No es la primera vez que sucede. Una amiga me contaba el otro día que tenía la sensación de que había tenido una cita con un fantasma. ¿Es mi amiga Iker Jiménez? No, pero según ella, las experiencias paranormales en el mundo citas parecen estar al orden del día. “¿Y por qué crees que era un fantasma?” le pregunté yo con la curiosidad de un fan del misterio. “Le conocí en un bar, por la tarde, estuvimos hablando y riéndonos varias horas y nos cambiamos los teléfonos. ¡Hasta nos besamos antes de despedirnos! Dos días después, le llamo y resulta que el número que me dio no existe. ¡Tiene que ser un fantasma!” Me sentí bastante desilusionada porque me di cuenta claramente de que no estaba ante una historia de presencias inquietantes y ectoplasma. “Amiga, o es un fantasma o un gilipollas.”

¿A quién vas a llamar?
¿A quién vas a llamar?

Lo malo es que no es el peor caso. El fantasma es el tío súper-mega-chupi ideal, con el que empiezas a quedar, con el que todo parece ir sobre ruedas y que, un buen día, sin motivo aparente, desaparece como si nunca hubiese existido. Se desvanece de tu vida hasta el punto en el que llegas a preguntarte si ha muerto… hasta que una noche le ves a lo lejos de la mano de una rubia y decides salir corriendo del bar en el que te encuentras porque prefieres arriesgarte a un sinpa involuntario, que a tenerlo cara a cara una vez más. Sea como sea, lo que queda claro es que este chico no quería volver a verte y, aunque hay formas más adultas de afrontar esta situación, la cobardía es una baza que muchos deciden jugar para evitar una situación de confrontación, aunque sea un escenario más maduro.

Fantasmas no, gracias.
Fantasmas no, gracias.

Si tu cita, ligue, rollo, ‘amigo’, etc es así, no vas a poder hacer nada para evitar este comportamiento, pero lo que sí que está en tus manos es empezar a captar ciertas señales que indican que estás ante un fantasma. No esperes que baje la temperatura de la habitación, ni que se caigan objetos al suelo como por arte de magia. Por suerte, las señales de estos fantasmas son más sutiles y es más fácil lidiar con ellas.

“Otra interacción exitosa con un hombre”.
“Otra interacción exitosa con un hombre”.
  • Whatsapps, mensajes, llamadas… Nunca da el primer paso.

No se trata de que aparezca el double check en azul y tarde horas o días en contestar, esto va de que siempre eres tú la que le escribe o llama para veros. Si ves que este patrón no es esporádico y empiezas a sentir cierto desinterés, lo más probable es que, efectivamente, no le intereses y acabe desapareciendo. Que no te pille por sorpresa.

  • Sus respuestas son demasiado cortas y directas.

Lo normal en una pareja, sobre todo al principio, es que se cuenten de todo, desde sus batallitas de universidad hasta anécdotas ridículas de la infancia y las conversaciones se suceden, dando paso unos temas a otros de forma completamente natural. Si ves que durante vuestros encuentros tú eres la única que hace por conversar y que por mucho que le preguntas sus respuestas son tan directas que no da pie a que sigas hablando con él, malo.

“Si no quieres quedar conmigo, vale, lo cojo, pero estás equivocado y te odio”. Es la mejor forma de afrontar este momento.
“Si no quieres quedar conmigo, vale, lo cojo, pero estás equivocado y te odio”. Es la mejor forma de afrontar este momento.
  • Siempre tiene excusas para irse pronto.

Si tras la primera cerveza se acuerda de que tiene algo importantísimo que hacer y se va corriendo, sospecha. Pero entonces, ¿por qué queda contigo para irse al poco tiempo? Puede que esté tanteando si le gustas de verdad o no, pero si esto ocurre más de una vez, no tiene buena pinta.

No te fíes ni de Casper, no hay ni uno bueno.
No te fíes ni de Casper, no hay ni uno bueno.
  • Siempre está ocupado.

Es una variación de la situación anterior pero quiere decir lo mismo. Cuando una persona quiere verte, hace lo posible por verte. No hay secreto. Incluso si en realidad está muy ocupado, intentará llegar a vuestra cita o querrá posponerla proponiendo él otro plan alternativo, pero ahí estará para pasar un rato contigo. Ahora bien, si siempre está ocupado y no parece tener huecos para ti, lo más seguro es que no los tenga.