Scarlett Johansson ha demostrado no tener pelos en la lengua. Con dos matrimonios a sus espaldas (Ryan Reynolds y el periodista Romain Dauriac) y una hija de de dos años, la actriz cree que «no es natural ser monógamo».

«La monogamia requiere mucho trabajo, por lo tanto no es natural».

Unas declaraciones que, de primeras, sorprenden; especialmente si vienen de alguien que ha creído en el amor y en la fidelidad en dos ocasiones: «La idea del matrimonio es muy romántica y puede ser muy bonito llevarlo a la práctica», confiesa en una entrevista para la revista Playboy. Entonces, ¿dónde está el problema? «Puede que me critiquen por esto, pero solo se consigue lo anterior con esfuerzo. Mucho. La monogamia requiere una gran cantidad de trabajo, por lo tanto no es natural. Es algo a lo que yo le tengo un gran respeto y en lo que he participado, pero, definitivamente, creo que va contra nuestros instintos más profundos», sentencia.

Tras dos matrimonios fallidos Scarlett tiene claro que la monogamia no es natural. © Getty Images

¿Tiene razón la protagonista de Lost in Translation? La misma pregunta y las mismas dudas me asaltaron durante un safari en Tanzania, cuando delante de los leones el guía se giró y señaló: “Y es entonces cuando el león copula con todas las hembras”. ¡¡¿Cómo que con todas?!! “Él ha ganado a otros machos para hacerse con el control de la manada. Así que ahora debe demostrar su supremacía teniendo descendencia. Es la naturaleza. Ellas quieren tener cachorros con un macho que pueda defenderlas y tenga buenos genes. El resto no importa”, me contestó con tono socarrón.

Aquella conversación me hizo reflexionar sobre que en más de una ocasión los humanos nos comportamos un poco como leones. ¿Sería la monogamia un invento de El Corte Inglés (como la Navidad, la vuelta al cole y San Valentín)? Dispuesta a resolver este misterio, me dispuse a sumergirme en el peliagudo porqué de la monogamia. No fue tarea fácil.

Disney nos la coló, pero bien, con lo de Simba y Nala. Se me ha caído un mito.
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  • Los humanos somos unos mamíferos muy raritos

En el estudio El infanticidio masculino conduce a la monogamia social en los primates, Christopher Opie, antropólogo de la University College London, apunta que “viven en pareja el 90% de los pájaros, pero menos del 3% de los mamíferos”. ¿Son entonces los matrimonios, dos canarios en una jaula? Siguiendo con el mundo animal, Dieter Lukas y Tim Clutton-Brock el pobre tiene apellido de malo de Harry Potter, de la universidad de Cambridge, plantean una interesante teoría en la publicación La evolución de la monogamia social en mamíferos: “La monogamia se da más en aquellos territorios donde el número de hembras es menor, pero solo porque los varones quieren asegurarse de que los cachorros son suyos y por eso se pegan a ellas”. La conclusión no puede extrapolarse directamente a los humanos por razones evidentes (el resto de mamíferos tampoco prepara paellas ni juega al Candy Crush), “somos animales muy inusuales”, aclara Dieter, pero sí hay puntos comunes: “Estoy lejos de convencerme de que seamos monógamos por naturaleza”, sentencia su compañero.

  • ¿Vivimos en una sociedad monógama solo en apariencia?

Si en los animales mamíferos la monogamia se da bien por razones de supervivencia, para mejor manejo de los alimentos o por seguridad, ¿qué ha llevado al ser humano a adoptar este comportamiento? ¿Es la monogamia el modelo de relación natural entre personas? “Si hablamos exclusivamente del ámbito sexual, probablemente no”, sentencia la psicóloga Blanca López Campos.

Sí, como han leído tus ojitos, y como Scarlett defiende, la monogamia sexual desafía de alguna manera nuestros instintos más primarios. “Al igual que en el resto de mamíferos, el ser humano no es monógamo por naturaleza. Algo que se ve claramente en los conceptos de monogamia sucesiva -varias parejas estables a lo largo del tiempo pero con fidelidad en ellas- y monogamia aparente -tener una pareja estable aunque se tienen relaciones extramatrimoniales-”, continua la psicóloga.

Esto explicaría (que no justificaría, ojo) la cantidad de personas infieles que conozco.  Y no, no voy a dar nombres, cotillas. Analizadlo, ¿cuántas os habéis topado con hombres y mujeres que llevan una doble vida sexual? Y aquí no estamos hablando de relaciones abiertas, consensuadas por ambas partes. Concretamente, según la última encuesta realizada por el CIS sobre el tema, el 20% de los españoles, tanto hombres como mujeres, son infieles. Aunque múltiples estudios aseguran que entre el 40% y el 50% de la población adulta ha mantenido una relación sexual con alguien que no era su pareja en alguna ocasión. En cualquier caso, estamos j**idos.

Está claro que deberían enseñarnos más cosas del 'Señor Monogamia' en el colegio. ¿A qué sí Jess?
Está claro que deberían enseñarnos más cosas del ‘Señor Monogamia’ en el colegio. ¿A qué sí, Jess?
  • El felices para siempre

Ese “soltera a los 30, ¡pues fea no eres!”, o el recurrente “¡Te vas a quedar para vestir santos!” son solo dos ejemplos de cómo la sociedad nos empuja hacia un ideal en pareja que se entiende como fin último y sinónimo de éxito en la vida (junto al todoterreno en la puerta del dúplex, la casa en la playa y la parejita de hijos, por supuesto). Comentarios que demuestran, según López Campos, “que la monogamia tiene parte de elección personal y parte de imposición social. La idea de estabilidad que se ha instaurado en nuestra sociedad es la de la convivencia en pareja”. Aunque cada vez más aparecen y se normalizan nuevos modelos de familia, lo cierto es que todavía, si no cumples la norma «eres cuestionado continuamente», aclara la psicóloga López Campos: vivir al margen de la monogamia (de todas) sigue siendo un tabú.

  • Elegir monogamia

Sea cual sea la elección de cada uno, intriga saber qué beneficios tiene la monogamia (tanto la sexual como la social): “Lo beneficioso de ser monógamo es la planificación de una vida familiar, el ahorro económico, la distribución de recursos para el cuidado de los hijos, la no soledad, realización de proyectos en común… Además de todas aquellas vivencias positivas que implica estar con otra persona con la que compartes una forma de vida y a la que quieres”, explica la doctora colocando por fin sobre la mesa los sentimientos. Vamos, que animales y humanos aceptamos en determinadas situaciones tener una pareja por los beneficios que sacamos de ello; con la salvedad que en en caso de los humanos le hemos añadido la coletilla de “estar enamorado” ¿sería Disney?

Eso sí, la psicóloga advierte de que profesar la monogamia sin estar convencido o simplemente para evitar la soledad es un grave error: “Pueden aparecer celos, desconfianza, discusiones…”.

Un simple yogur puede acarrear graves enfrentamientos. Ojito.
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