Vives en un país privilegiado por muchas razones, y lo sabes. No es un ataque patrio, al menos en cuestión de playas: España cuenta con una de las legislaciones más tolerantes en lo que al nudismo se refiere. De hecho, en nuestros aproximadamente 8.000 kilómetros de costa podrías quedarte desnuda sin riesgo a que la autoridad te llamara la atención (ojo: supuestamente. No nos responsabilizamos de tus actos playeros). Y si estuvieras en Canarias, mejor que mejor, ya que un tercio de sus playas son nudistas.

En cualquier caso, una playa nudista no solo significa perder la vergüenza, cualquier pudor y, sobre todo, el mínimo complejo: visto un nudista, vistos todos. Si es la primera vez, tranquila: hazlo pensando en que nadie te mira… y acertarás. A los nudistas de verdad les da igual qué tengas y en qué condiciones. Y, poco a poco, verás que a ti también te da igual. Después, descubrirás que estas playas son auténticos paraísos: el agua y la arena están más limpias, hay mucha menos gente y lo que, desde luego, queda desterrado son las familias con neveras, niños y bolsas gigantes de patatas.

Por ello, si te animas, aquí te ofrecemos un pequeño listado de nuestras playas nudistas preferidas. Y porque las hemos probado, no por otra cosa. 😉

 

Si la isla ya atrae como un imán gigante, la península de Jandía, al sur, abierta completamente al Atlántico, atrapa a cientos de nudistas en una de sus playas, la de Cofete, en la localidad de Morro Jable. Estamos hablando de la playa nudista más grande de España, con 14 kilómetros de arena para pasearse y bañarse desnudo.

Además, el entorno que la rodea es privilegiado: de momento, es uno de los lugares menos frecuentados de la isla y, a su alrededor, no encuentras una edificación en muchos kilómetros. Bueno, solo los restos de un pueblo abandonado y su correspondiente cementerio, al borde de la playa. Por cierto, la isla cuenta con leyendas para aburrir, como las de las luces de Mafasca que aparecen por las noches o la de que, durante la Segunda Guerra Mundial, fue la base de una flota de submarinos nazis que se ocultaban allí (hay una novela de Alberto Vázquez-Figueroa, que puedes leer mientras disfrutas de un buen baño de sol).

Playa de Cofete. © Getty Images
Playa de Cofete. © Getty Images

La Costa Brava cuenta con algunas de las playas nudistas más bonitas dentro de la Península. Girona tiene unos 20 arenales de estas características. La de Illa Roja se encuentra muy cerca de Pals, lo que aporta la dosis cultural y monumental correspondiente, ya que es uno de los conjuntos histórico-artísticos más bellos y mejor conservados de la provincia y, nos atreveríamos a decir, de toda Cataluña.

Esta playa sigue la norma: no es muy grande, pero tampoco está demasiado demandada. Al no estar explotada turísticamente, ocurre lo que ocurre habitualmente en playas más o menos “salvajes”: pronto dejas de tocar pie. A cambio, no tiene corrientes y sus aguas son tranquilas.

Illa Roja. © Getty Images
Illa Roja. © Getty Images

Esta provincia es el oasis de los nudistas y de cualquiera con un mínimo de buen gusto natural. Piensa en el cabo de Gata, por ejemplo. El nudismo en Almería es muy habitual: de hecho, el primer hotel nudista que se abrió en España lo hizo en Vera. Por tanto, aquí podrás tener una inmersión absoluta en el nudismo si así lo deseas. La playa de Vera tiene aproximadamente 800 metros de arena blanca y aguas tranquilas y limpias.

Aquí se practica tanto naturismo que la señalética brilla por su presencia, sin opción a perderse. Esto es importante porque, como suele ser habitual en este tipo de playas, hay que dejar el coche y llegar andando. Y eso ya sabes que mucha gente no lo hace. Por tanto, disfruta de tu semisoledad en cueros.

The sun is going down……. last walk of day……….. sunset mojito

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No puede ser que provincias con entornos naturales que emocionan y embriagan no tuvieran playas que produjeran el mismo efecto. En Cantabria ocurre con este arenal, uno de los más hermosos de todo el norte peninsular.

Es pequeñita, unos 50 metros, pero el espectáculo merece la pena ya que podrás ver el denominado tómbolo, la lengua de tierra que une la playa a la isla del Castro cuando baja la marea. Además, tu intimidad aquí estará bien protegida de mirones, ya que está rodeada de acantilados (de ahí sus pequeñas dimensiones) y, para acceder a ella, hay que bajar unas escaleras que dejan en evidencia a cualquiera que se detenga a “observar”.

 

No podía faltar esa otra provincia adorada por tantos. Las peregrinaciones a Cádiz en verano son casi comparables a las de El Rocío onubense. Si eres cofrade del buen chapuzón, te recomendamos que vayas a la playa de Bolonia, cerquita del Parque Natural del Estrecho y de la Duna de Bolonia, en Tarifa.

Esta playa tiene una parte textil (nombre otorgado por los nudistas a los que llevan bañador) y otra en la que practicar el naturismo, llamada El Chorrito. Tiene cuatro kilómetros e incluso te ofrece la oportunidad de embadurnarte en barro para mejorar la piel. Demostrados o no sus beneficios, cúbrete de barro, échate unas risas y ni te lo pienses.

Bolonia. © Getty Images
Bolonia. © Getty Images

 

No muy lejos de Bilbao, a unos 25 kilómetros aproximadamente, se encuentra este municipio que ofrece una playa completamente abierta al mar y con un espectáculo marítimo ante tus ojos de primer orden, sin ningún elemento, artificial o natural, que impida la contemplación del Cantábrico.

Se trata de una playa de 600 metros de largo protegida por acantilados, por lo que arena y piedras se entremezclan. Como está tan cerca de la localidad, cuenta con bastantes infraestructuras, e incluso con un servicio de socorristas, algo bastante extraño en las playas nudistas, quizá porque los Ayuntamientos piensan que los nudistas no se ahogan…

Atardecer en El Golfo Norte

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El Saler, en plena Albufera valenciana, es ya sinónimo de limpieza y pura naturaleza si se tiene en cuenta que está pegada a un espacio protegido. Por eso, al llegar a esta playa te ves rodeada de pinos y dunas, aunque es probable que te encuentres no muy lejos algún hotel, habida cuenta de que la zona es muy tranquila y paradisiaca.

Esta playa tiene unos 800 metros, su arena es blanca, las aguas limpias y tranquilas y está todo bien señalizado. De nuevo, la única forma de llegar es en coche y, después, andando.

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A esta playa sí que hay que querer ir, ya que ni en el mayor garbeo del mundo accedes de casualidad. Hay que llegar en coche y, después, seguir un camino algo escarpado hasta alcanzarla. Te encontrarás de boca con arena negra volcánica tan típica de Tenerife, una tranquilidad casi total y surfistas a lo lejos que aprovechan las olas del Atlántico, ya que aquí, además de agua, hay bastante viento.

Es recomendable que lleves comida y bebida, pues cualquier puesto para reponer se encuentra lejos.

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Si piensas que se encuentra en un paraje protegido, puedes imaginarte inmediatamente el nivel de transparencia de sus aguas y de limpieza de su arena. Mide unos 350 metros y se la conoce también como la playa de los Alemanes. Aunque es nudista, también encontrarás a bastantes textiles mezclados. Es lógico si se tiene en cuenta que a este paraje natural las visitas con limitadas. Comida y bebida: necesarias. Es más: los residuos no se pueden dejar allí ni en una papelera, sino que deben ir contigo de vuelta a la Península.

Figueiras, en las islas Cíes. © Getty Images
Figueiras, en las islas Cíes. © Getty Images

Para acabar, esta joya de la masificada Ibiza. Se encuentra a unos 15 kilómetros de Santa Eulàlia y en ella no tendrás problema para comprar comida, bebida y tomarte algo cuando te apetezca. Las vistas ya merecen quedarse en pelotas: verás Punta Grossa y el islote de Tagomago. Enlazamos con Formentera para llegar hasta Es Calo, seguramente la nudista más conocida de la pequeña isla, pero no te olvides de otras como Sa Torreta, la de s’Alga, Sa Senyora, las calas Bocs Grans…