpo.
  3. Al llegar al orgasmo, los músculos de la vagina se contraen y esta disminuye su tamaño hasta un 30%.
  4. El clitoris tiene 8.000 terminaciones nerviosas, que son muchas. Y muchas más que el pene, que tiene solo 4.000.
  5. Contiene una sustancia que puede encontrase en el hígado de los tiburones llamada escualeno. Este actúa como lubricante natural.
  6. Puede que nunca hayas tenido himen. Aunque la mayoría de mujeres nacen con esta membrana, algunas no, y es perfectamente normal.
  7. Estar mucho tiempo sentada puede aumentar el riesgo de sufrir una infección vaginal por bacterias. El motivo es que la zona genital se calienta y se incrementa la humedad.
  8. El tono muscular de la vagina puede llegar a ser tan fuerte que la fuerza de esta puede atrapar al pene haciendo que no pueda salir. Esto se conoce como penis captivus. Aunque se dan muy pocos casos en el mundo, tranquila.
  9. El exceso de limpieza tampoco es recomendable porque puede afectar al equilibrio saludable de las bacterias y del nivel de Ph (que, por cierto, es distinto del resto del cuerpo para acabar con las bacterias).
  10. La dieta y la ovulación afectan al olor de nuestra vagina.
  11. La vagina NO se dá de sí por practicar mucho sexo. Si bien es cierto que tras cada encuentro sexual se expande, el músculo vuelve a su estado inicial al terminar. Eso sí, la edad y (en el caso de algunas mujeres) el parto sí pueden hacer que el músculo pierda firmeza.
Ojito con esto.

Así pues, ni todo el monte es orégano ni todo nuestro aparato genital es vagina. Y si tienes dudas, déjate la vergüenza en casa y pregunta. La mitad de la población mundial tiene una.