Llevas desde noviembre buscando un vestido para la boda de Fulanita, te has visto nuestra galería de 50 opciones de arriba abajo, has repasado todas las tiendas habidas y por haber y, fíjate tú cómo son las cosas, ninguno de los diseños ha conseguido calarte.

Pues oye, no vayas a sufrir ahora por eso, que no hay de qué: lo primero, no te obsesiones con llevar vestido. Es la opción más clásica, sí, pero las normas del protocolo en bodas son cada vez más difusas y el abanico de posibilidades donde elegir, mayor. Y lo segundo: ¡¿por qué te angustias si sabes que tú trabajas mejor bajo presión, cuando quedan dos días para la boda?!

desperate-housewives-thats-true-gabrielle-gif

 

Como decíamos, las alternativas al vestido de invitada son perfectamente válidas en los muchos eventos que están al caer. Además, pueden resultar mucho más económicas que el vestido de princesa: seguro que tienes un pantalón arreglado en el armario que puedas combinar con una blusa de temporada y un bolso de mano llamativo. O, ¡mejor aún! Si inviertes en una falda midi plisada y un body, te asegurarás de que ambas piezas volverán a pisar la calle contigo, por separado, en cualquier otro día de verano, con o sin celebración de por medio.

El combinar prendas, además, te alejará de los modelitos del resto de asistentes, pues sois tú y tu oh, prodigiosa mente creativa quienes decidís cómo estructurar el look. Vaya, que da igual que lleves el mismo pantalón culotte negro de Zara que Menganita, porque seguro que la pieza superior elegida en cada caso es muy distinta y, al final, lo será también el conjunto. Y si, aún así coincides con alguna de tus amigas el día de la boda, es que tenéis un problema y ahí yo ya no tengo nada que ver.

Si te decantas por una pieza única en forma de mono, podrás decorarlo a tu gusto a golpe de joyas, bolso, zapatos y peinado. Vaya, que ¡por opciones no va a ser! ¡¿De verdad sigues pensando que no tienes nada que ponerte para la ocasión?!

Aquí, por si acaso, 40 píldoras de inspiración:

[galeria]