«Tengo un cariño muy especial a la casa Givenchy y sus preciosos equipos. Quiero agradecer al grupo LVMH y al señor Bernard Arnault darme una plataforma para expresar mi creatividad a lo largo de estos años. Ahora deseo centrarme en mis intereses y pasiones personales». Con estas palabras, Riccardo Tisci, confirmaba la noticia al portal WWD y se despedía de la casa francesa que dirigía desde 2005.

Más de una década de éxitos que el propio Bernard Arnault, presidente y director ejecutivo del Grupo LVMH, así lo resumía: «El capítulo que Riccardo ha escrito con la casa Givenchy en los últimos 12 años representa una visión increíble de éxito y me gustaría darle las gracias calurosamente por su contribución a la firma».

Riccardo Tisci saludando al finalizar uno de sus desfiles. © Getty Images

Cierra así una etapa de éxitos en la que ha colocado a la célebre maison de vuelta en el lugar que le correspondía, en el Olimpo de la industria (donde se encontraba bajo la batuta de su creador, Hubert de Givenchy, o tras la marcha por sus talleres de John Galliano y Alexander McQueen). Además, ha conseguido algo difícil en el panorama actual: aunar este éxito creativo con unos números envidiables.

¿Su secreto? Unas colecciones que han girado siempre en torno a los mismos conceptos: el gótico, la sensualidad, la religiosidad… que ha sabido combinar con elementos muy identificables, un amplio número de vestidos en las alfombras rojas más importantes del mundo y un puñado de it bags colgando de los brazos más observados.

Campaña otoño-invierno 2015/2016 para Givenchy en la que la mismísima Donatella Versace se convirtió en modelo.

Las colecciones masculina y de Alta Costura presentadas hace solo unas semanas pasarán a la historia como las últimas del diseñador italiano, formado en Central Saint Martins, que llegó al trono de Givenchy gracias al empeño de su gran amiga y musa Mariacarla Boscono. La modelo le insistió para que presentara una colección dándose a conocer y consiguió que desfilaran para él muchas de sus amigas tops. El evento, al que acudieron editoras de las cabeceras más importantes y destacados directivos de la industria, le sirvió como trampolín perfecto para firmar pocos meses después su primer contrato con la firma francesa que ahora abandona. Quizá también por amistad.

Según todas las quinielas Tisci se convertiría en el próximo diseñador al frente de la italiana Versace, que no termina de encontrar a un creativo que encaje. Sustituiría así a su íntima Donatella (imagen de Givenchy el pasado otoño, por cierto) y se encargaría del legado de una de las personas que más admira: Gianni Versace.

Mientras, los candidatos a suceder al italiano en Givenchy son muchos, porque el juego de sillas en el mundo de la moda nunca para de sonar: desde Hedi Slimane hasta Alber Elbaz, sin puesto ahora mismo, pasando por Olivier Rousteing (Balmain).