Sin apenas darnos cuenta, nuestra vida, o mejor dicho nuestro teléfono, se ha ido llenando de aplicaciones para todo. Con ellas reservamos viajes, entradas, compramos cualquier cosa, chateamos con amigos, escuchamos música… ¡e incluso ligamos! Y es que Tinder no ha pasado desapercibido para nadie. Es tal el éxito alcanzado por esta red social, que incluso cuenta con algunos rostros conocidos entre sus suscriptores (véase el caso del ligón Di Caprio o Hilary Duff).

La idea de 'fiesta' de Leo no tiene nada que ver con la que tienes tú o tengo yo.
La idea de ‘fiesta’ de Leo no tiene nada que ver con la que tienes tú o tengo yo.

Solo era cuestión de (poco) tiempo que a la aplicación de citas más famosa del mundo le saliera un primo hermano solo apto para solteros VIP. Y es que no es la primera vez que algún listo (suponemos que de Silicon Valley) aprovecha el tirón de una red social de mucha fama para “copiarla” en versión super exclusiva. Así nació, por ejemplo, Behomme, una web de intercambio de casas con acceso únicamente para profesionales del diseño y del arte. O dicho de otro modo, un Airbnb de película en el que solo se ve y no se toca, ya que el resto de los mortales no están autorizados a entrar.

Para entrar a la exclusiva Raya tu cuenta de Istagram será escrutada (y descartada al más mínimo atisbo de signo de mal gusto o pocos followers).
Para entrar a la exclusiva Raya tu cuenta de Istagram será escrutada (y descartada al más mínimo atisbo de algún signo de mal gusto o pocos followers).

Ahora la exclusividad ha llegado al terreno de los ligues, porque parece ser que las celebrities también tienen problemas para encontrar pareja. Ya lo decían en aquella telenovela: “Los ricos también lloran”. La aplicación en cuestión se llama Raya y, por ahora, ya se la han descargado Kelly Osbourne, Moby o Raven Symoné. Además se rumorea que por ahí también andan modelos de Sports Illustrated, bailarines profesionales, alguna youtuber gurú de belleza, el hijo de un famoso actor y exgobernador e incluso un célebre cocinero.

Se dice y se comenta que la aplicación ya la tienen en su iPhone varias celebrities de todo tipo y condición.
Se dice y se comenta que la aplicación ya la tienen en su iPhone varias celebrities de todo tipo y condición.

Pero, ¿quién puede entrar en este club privado? El acceso se basa en dos factores: la influencia que tiene una persona en Instagram, que calculan mediante un algoritmo secreto; y el voto de un comité anónimo, que considera, entre otras cosas, la popularidad del soltero. Si además los que te siguen en Instagram ya son miembros de Raya, más puntos para ti. Eso sí, todo previo pago por el servicio de citas elitistas (un mes por unos 7 euros, seis meses por algo más de 25).

Requisitos para entrar en el club: tener muchos seguidores, pasar la aprobación de un comité y, por supuesto, pasar por caja.
Requisitos para entrar en el club: tener muchos seguidores, pasar la aprobación de un comité y, por supuesto, pasar por caja.

Aunque Raya no es la primera aplicación de citas elitistas (hace ya un año nació The League sí es la que opera de manera más clandestina), los medios apenas se han hecho eco de su existencia desde su nacimiento el pasado mes de marzo (poco o nada se ha sabido hasta que hace unas semanas se filtrara el perfil de Kelly Osbourne). Lleva muy a rajatabla su compromiso de privacidad: si la aplicación detecta que un miembro hace un pantallazo a uno de los integrantes, inmediatamente se le da un toque de atención y podría incluso ser penalizado con la expulsión.

De momento quién está tras esta App high class es todo un misterio, igual que el de sus seguidores, aunque con lo jugosa que es la información de los miembros de este club, no nos extrañaría que dentro de poco salieran a la luz más datos sobre Raya.

Raya lleva muy a rajatabla su compromiso de privacidad: si la aplicación detecta que un miembro hace un pantallazo, inmediatamente se le da un toque de atención. © Jorge M. Redondo
Raya lleva muy a rajatabla su compromiso de privacidad: si la aplicación detecta que un miembro hace un pantallazo, inmediatamente se le da un toque de atención. © Jorge M. Redondo