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Galería: todas las imágenes del desfile, aquí

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«¡Este año estamos mucho más relajados!», me contaba Álvaro Castejón, 50% de Alvarno, la tarde anterior a su desfile del próximo invierno en MBFWM. Su respuesta contestaba a mi duda de cómo se enfrentaban a esta nueva edición tras haber resultado ganadores del Premio L’Oréal en la del pasado mes de septiembre. “No nos lo van a dar dos veces -continuaba Arnaud Maillard, la otra mitad de la firma, entre risas-, aunque ¡nunca se sabe!”, añadió dejando un cierto resquicio de esperanza a lo que hoy se ha hecho realidad. En efecto, el jurado de L’Oréal ha decidido que la suya bien merecía un segundo (y seguido) premio a la Mejor colección O/I 2015-16. 

© Jorge M. Redondo
© Jorge M. Redondo

Acto seguido, ambos me presentaron las prendas de cerca, hablándome largo y tendido de lo que les había llevado a hacer una colección tan especial. Poco había pasado desde su último show; fue a finales del septiembre pasado cuando la maquinaria se puso a girar de nuevo para encontrar el inicio perfecto para su propuesta de invierno.

La inspiración, cuentan, nace a raíz de las imágenes del fotógrafo japonés Rinko Kawauchi: “Son fotos de naturaleza, de bosques y paisajes, todos ellos con un toque extra de luz. Muy melancólicos. A partir de ahí, y siempre con Japón de por medio, nos fijamos en la cultura Dolly Kei, esas japonesas que son superestrambóticas, que mezclan todo sin preocuparse: cosas vintage con cosas nuevas, con tecnología… Un poco a lo bestia, porque no tienen miedo. Es un mix en un match, y queríamos esa actitud para este invierno”, comenta Álvaro.

© Jorge M. Redondo
© Jorge M. Redondo

Es por eso que las maniquíes han desfilado envueltas en capas, una encima de otra, pero todas ellas con un sentido claro y estratégico: nada está puesto al azar. Las bufandas son gigantes, los vestidos cóctel se superponen a camisas, las botas, infinitas, ejercen de pantalón; y los abrigos… ¡ay, los abrigos! Verdaderos tesoros que más podrían alardear de alta costura que de prêt-à-porter, ¿o acaso no es trabajo de chinos dar forma a una chaqueta con un tejido (repleto) de perlas bordadas?

© Jorge M. Redondo
© Jorge M. Redondo

En cuanto a los colores, utilizan el beige, que para algo su fijación inicial fue aquella naturaleza vista tras el objetivo de Kawauchi: “Se mezcla con blanco y negro, con azul noche y con rojo, que me cuesta especialmente pronunciarlo…”, cuenta Arnaud divertido tras luchar contra las dificultades que su francés materno le impone para decir la erre a la española.

© Jorge M. Redondo
© Jorge M. Redondo

Los complementos juegan a conectarse con las prendas: las sandalias y botas altas, diseñadas en colaboración con Espinela -con el mismo éxito que en la pasada edición, por cierto-, llevan el mismo galón de abalorios bordados que algunos abrigos y vestidos; y los bolsos de mano, en piel de zebra, combinan con la correa de uno de los smartwatches de Samsung diseñados por ellos en una colección cápsula que, por supuesto, también ha subido a pasarela.

© Jorge M. Redondo
© Jorge M. Redondo

En definitiva, la de Alvarno es, sin duda, una colección de invierno de verdad; de las que dices: me lo pondría todo porque, además de espectacular, estaría calentita. Que al fin y al cabo, oye, hace frío: “Hemos jugado con superposiciones de prendas, bufandas enormes… queríamos un ambiente invernal. Hasta los vestidos cóctel y de noche se adaptan al frío en tejidos más gruesos”, afirma Arnaud. Su compañero lo sentencia: “Queríamos esa sensación de estar protegido, cubierto”, sentimiento que han multiplicado con su puesta en escena: un bosque japonés en plena pasarela, la vuelta a aquellos paisajes que, hace menos de cinco meses, les inspiraron para poner este maravilloso invierno en movimiento.

¡Enhorabuena!