Por Mario Suárez

Todas las alarmas saltaban el pasado julio en el universo de la moda. Cerraba Colette, la famosa tienda parisina, pionera en las llamadas concept stores que pueblan hoy las grandes zonas comerciales de todo el mundo. Los rumores sobre si este tipo de negocio –que nació en 1997 en la mítica Faubourg Saint-Honoré de la capital francesa– dejaba de ser rentable ocuparon las redes sociales. Sin embargo, no era ese el motivo por el que esta tienda multimarca de moda y objetos ultraseleccionados, ejemplo de lujo y diseño, echaba el cierre. Su dueña, Colette Roussaux, anunciaba que se jubilaba, comunicándolo con una romántica afirmación: “Colette no puede existir sin Colette”.

El adiós a este espacio es un ejemplo de lo que esta clase de tiendas supone para clientes y propietarios. El dueño de una concept store trabaja casi como un comisario de arte, seleccionando cada artículo personalmente; viajando por el mundo para encontrar las rarezas artesanales; negociando con las grandes marcas para poder comercializar sus colecciones de ediciones limitadas, y plasmando su propia personalidad a través de aquello que vende. Las concept stores son la excelencia de las tiendas multiproducto, y su salud es tan buena que no hay ciudad en el mundo que no tenga ejemplos de ellas en sus principales barrios comerciales.

  • ANDREAS MURKUDIS – BERLÍN

Fue director durante 15 años del Museo de las Cosas de Berlín, así que era natural que Andreas Murkudis creara su propio espacio para exponer y vender sus “cosas”. Así nació, en 2003, la concept store que lleva su nombre, primero en el barrio de Mitte y dedicada solo a mobiliario; ahora en Potsdamer Strasse, en los antiguos talleres del periódico Tagesspiegel, con más variedad de productos. Son dos grandes y relajados ambientes donde encontrar objetos y prendas seleccionadas por Andreas y su equipo, siempre buscando la tendencia. “Cada pieza habla de una historia única y lleva consigo un valor único que crece con el tiempo”, cuenta. Más de 300 marcas, desde cerámicas pintadas a mano a moda de jóvenes diseñadores alemanes. “Es importante tener una buena mezcla de productos y una calidad excepcional que traemos de todas partes del mundo, pero también vendemos artículos y diseños de creadores que tienen sus talleres en Berlín”, añade. Todo en un gran contenedor que es, en sí mismo, un lugar donde el producto brilla en solitario: “Siempre busco una atmósfera de libertad para clientes y objetos, donde ambos tienen espacio para respirar”.

Quien entra a la concept store de Andrea Murkudis, en Berlín, puede tener la seguridad de estar rodeado de piezas muy exclusivas. De hecho, todas ellas han sido selccionadas cuidadosamente alrededor del mundo, para que su espacio solo lo ocupen objetos de pura tendencia.
  • LN-CC – LONDRES

Cuando abrió en 2010, los medios especializados en arquitectura y moda del Reino Unido la denominaron “la tienda más cool del mundo”. Y puede que LN-CC lo sea. Sus siglas vienen de Late Night Chameleon Café y ocupa un almacén del barrio de Dalston, en el este de Londres. Tiene aspecto de refugio de montaña, pero allí se va a comprar moda de firmas como Saint Laurent, Acne o Marni (para él y para ella); también libros y discos, casi siempre ediciones limitadas y rarezas que no se encuentran en el mercado ordinario. “LN-CC ha crecido mucho, tenemos la necesidad de traspasar los límites y modernizar la industria de la moda. Nuestro enfoque es impulsar las cosas hacia delante”, cuenta John Skelton, fundador y director creativo de la tienda. En un espacio futurista –ubicado en un antiguo gimnasio de boxeo–, la madera juega con la tecnología, y el hecho de que el cliente entre en ella a través de un túnel de nave espacial, lo convierte en una experiencia que va más allá de la compra. Su potente página web supone su expansión por el mundo entero.

El pasillo por el que acceder a LN-CC, en Londres, nos lleva a la considerada “la tienda más cool del mundo”.
  • NONOSTANTE MARRAS – MILÁN

Una concept store es también un lugar donde no solo se venden cosas, sino donde ocurren. Lo tenía muy claro el diseñador italiano Antonio Marras cuando creó, en 2012, este espacio que se escapa del concepto estético de este modelo comercial. “Además de ropa y accesorios de mi firma, se pueden encontrar libros, objetos y obras de arte. Pero, sobre todo, se trata de un espacio de encuentro. De algún modo, es una manera de vivir toda la hospitalidad de mi isla, Alghero, en Cerdeña”, dice el creador. Su estética marca todo, como si fuera una extensión de su casa, donde todo el mundo puede quedarse horas y horas. Los muebles, las lámparas, las pinturas, las alfombras y estanterías… todo tiene una historia personal con el diseñador. Situada en Via Cola di Rienzo, en el patio de un edificio de los años sesenta que antes estaba ocupado por artesanos, Marras utiliza el espacio para crear exposiciones, tomar café con pastelitos sardos, hacer presentaciones de libros y encuentros musicales: “Aquí la gente no puede parar de hacer cosas y se llena de energía”.

En Nonostante Marras (Milán), no solo se compran artículos, también es un lugar donde se respira cultura.
  • WER-HAUS – BARCELONA

Más de 400 metros cuadrados de local abierto en pleno barrio de L’Eixample (Aragó, 287) tiene este megaespacio barcelonés que incluye tres ambientes muy bien diferenciados: una tienda multimarca, un restaurante-café, así como una galería de arte y librería. Abierta en 2016 por tres franceses y un catalán apasionados del diseño, sus paredes han acogido algunas de las exposiciones de fotografía y obra gráfica más relevantes de la Ciudad Condal. Su área para los más cafeteros resulta un auténtico must (“cada mes organizamos eventos donde se sirve el mejor café que traemos, después de buscar por todo el mundo”) y en su zona gastro sirven comida sana inspirada en el chef con estrella Michelin Leon Bony. El espacio de Wer-Haus lleva la firma del taller de arquitectura y diseño LaBoquería, jugando con una estética industrial y un patio de luces típico del barrio donde se encuentra. Los muebles de Cristian Herrera Dalmau aportan, además, esa paz que toda concept store se merece y que tanto agradecen quienes entran para comprar… o para dejar pasar el tiempo contemplando sus tesoros.

Puro minimalismo en Wer-Haus, creado por LaBoqueria.
  • PROJECT No. 8 – NUEVA YORK

“A mí me gusta mi dinero donde pueda verlo, colgando en mi armario”, dijo esa ciudadana de la Gran Manzana llamada Carrie Bradshaw, protagonista de Sexo en Nueva York. De esto hace ya 20 años, pero esta ciudad sigue siendo el mejor lugar del mundo para comprar. Para elegir entre tanta oferta, quizá hay que visitar barrios como el Lower East Side, en Manhattan, donde todo ocurre, donde los restaurantes son clandestinos y los artistas del futuro encuentran galería. Allí, desde 2005, cuando este barrio no era hotspot de las tendencias mundiales, ya existía Project No. 8: una concept store que empezó vendiendo moda europea y ha ampliado su oferta a snacks o tratamientos de belleza nicho. “Un enfoque innovador en la venta puede provocar gran felicidad en el cliente”, aseguran sus responsables. Referencia absoluta en las compras en la ciudad, aquí el trato es casi de “colega a colega”; de este modo, cuando recomienden al cliente comprar sus pájaros tejidos a mano o sus mapas temáticos de Nueva York, terminará pasando la tarjeta de crédito con sumo gusto.

La colección ‘Birdwatching by Various Projects’, en Project No. 8 de NY.
  • EL MODERNO – MADRID

En la Movida madrileña, la palabra “moderno” se refería a aquellos jóvenes creativos que rompían normas con su música o su forma de vestir. Inspirándose en este término, nació en 2016, en el barrio de Malasaña, El Moderno Concept Store, “una tienda en constante evolución, donde la cultura y el comercio se mezclan, y que sirve tanto de escaparate para conocer los últimos productos lanzados al mercado, como para estar al día de tendencias de moda o propuestas de estilo de vida”, cuenta David Yerga, uno de sus creadores. Ocupa dos plantas de lo que fue una antigua tienda de telas: la primera para encontrar artesanía en mimbre de Javier S. Medina, papelería de Octaevo o lámparas de Schneid; la segunda para exponer arte o mobiliario de firmas danesas. “Las concept stores son un modelo de futuro porque comprar por Internet es aburrido. Además, las grandes cadenas solo se preocupan por el precio, así que hacen falta tiendas que se integren más en el entorno”, añade Yerga. Está claro que en Corredera Baja de San Pablo, hay que seguir siendo un moderno.

El Moderno, tienda que recupera el espíritu de la Movida madrileña.
  • MERCI – PARÍS

Tiene nombre de agradecimiento y, desde la entrada de un precioso edificio de 1.500 metros cuadrados del 111 Boulevard Beaumarchais, sus dueños lo proclaman. Merci nació en 2009 como misión solidaria de Bernard y Marie-France Cohen, quienes lograron que diseñadores como Yves Saint Laurent o Stella McCartney donaran los beneficios de las ventas de sus productos a proyectos educativos para niños de Madagascar. “Esta es una empresa comercial como cualquier otra, pero está fundada por accionistas que, sinceramente, no son como los demás: solo quieren dar mil veces las gracias a todas las personas que hacen posible que este proyecto vaya adelante”. El primer piso reúne productos del hogar, mientras que la entreplanta acoge colecciones de moda y objetos de decoración, a medio camino entre el loft neoyorquino y la mansión parisina. En su particular patio, se exhibe un coche 600 que van customizando según la época del año; probablemente sea el vehículo más fotografiado de todo Francia… y el que más likes suma en Instagram.

La parisina Merci: una de las tiendas con más personalidad y solidaridad del mundo.

Artículo publicado originalmente en el número noviembre 2017 de Shopping&Style, suplemento de El País.