El vestido de la temporada se llama slip dress y se autoproclama primo hermano del candoroso camisón: cortado al bies, en seda, y de tirante fino o espagueti. Pero, aunque eclosione esta primavera -defendido por Balenciaga, Céline, Givenchy, Saint Laurent o Burberry Prorsum-, la propuesta lleva varios años ambicionando un hueco en nuestros armarios. Siempre invariable heredera de las antagónicas versiones que en los noventa presentaban Calvin Klein y Dolce&Gabbana (minimalistas o sensuales respectivamente).

Las propuestas de Balenciaga, Givenchy, Saint Laurent, Céline y Burberry Prorsum. © Mondadori Photo
Las propuestas de Balenciaga, Givenchy, Saint Laurent, Céline y Burberry Prorsum. © Mondadori Photo

La idea de salir en lencería a la calle tampoco tiene mucho de revolucionario. Ya lo hacía la mismísima María Antonieta hace más de 200 años cuando alborotó a todo Versalles posando vestida con una especie de camisón en batista de algodón para su retratista de cabecera, Vigée-Lebrun.

Más recientes pero igual de afianzadas en la memoria colectiva son las imágenes de Michelle Pfeiffer, derrochando sensualidad como Elvira Hancock en Scarface, Kate Moss transparente de Liza Bruce o la malograda Carolyn Bessette-Kennedy, dando el sí quiero de Narciso Rodriguez.

Elvira Hancock nos hizo suspirar por el 'slip dress' en Scarface en 1983. © Cordon Press
Elvira Hancock nos hizo suspirar por el ‘slip dress’ en Scarface en 1983. © Cordon Press

Y es que todo está inventado… o casi. Ahora el vestido lencero se actualiza con las consignas que dictan Gigi Hadid, Rihanna o Dakota Johnson: descontextualizándolo para restarle importancia y luciéndolo bajo camisas masculinas, sobre suéteres de cuello vuelto o con botines.

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