Moda
Una máscara de Hermafrodita, el hijo de Afrodita y Hermes, —los dioses de la sexualidad masculina y femenina— fue la invitación al desfile de Gucci . Por supuesto, fue entregada en una caja como las que usan en los museos para transportar piezas. Partiendo de a idea de lo andrógino y de la historia de Hermafrodita, Michele dio que la máscara representaba una “manifestación, protección, vanidad y modestia”.
Por supuesto, había máscaras en la colección
Bastantes. Con cristales, como si fueran de luchador con picos, una al estilo de la peor película de terror que les cubría toda la cara y algunas similares a las viseras de los 80s. algunas solo cubrían un ojo inspiradas en el artista Eduardo Costa. En las notas del desfile Michele explicó su elección “La máscara, nos deja mostrarnos como nos parezca y nos deja jugar el rol que creemos es mejor. Es la posibilidad de escoger como ejercer nuestra libertad”.
La colección era un abanico de color
Si algo nos ha enseñado Alessandro es que los colores son parte esencial de Gucci. Pero en esta colección se intensificaron: amarillo, rojo, rosa, un look completamente naranja, morado y azul se vieron en varios looks, acompañados de una extensa selección de telas: seda, pieles, lamé y knit.
El característico guiño católico
El soundtrack del desfile comenzó con rugidos de leones y terminó con el cántico Gabriel’s Message en loop. La relación con el catolicismo es algo que a Michele le ha fascinado y en la colección pudimos ver modelos con crucifijos en el cuello y lágrimas en los ojos.
Give me gold and lights baby!
Los accesorios para esta temporada buscan no solo que elijas un arete, sino que cubras la oreja por completo como las piezas de Eduardo Costa. Si eso no era suficiente para llamar la atención, el set del desfile hacía que lo notaras. 12,000 focos de led en una pared iluminaban a los modelos y los reflejaban en una pared de espejo especial “para reflejar y refractar luces y movimientos”.
Imágenes cortesía Gucci.