La melena pelirroja más célebre del mundo de la moda (con permiso de Grace Coddington) se apagaba la madrugada del jueves en París, a los 86 años, tal y como confirmaba su hija Nathalie en un comunicado.

La ‘reina del punto’ (así la bautizó WWD en la década de los 60) formó parte de un movimiento encargado de liberar al cuerpo de la mujer, emancipándolo de los códigos de la moda burguesa que habían imperado hasta entonces. Hija de una madre rusa y un padre rumano, llamó a su filosofía ‘démode’: una contracción de déconstruction [deconstrucción] y mode [moda], un neologismo que expresaba su deseo de crear una moda al servicio de la mujer que la vestía, no a los del couturier.

La prensa americana la bautizó como la 'reina del punto'. © Cordon Press
La prensa americana la bautizó como la ‘reina del punto’. © Cordon Press

Como tantas otras historias de éxito, la llegada de Sonia Rykiel al mundo de la moda fue accidental: “A mí no me interesaba la moda”, explicaba en The Guardian hace tres años. “Mi marido tenía una boutique de prêt-à-porter llamada Laura, pero no había nada allí que me gustara. Yo quería llevar prendas que me hicieran resaltar de la multitud… así que decidí crear algunas para mí”. Y así, buscando prendas para lucir durante su primer embarazo, terminó creando un imperio cimentado sobre vestidos confortables, abrigos funcionales, chaquetas con prácticos bolsillos y, sobre todo, jerséis de punto.

Un legado de 50 años (la creadora se retiró de su firma en 2012) que nos ha regalado muchas de las prendas que hoy consideramos imprescindibles. Muchos básicos de armario y conquistas por los que le estamos agradecidos hoy:

La diseñadora posando en su casa en 1993. © Cordon Press
La diseñadora posando en su casa en 1993. © Cordon Press
  • El jersey de punto:

Si Sonia Rykiel debe ser recordada solo por una prenda, esa es sin duda el jersey de punto. Su primer éxito arrollador, una aportación que vio la luz en 1962 y que se convirtió en el uniforme de toda una generación de mujeres que lo lucía -sin camiseta debajo- sobre la minifalda de Mary Quant.

De punto y manga larga, ajustado al cuerpo pero suficientemente fluido para no limitar el movimiento; cuando uno de los amigos del matrimonio Rykiel lo vio preguntó que si era para un niño. Desde entonces quedó bautizado como el poor boy sweater [jersey de niño pobre].

Rompiendo todos los esquemas, apareció en la portada del número de diciembre de 1963 de Elle (hasta el momento solo las creaciones de Alta Costura obtenían tal reconocimiento) sobre una jovencísima Françoise Hardy. Pocas semanas después Audrey Hepburn viajó hasta la boutique para comprar cinco suéteres. El resto… lo podéis imaginar.

El 13 de diciembre de 1963 la portada de la versión francesa de Elle cambiaría la historia de Sonia Rykiel.
El 13 de diciembre de 1963 la portada de la versión francesa de Elle cambiaría la historia de Sonia Rykiel.
  • El prêt-à-porter de la orilla izquierda:

En 1968 inauguraba en Saint-Germain-des-Prés la primera boutique que llevaba su nombre. El barrio, epicentro del movimiento cultural parisino a mediados de los sesenta, se convertía también en centro neurálgico de la vanguardia de la moda. Junto a nombres como Emmanuelle Khanh, Michèle Rosier, Jacqueline y Elie Jacobson y, por supuesto, Yves Saint Laurent, Rykiel trasformó el anacrónico sistema de la moda francesa adelantándolo varias décadas e impulsando el prêt-à-porter frente a la Alta Costura que ‘moría’ oficialmente con el cierre del atelier de Balenciaga el mismo año que Sonia abría su tienda.

Sonia Rykiel empezó vendiendo sus creaciones en la boutique de su marido, 'Laura', para abrir su propia tienda en 1968 en la orilla izquierda del Sena. © Cordon Press
Sonia Rykiel empezó vendiendo sus creaciones en la boutique de su marido, ‘Laura’, para abrir su propia tienda en 1968 en la orilla izquierda del Sena. © Cordon Press
  • Las rayas:

Casi tan icónico como el jersey de punto, son las rayas (premio extra si ambos van de la mano). Las líneas de colores “que dibujaban el movimiento de las mujeres” en todos los tamaños y direcciones se convirtieron en un habitual en las creaciones de la casa.

La colección primavera-verano 2001, plagada de las rayas míticas de la casa. © Cordon Press
La colección primavera-verano 2001, plagada de las rayas míticas de la casa. © Cordon Press
  • La camiseta con mensaje:

¿Sabes esa camiseta favorita que guardas en el cajón con un mensaje irónico en la espalda? También se lo debes agradecer a Rykiel. La pelirroja fue de las primeras en incorporar frases en sus creaciones en los años 70: una cazadora de cuero con las palabras ‘black tie’ dibujadas con tachuelas, ‘special edition evening dreams’ grabado en el cinturón de un vestido de encaje… Ella nos enseñó que la moda puede ser divertida y que, en ocasiones, no hay que tomársela demasiado en serio.

Helena Christensen, imagen de Sonia Rykiel en 1992.
Helena Christensen, imagen de Sonia Rykiel en 1992.
  • La libertad de movimiento:

Pero sin duda la aportación de Rykiel de la que más nos beneficiamos hoy es su idea de la moda como un medio, no como un fin. “El jersey se convirtió en un símbolo de los setenta. Era el alter ego de los pantalones vaqueros. Pero en el fondo era una historia de libertad de movimiento; de mujeres que no querían ser reducidas por sus ropas, si no adaptarlas a la manera en la que se sentaban, a la manera en la que conducían o corrían detrás de un autobús”, reflexionaba su hija Nathalie en The Guardian.

Si Coco Chanel transformaba en los años 20 el mundo de la Alta Costura, Sonia y sus compañeros de generación lo echaban abajo sentando un nuevo precedente: animaron a las mujeres a ser excéntricas, a crear sus propios estilos y, sobre todo, a adaptar la moda a sus cuerpos (no al revés).

“Me di cuenta que la belleza estaba en la desnudez. Quería que las mujeres llevaran mis suéteres para dar la impresión de ir desnudas. El propósito no era imponer estilismos si no mantenerme lo más cercana posible al cuerpo de las mujeres y a su libertad de movimientos”.

Gracias, Sonia Rykiel. © Getty Images
Gracias, Sonia Rykiel. © Getty Images